Posts matching “La ceguera”.
DECISIONES. Por Parco Lacónico
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La ceguera 4
Xopi
2006
Ese hombre tan irreflexivo (si lo es con la edad que tiene es que siempre lo ha sido), a la sazón ministro de Asuntos Exteriores y apellidado Margallo, afirmó días pasados, muy sentencioso él, y muy envarado, y muy vano, y hasta ufano, que la situación en Siria es explosiva (¡qué listo es mi niño!), y que hay que lograr «una situación en que todos los sirios decidan sobre su futuro». ¿No es eso, Margallo, aplicable a España? ¿O es que aquí no hay satrapía? Si usted fuera consecuente, Margallo, iría a la próxima mani ante el Congreso, reclamando que los españoles decidamos nuestro futuro (pero cuídese de la poli, que no respeta ni a los viejos).
…………La señora Soraya Rodríguez, del PSOE, más agradable de ver e incluso de oír que su tocaya la vicepresidenta, no le anda a la zaga a ésta (la que tiene más cara de toda la historia de la llamada democracia española), porque la Rodríguez quiere colarnos que con determinadas reformitas aquí se podría salir del túnel. De modo que sale otra vez con lo de los impuestos a las grandes fortunas y a quienes más ganan. ¿Cómo es que no lo hicisteis vosotros? Pero es que no dicen nada (ni los de IU) de los casi 300.000 millones de euros que han salido de España en un breve período, ni de los bancos, ni de tantas cosas. Es bueno que hablen, cuanto más mejor, así cada vez habrá más gente que salga de la nefanda influencia del engaño de esos servidores del capitalismo, especialistas en entregar el testigo y extenderle la alfombra a los siguientes encargados de llevar la faena hasta el fin: pisotearnos bien fuerte.
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Otros textos de Parco Lacónico en «CARMINA»:
Y VALDERAS SE CAYÓ DEL CABALLO
PARLAMENTOS
NADA NUEVO BAJO EL SOL
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CAPITAL EUROPEA DE… LA DESVERGÜENZA CULTURAL. Por Tomás Valladolid Bueno
El hombre de Vitrubio Campo de Concentración
de Leonardo da Vinci de Terezin (Chequia)
Vivimos en unos tiempos en los que tanto la crítica como la cultura se dan por tan legitimadas que estaría muy mal visto introducir matices con la pretensión de llevar la crítica más allá de ella misma. Tanto es así que la crítica no tiene nada de crítica y la cultura nada más que cultura. La cuestión es que, con la coartada de la diversidad, tanto se «se ha hecho todo uno» -como decía Adorno- que la cultura termina por imponer, por medio de la propaganda institucional, un mundo ante el cual sólo cabe ese silencio que en el mejor de los casos adopta la forma de la crítica, pero que en realidad se reduce a ser una obediente desobediencia. Opinión semejante es la que expresaba Levinas cuando consideró que la problemática del pensamiento occidental reside en haberse desarrollado en forma de una totalidad que impone un «mundo como espectáculo» cuyo correlato es un silencio que no consiste en la ausencia de la palabra, sino en lo que él llama «una palabra que se burla de la palabra; un reír que busca destruir el lenguaje». Pues bien, contra esta cultura egocéntrica y egolátrica de la totalidad, de la retórica, de la violencia de la sin-violencia, del ser en tanto que no deja ni ser ni hacer, cabe un cuestionamiento, una recusación responsable, una inversión de la crítica que haga valer una cultura que renazca desde la profunda vergüenza «ante la desesperación trágica que ella comporta y los crímenes que justifica», y que se atreva a «medir sin temor el peso del ser y su universalidad, para así salir del ser, por una nueva vía corriendo el riesgo de invertir algunas nociones que al sentido común y a la sabiduría de las naciones les parecen las más evidentes».
En consonancia con este enfoque puede comprenderse que la cultura haya introducido de modo egológico, en ella misma, la violencia que consiste «en interrumpir la continuidad de las personas» y en ocultar esta ruptura, o desconexión, bajo una representación en la que a los mismos sujetos se les ha ubicado en un escenario donde hablar consiste en instaurar el reino de un silencio solipsista e impersonal. En estas condiciones, la cultura impide el encuentro ya que se basa en un subjetivismo que niega al otro, bien desde la ceguera bien desde la hostilidad. Frente a esta dinámica cultural la crítica heterológica tiene la intención de colocar la hospitalidad en el centro de la cultura. En efecto, esta forma de crítica –fundada en la injusticia que sufren las víctimas- opera con una doble oposición: hospes vs. hostis; alter vs. gens. La cultura, por tanto, no debería permanecer en un repliegue egológico, sino partir de la conciencia de su propia injusticia, es decir, de la propia crítica que le RECUERDA la exigencia de moralidad. Es así como la conciencia moral, según la perspectiva heterológica, no es una modalidad más de la cultura, sino su condición. Esa conciencia moral cuestiona y problematiza una cultura que en el endiosamiento de la libertad del yo, de sí misma, impide la relevancia y la dignidad que le corresponde a la alteridad excluida, a las víctimas. Esa misma conciencia crítica ha de mostrar la desnudez y provocar la vergüenza de una cultura que no tiene como fundamento la relación, sino la reducción, la supresión y la posesión del otro. Por esto mismo la cultura centrada en sí misma se afana en definir la libertad como un mantenerse contra el otro y se empecina en desarrollarse como una cultura de la potencia: en la política se resuelve como tiranía totalitaria, en la ciencia como una verdad y una universalidad impersonales y en la sociedad como inhumanidad contra la que no hay tiempo que valga ni del que se pueda disponer.
