Posts from junio 2022.

FALSIFICADORES. María del Águila Barrios

 
 
 

Calle del Infierno

[Foto: LGV Alcalá 2022]

 
 
 

Considero falsos a quienes son capaces de simular cualidades buenas que no tienen, y falsas a estas simulaciones. Son falsos aquellos que engañan a los que han puesto su confianza en ellos, a sus amigos. Y para falsificar, encuentro en los diccionarios, que es una palabra que puede entenderse como la desfiguración de la verdadera naturaleza de las cosas, o también como la desnaturalización del carácter auténtico de algo. Nuestro mundo se ha llenado de falsificadores. Están por todas partes: en los mal denominados medios de comunicación, que, infelizmente, son, sobre todo, medios de falsificación de la comunicación; en las multinacionales de cualquier actividad económica, en las burocratisadísimas administraciones europeas, nacionales, regionales…, y, ¡cómo no!, en los ayuntamientos. Falsear la realidad conviene a tantos estafadores públicos y privados que cuentan hoy, gracias a una tecnología que ni al Diablo se le hubiera ocurrido desarrollar, con la posibilidad de multiplicar enormemente sus bocas mentirosas.

   A nuestro Ayuntamiento no le empacha mostrar muchos ejemplos de falsificación y es pertinaz, pues continuamente la ostenta, con desenfado, con buen rollo en el lenguaje que pegan en la cartelería impresa en grandes lonas, plenas de irrealidad visual y lingüística. Tienen que tener una buena banda de salteadores de calles que hacen el trabajo sucio (componer los textos, hacer las fotos, diseñar las lonas) y, luego hay que colgarlas, anclarlas en la estructura metálica para que duren más que las bridas oxidadas que recubren la antigua comisaría de Talavera, hasta que se corporeice el futuro de progreso y bienestar que proclaman con las palabras elegidas por los publicistas encargados. Esto que escribo lo pueden sufrir en La Plazuela. Allí lo tenemos desde la Semana Santa, para que lo padezcamos y no lo olvidemos, cubriendo el solar donde hubo una confitería y una ferretería.

   Pero lo que al falsificador municipal le encanta, le da un gusto insuperable, es hacernos sufrir con sus barbaridades y, entonces, da un paso al frente y materializa su falsificación destrozándonos los espacios públicos que eran bellos de por sí y que, al falsificador municipal, no le ha afectado que ello fuera importante para los vecinos de Alcalá. Si hubieran preguntado a la gente de Alcalá, al pueblo que depositó en ellos su confianza, si tan solo hubieran visto con ojos de ver que es absurdo falsificar la calle de la Mina por donde han empezado a falsificarla, por uno de sus corazones: el teatro Gutiérrez de Alba, las fachadas de bellas casas que aún se conservan, la farmacia de La Casa, y el hastial del Convento de las Clarisas; entonces se reconocerían como los falsificadores y falsos que son y eso sí que no les gusta.

   Desde las modestas posibilidades de este espacio que el periódico me permite, no pararé de denunciar la estafa de palabra y de obra con la que el Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra nos condena.

 
 
 

[La voz de Alcalá, 2022]

 
 
  
 
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AFAR  O EL AFÁN POR LOS POBRES, POR LOS QUE SUFREN. María del Águila Barrios

 
 
 

Plaza de Toros de la Maestranza

[Foto: LGV, Sevilla 2003]

 
 
 

Al sacerdote D. Manuel Ángel Cano

 
 
 

Alguien dijo una vez una verdad: hay dos tipos de personas, las que sufren y las que van a sufrir. Esta es una distinción irrefutable, lo es desde siempre y mientras haya vida humana sobre la tierra el sufrimiento estará entre nosotros presidiendo una gran parte de nuestra existencia. El sufrimiento es lo que nos trae la pobreza. En AFAR se afanan por los pobres, por los que sufren, a los que se entregan con todas sus fuerzas en todos sus actos. Con ardor, con amor, emprenden éstos fervorosamente porque los pobres necesitan ser saciados ahora. No mañana, sino hoy mismo. Saben actuar con la urgencia que supone siempre que cuando alguien cae necesita de una mano amiga que le ayude a levantarse. A los derrotados que la vida va dejando en los campos de las batallas del existir acoge AFAR con afán. AFAR es la esperanza de los vencidos, una conquista de los que lo perdieron todo, cuando ya no esperaban que el corazón humano latiera también para ellos.

   No es un trabajo cualquiera. No. Es del tipo de los muy enredados, del que tiene que enfrentar situaciones muy difíciles. No es cualquiera la tarea de sus retos. En múltiples ocupaciones se multiplican con apuro para una obra, la de AFAR, que sólo ha podido desarrollarse porque es una obra inspirada por Dios. Si no es así, pienso, no se explica AFAR. Ese Dios de los pobres, de cualquiera, que vela para cuidarnos a todos, pues todos  necesitamos de la caridad.

   Aprendamos del afán de AFAR para que no nos pase como al gran Lope de Vega (1562-1635) cuando en su esencial soneto confiesa dolorosamente no haber abierto su casa a quien entrañablemente tocó sus aldabones, porque venía para entregarle todo su amor e implorárselo, y no lo acogió, pues no quiso o no supo que aquel mendigo llamaba a su puerta para salvarlo. El poeta se lamenta sin consuelo y nos advierte que no seamos como él, y franqueemos nuestra alma a la «hermosura soberana».

 
 
 

¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?

¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,

que a mi puerta cubierto de rocío

pasas las noches del invierno escuras?

 

   ¡Oh cuánto fueron mis entrañas duras,

pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,

si de mi ingratitud el hielo frío

secó las llagas de tus plantas puras!

 

¡Cuántas veces el Ángel me decía:

«Alma, asómate agora a la ventana,

verás con cuánto amor llamar porfía»!

 

   ¡Y cuántas, hermosura soberana,

«Mañana le abriremos», respondía,

para lo mismo responder mañana!

 
 
 

[La voz de Alcalá, 2021]

 
 
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