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SIN PERDÓN. De la serie «RECORTES», Nº 99. Por Pablo Romero Gabella

 

3 brocante de Montmatre 06

Brocante de Montmatre

[Foto: LGV París 2006]

 

«No acepto de ninguna de las maneras que se diga que hay una corrupción generalizada en la política; en absoluto voy a aceptar ese tipo de afirmaciones porque no son verdad. Entiendo y comparto plenamente la indignación de tantos españoles ante la acumulación de escándalos. El último que hemos conocido, con la información que tenemos hasta el momento, parece que responde a la codicia personal de los cargos públicos a los que afecta, y no a las organizaciones políticas a las que pertenecen o pertenecían. Por lo que se refiere a las personas que forman parte de mi partido, ya están suspendidas de militancia, y si se confirman las imputaciones serán expulsadas. Pero, en cualquier caso, lamento profundamente la situación creada, y en nombre del Partido Popular quiero pedir disculpas a todos los españoles por haber situado en puestos de los que no eran dignos a quienes en apariencia han abusado de ellos»

[Intervenciones del Presidente Mariano Rajoy Brey, Diario de Sesiones Congreso de los Diputados, 19 de diciembre de 2011/ Diario de Sesiones del Senado, 28 de octubre de 2014]

POSESIÓN MUSICAL O CÓMO FUI INVITADO A UN AQUELARRE. Pablo Romero Gabella

 

DesnudoporRafael  Luna

Desnudo

Rafael Luna

 

El musicólogo británico Raymond Monelle escribió:«la música no es un objeto natural, es fundamentalmente social [no son] solamente sonidos y partituras» (The Sense of Music, 2000). Ese producto social que es la música hace que obras que en su tiempo fueron repudiadas (por críticos, público y/o gobernantes) reaparezcan tiempo después con la fuerza de lo nuevo y seamos seducidos por ellas; como aquella chica que no nos parecía especialmente guapa o atractiva y que más tarde nos produce la sensación de cómo habíamos podido vivir sin ella. La seducción es también un producto social, y la música se compone no solo de sonidos y partituras sino igualmente de sugerencias, turbaciones y obsesiones. Esto mismo creí vivir (porque la vida es en muchas ocasiones un espejismo de lo que creemos sentir) el 24 de octubre pasado en el 4º concierto de la R.O.S.S. en el Teatro de La Maestranza. Y por lo que leo y oigo, no sólo el que esto escribe creyó sentirlo.

   Bajo el título de La fuerza del acero, el director Pedro Halffter propuso tres obras de sendos músicos rusos (Mosólov, Chaikovsky y Prokofiev) que en su origen fueron rechazadas, si no directamente repudiadas.

   Por educación y gustos musicales mi atención se fijó en el famoso Concierto para piano y orquesta nº 1 de Chaikovsky (1874). Sin embargo, no advertí que aquello era sólo el cebo para la celada. Era la puerta de acceso (a través del perturbador romanticismo, para otros simplemente academicismo) a un aquelarre al cual no pensaba estar invitado.

   Como prólogo Halffter recibió al público con tres minutos del apabullante expresionismo futurista-soviético de «La fundición de acero» (1926), único trozo superviviente del espurgo stalinista del ballet El acero de Alexander Mosólov. Algo inquietante y perturbador fue inoculado (tal como hacían los íncubos y súcubos) en el público con aquella recreación del progreso soviético. Aún sobrecogido por los vapores industriales, el Concierto de Chaikovsky me pareció (a mi pesar) algo fláccido, falto de pasión (empero el hacer industrioso de la joven pianista ucraniana Regina Chernychko). Las bellas melodías románticas me parecieron un interludio de algo que iba a acontecer (no sabía exactamente qué).

   Tras el descanso llegó el aquelarre, aquella orgía musical que fue el alfa y omega del concierto: la Sinfonía nº 3 de Sergei Prokofiev, titulada «El ángel de fuego» (1919-1927). Una música inicialmente realizada para una ópera que contaba la historia (nada soviética) de una jovencita poseída por espíritus y que finalmente acabaría en la hoguera, pasando antes por un exorcismo. Lo que pudiera parecer, a ojos del siglo XXI, como una mezcla programática entre El sexto sentido y El exorcista y que le llevó al músico casi un década de trabajo, se basaba en una novela decadente de final de siglo que obviamente no fue muy del gusto de Stalin (el hecho de acero). Pero lo que Prokofiev hizo fue una obra de atmósfera de oscurantismo (como así fue el stalinismo) y de un violento componente erótico (en palabras de Martín Llade en sus certeras notas al programa).

   Los oyentes (como la crítica, por lo que he leído) fueron seducidos por aquel pandemónium de «desquiciantes juegos tímbricos y armonías demoníacas» (Llade dixit). Halffter, tal como si fuera el oficiante de aquel brujeril rito, como aquel macho cabrío de La semilla del diablo, abandonó la luminosidad chaikovskiana y comenzó su particular exorcismo de aquella música antaño repudiada. Nos descubrió el sentido de aquel concierto: adentrarnos en una música de una fuerza arrebatadora, subyugante y a la vez de desasosegadora modernidad. Sus gestos (como si fuera un exorcista) contagiaron a la orquesta (a la sazón en rebeldía profesional con su quehacer como director) y se rindió al aquel vértigo demoníaco. Puro maquiavelismo musical.

   Al finalizar el concierto Pepe Galeote, profesor y compañero al cual debía mi presencia en aquella batahola, nos llevó al grupo de profesores a saludar al director; y éste directamente nos preguntó qué nos había parecido la sinfonía de Prokofiev. La máscara había caído, el exorcismo había tenido éxito, y rendidos sólo pudimos afirmar que nos había encantado. Había caído seducido como Rose Marie al ver su criatura demoniaca en aquel apartamento de los Castevet.

 

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«EL AQUELARRE» DE GOYA (1823) POR RAFAEL LUNA

 

COLOQUIOS (268). Gabi Mendoza Ugalde

 

CaeelsolenelTérmino IRENE RUBIO 2014

Cae el sol en el Término

[Foto: Irene Rubio 2014]

 

—¿Estuviera la vida en los viejos?

—Ya no nos deberían interesar los niños…

—¿Porque han desaparecido de las calles y las plazas, incluso de los verdes parques…, de todos los lugares públicos, donde hoy unos viejos dan de comer a las palomas? Tal vez estén en otros sitios.

—El sol del esplendor de los ocasos es el mismo que el del esplendor de los amaneceres.

 

EL CIRCO DE TARQUINIO. Por José Manuel Colubi Falcó

 

TarquinioEl Soberbio y El Águila (anónimo)

Tarquinio y El Águila

[De autor anónimo para nosotros]

 

Debemos al historiador Dionisio de Halicarnaso una obra importante para el conocimiento de los primeros tiempos de Roma, la Romaïke Arkhaiología, que suele, regularmente, traducirse por Historia antigua de Roma y también por Antigüedades romanas. En ella, en libro III, 68, describe el circo —en griego, hipódromo, porque allí tenían lugar las carreras de carros tirados por caballos— que mandó construir el rey Tarquinio. Traduzco el texto del pasaje, que dice así:

   «Construyó también Tarquinio el más grande de los hipódromos, el situado entre el Aventino y el Palatino, y fue el primero que hizo asientos a su alrededor bajo techado sobre gradas (pues hasta entonces contemplaban de pie los espectáculos), con tarimas de madera sobre vigas, y habiendo dividido los lugares en treinta fratrías [en Roma, curias], a cada una le atribuyó una parte, de suerte que cada uno contemplara el espectáculo sentado en el lugar correspondiente. Pues bien, con el tiempo esta obra iba a figurar entre los muy hermosos y admirables edificios de la ciudad. En efecto, la longitud del hipódromo es de tres estadios y medio [el estadio equivalía a seiscientos pies, 185 metros], la anchura, de cuatro pletros [el pletro equivalía a cien pies, unos 35 metros]. A su alrededor, siguiendo los lados mayores y uno de los menores, se ha cavado un canal para la recogida del agua de diez pies de profundidad y de anchura. Detrás del canal han sido construidos pórticos de tres pisos; de éstos, los que están a ras de suelo tienen, como en los teatros, asientos de piedra que sobresalen un poco unos de otros, y los superiores, de madera. Los mayores se unen en uno mismo y se enlazan uno a otro cerrándose mediante el más pequeño, que tiene forma de media luna, de suerte que de los tres se crea un pórtico anfiteatro de ocho estadios capaz de acoger a quince miríadas (150.000) de personas. El restante de los lados inferiores, que se extiende al aire libre, tiene barreras abovedadas que se abren todas a un mismo tiempo por medio de una cuerda. Hay también alrededor del hipódromo, por el exterior, otro pórtico de un solo piso que en su interior tiene tiendas y sobre éstas casas, por el cual, junto a cada tienda, hay entradas y subidas para quienes vienen a [presenciar] el espectáculo, de suerte que en nada se estorban tantas miríadas de personas cuando entran y sale.»

 

LA MARCA ESPAÑA. Por Parco Lacónico

 

BlancosManuel Verpi 2014 (Foto:  Manuel Verpi [Alcalá 2014])

 

Desde Pedro Sánchez hasta todos los demás politiqueros que se han manifestado sobre lo del Toro de la Vega mienten, fingen y trapacean. Lo del Toro de la Vega y los «bravos» cabestros que se divierten con la tortura, sea infligiéndola directamente sea como activos y embobados espectadores de tan definitoria y gloriosa hazaña. ¿Irán Rajoy, Wert y García Margallo a París, a Bombay, a Melbourne a vender este ejemplo de orgullo nacional, dentro de lo que han dado en llamar «Marca España»? Como siempre, menos palabras, menos propaganda falaz y más hechos. ¿No coinciden todos en que el múltiple apuñalamiento de una criatura inocente a manos de centenares de malvados es algo totalmente rechazable? Pues que sea prohibido taxativa e inmediatamente. A menos que se los impida la sed de votos de toda esa caterva tan igual a ellos (salvo en lo que ganan al año). Por cierto, a Bombay  no irán con esa Marca España, porque allí las vacas son sagradas. Y los toros más.

   Hay que ver lo que mueven algunos (muchos) con tal de no trabajar y ganar dinero a espuertas. Es el caso de Miguel Arias Cañete, partícipe de dos o tres compañías dedicadas al tráfico de petróleo y sin embargo nombrado comisario de Energía y Clima de la UE, después de haber sido designado, que  no elegido democráticamente, eurodiputado. El clima que él conoce es sobre todo el del cobro de subvenciones agrícolas y el del impedimento para la generación de energías renovables en España. Eso, la Marca España. Y la Marca Europa. ¡Argg!

 

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Nota del Editor: «Marca España» en «CARMINA»: Lector, pinche, si quiere saber más acerca de la tal marca sobre estos dos enlaces a sendos textos que en esta revista ya han tratado, digamos, el tema, a saber:

COLOQUIOS (215): «FEIJÓO QUIERE PEDIR PERDÓN». Gabi Mendoza Ugalde

COLOQUIOS (193): «MARCAS Y PATENTES (TRILOGÍA CON ESTRAMBOTE)». Gabi Mendoza Ugalde

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Si quiere leer más del escritor Parco Lacónico en «CARMINA» pinche en su nombre

 

DIÁLOGO ENTRE EL CIELO Y EL SUELO. De la serie «RECORTES», Nº 98. Por Pablo Romero Gabella

 

atalayaacorraladaManuel Verpi 2014Atalaya acorralada

(Fotos:  Manuel Verpi [Alcalá 2014])

 

«—Lo que tenemos claro es que aquí no queremos ser una opción pintoresca, no queremos ser los de la pandereta. No nos conformamos con haber llegado hasta aquí.


—No; yo supongo que hay formas de agrupación social unas mejores que otras, y que se deben ir dejando las malas y tomando las buenas.


—Esto me parece muy vago. A una colectividad no se le moverá jamás diciéndole: Puede haber una forma social mejor. No a la mujer y a la colectividad hay que prometerles el paraíso. Los semitas inventaron un paraíso materialista en el principio del hombre; el cristianismo, otra forma de semitismo, colocó el paraíso al final y fuera de la vida del hombre y los anarquistas, que no son más que unos neocristianos, es decir, neosemitas; ponen su paraíso en la vida y no en la tierra. En todas partes y en todas épocas los conductores de hombres son prometedores de paraísos. El cielo no se toma por consenso. Se toma por asalto.


—Sí quizá; pero alguna vez tenemos que dejar de ser niños, alguna vez tenemos que mirar a nuestro alrededor con serenidad. Ya no hay monstruos en el seno de la noche, ya nadie nos acecha. Con nuestras fuerzas vamos siendo dueños del mundo»


[Palabras de Pablo Iglesias, en la Asamblea fundacional de Podemos en Madrid recogidas en Francisco Manetto, «Iglesias apela a la mayoría para ocupar la centralidad del tablero», El País, 19 de octubre de 2014/ Pío Baroja, El árbol de la ciencia, Madrid, 2007 pág. 177, edición de Pío Caro Baroja, 1ª edición en 1911]

 

CODICIA Y DEMOCRACIA. Por María del Águila Barrios

 

CodiciaManuelVerpi2014

Codicia voraz

(Foto:  Manuel Verpi [Alcalá 2014])

 

Poco a poco, la codicia ha ido devorando un pueblo ya convertido, pretendidamente, en ciudad aunque ahora se quiera «Uno más». Un pueblo que destacaba en la provincia desde tiempo inmemorial, cuando aún ni siquiera existía el concepto de provincia ni el de pueblo; puedo así remontarme al Neolítico y pensar en el espacio de Gandul o al Medievo e imaginar la importancia del castillo y su dominio. Sin embargo, desde que llegó la última democracia la codicia se ha encarnado en quienes gobiernan la cosa pública y convierten a la cosa en eso, en «objeto inanimado, por oposición al ser viviente», tal y como define el diccionario de la RAE este término, una cosa en su más mínima expresión, un anecdotario de ora un acto en el auditorio, ora unos pintores en la ribera del Guadaíra, ora un festival de flamenco en una plaza…; ellos, los auténticos pseudopolíticos, a los que se unen los pseudofuncionarios, los pseudoempresarios, los pseudotécnicos, los pseudoperidodistas y los pseudociudadanos. Ellos, los codiciosos, tienen el afán excesivo de la apariencia y el aparente deseo de hacer algunas cosas buenas, el absurdo del derroche sin pensar en el beneficio de todos sino en el de unos pocos. Y no escribo ahora en clave de «Podemos» o de «Ganemos» sino en clave «DeAlcaláSemos». En Alcalá, lo que los auténticos pseudos codician no es el espacio ni el tiempo sino el dinero que les renta la destrucción de todo eso: han conseguido la destrucción de un tiempo donde Alcalá fue referencia artística, cultural, paisajística, política, empresarial y la destrucción de un espacio, el lugar donde conviven y transitan, pasean y disfrutan los alcalareños, aunque, en nuestra desesperación, digamos: «siempre nos quedará Oromana».

   ¿Y por qué la inteligencia en oposición a la codicia? Pues porque la inteligencia en el gobierno de la cosa pública se podría definir como definen sus ciudades y pueblos el vecino Portugal o la vecina Francia. Conservando costumbres y tradiciones, alejando el capricho y la veleidad, por ejemplo, de construir una escuela de flamenco donde ya está consolidada una Escuela de Idiomas o tirando la tapia de la Harinera del Guadaíra para colocar barras de metal galvanizado y, en definitiva, apoyando las verdaderas trayectorias culturales, en su concepción y construcción más amplia, dándoles vida. Que cualquier ciudadano para mantener o emprender una iniciativa no tenga que pagar un auténtico pastizal (de pasta, dinero), a fin de cuentas, pasto para las bestias que nos gobiernan.

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UN JUEZ POR DERECHO Y DOS LIBROS. Por Parco Lacónico

 

Ramón_y_Cajal_por_Izquierdo_Vives_1874_Museo_del_ejercito_ToledoRamón y Cajal, capitán médico en Cuba

Izquierdo Vives

1874

 

«Elpidio, ponedle Elpidio», le repito a mi hija y a mi yerno, sobre el nombre del nieto que está en camino. Que tenga el nombre de un héroe moderno, de un mártir de nuestros días. Eso quiero. También saber cómo el presidente de Caja Madrid pudo, entre otras lindezas, comprar un banco en quiebra del estado de Florida, a sabiendas y con el dinero de los impositores y quedar impune, tanto judicial como económicamente. Gracias, no me expliquen, lo sé. Quien no lo sepa es que es…

   Para herrumbre, la de José María Carrascal, el simpático octogenario que no ha mucho ha publicado un libro titulado El mundo visto a los ochenta años. Es exactamente el mismo título del libro de don Santiago Ramón y Cajal (editado al poco de su fallecimiento), aquel navarro-aragonés merecedor de más de un Nóbel, además del de Fisiología en 1906, porque don Santiago tenía infinitamente más valores humanos que cualquier otro humano que ponga a su libro el mismo título que el del sabio. Una de dos: o el señor Carrascal no conoce la obra literaria de Ramón y Cajal, lo que es imperdonable (¿o es increíble?), o es un oportunista de esos que tanto abundan y sobran en esta España de nuestros sufrimientos. Además, quien lea el libro del señor Carrascal no va a encontrar nada, pero que nada, comparable a las excelentes enseñanzas que don Santiago nos dejó en su libro.

    Sobre lo del Ébola… ¿Para qué hablar?

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UN PAÍS PARA COMÉRSELO. De la serie «RECORTES», Nº 97. Por Pablo Romero Gabella

 

barrioalcalareño 2014 M.VerpiBarrio de españoles, hoy

(Foto:   Manuel Verpi, Alcalá 2014)

 

«Es un lugar muy triste que ha prohibido los héroes

y ha dejado pudrirse las rosas del escándalo.

Siempre he vivido en él. No sé si en otra parte

habrá tantos borrachos y chicas tan espléndidas.

Es sólo un lugar pobre que ha perdido su alma

sin ganar nada a cambio, un lugar sin futuro,

un puñado de tierra desunido y estéril.

Por él daría mi sangre hasta la última gota.

Incomprensible España pupitre sin maestra

hermosa calamidad.»

 

[Luis Alberto de Cuenca, «España», Los mundos y los días. Poesía 1970-2002, Madrid, 2007, pág. 183 / Blas de Otero, «Poeta colonial», Verso y prosa, Madrid, 1990, pág. 67]

 

700 AÑOS DE LA SINAGOGA DE CÓRDOBA: (1314/15-2015). Antonio Luis Albás.