La crítica, por todo esto, debería expresar un legítimo cuestionamiento de la concepción egológica de la libertad y de la igualdad. Según Levinas, «reconocer al otro es reconocer un hambre». Esto es, las carencias radicales del otro avergüenzan al yo que vive plenamente autosatisfecho. Claro, que cuando la cultura sólo reconoce en el otro a aquel que ha dejado «hachas y pinturas, pero no palabras», entonces estamos ante una cultura que no sabe apreciar la autoridad pedagógica del otro que sufre injustamente. Y no sabe hacerlo porque su saber no admite otra modalidad que la tematización de sí misma.
SOBRE EL MAR EL MISMO CIELO QUE SOBRE EL CAMPO. Lauro Gandul Verdún
Foto: ODP
SOBRE el mar el mismo cielo que sobre el campo
Cielo de mañana azul
Puro
Celeste
Y vasto
Toda la bóveda sin una nube sobre el mar
Sobre el campo
Basta para un universo
Abro y cierro los ojos
Los pies siempre pisan arena cierta
Cierro los ojos no importa cuánto
Y sin embargo ni es la noche ni la ceguera
Abro los ojos el mismo día infinito
Azul
Puro celeste
Y vasto.
ARTISTAS. «Para un cuaderno de fotografías» por Miguel Hermosín
El bailaor Antonio Hermosín Olías «El Truja»
Mujer del bailaor Antonio Hermosín Olías «El Truja»
El pintor Luis Caro
El pintor Pepe Recacha
El artista Xopi en el último ensayo de LA CEGUERA (2006)
El actor Antonio de la Torre en el último ensayo de LA CEGUERA (2006)
El actor Cesáreo Estébanez y el guitarrista Niño Elías en el último ensayo de LA CEGUERA (2006)
Niño Elías
COLOQUIOS (288): «TRAS EL NAUFRAGIO DE “DIÁLOGOS” [Nº 24]». TRILOGÍA (CI). Gabi Mendoza Ugalde
Molde de la escultura del poeta Alves Redol
en el estudio del Maestro Lagoa Henriques
[Foto: LGV. Lisboa, 2003]
—Pues aquí estamos, con la fresca.
—Porque es nueva. Mañana veremos.
—Un artista sólo pinta con el color de su ceguera.
—El color de aquello sobre lo que aún no existen sus correspondientes aguijones: el del hombre libre.
—La voz es la piel del lenguaje.
—Su temblor, a veces, la pone como el terciopelo.
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«CRÓNICA DE PARÍS/CHRONIQUE DE PARIS» EN LA LIBRERÍA «TÉRMINO»: LECTURA DE POEMAS CON SAXO. Por Lauro Gandul Verdún y César Herrera Serrada (Alcalá, 18 de mayo de 2017)
(Vídeo: Alberto Mallado)
18
Como veo el humo disiparse
París en el aire
Desaparece
Y yo
Al mismo tiempo
Oh calles
Que ya descifré
Oh signos como lugares
Oh ciudad mía
Fría
Fría
Fría
Oh bella
Sin emociones
Como un día gris
O como la noche en los bulevares
El murmullo de la gente
En el metro
Y su pasar por las galerías
O su silencio
Otras veces
Oh gentes que encuentro
Y también amo
Colores
Huesos
Miradas
Sombreros
Abrigos
Oh diversidad
Oh carnes
Oh piel
Leo
Para
Escribir
Veo
Como leo
Huelo
Como leo
La sopa es un libro
Las librerías pequeñas parecen restaurantes
Donde como páginas
Sorbo la espuma de las páginas
Y fumo
Al fin fumo
Una ceguera deslumbrante
Me abre un mundo
Claramente al fin
Y otra vez París se me conforma
Dentro y fuera del cuerpo
Hecho mente
Alma
Para al punto
Como ya sabemos
Reiterar su inexistencia inmortal
Y yo me voy como si llorara
Hacia el cielo
Que por encima de las buhardillas
Quiere atraerme
Y convertirme en un ángel.
[Lauro Gandul Verdún. Crónica de París (2ª edición).
Ed. Padilla Libros Editores & Libreros. Sevilla 2017.
Págs. 51-53]
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TEXTO: EPÍLOGO AL LIBRO CRÓNICA DE PARÍS DE LAURO GANDUL VERDÚN. Antonio Luis Albás y de Langa, 2008. Ilustración Xopi. Traducción Manuel Núñez Barral
«CRÓNICA DE PARÍS». Poema de Lauro Gandul Verdún (1999) con dibujo de Zsolt Tibor
«ECCE HOMO» (POEMA SACRO) [3]. Por Lauro Gandul Verdún
Como un ciprés
Vencido sólo en su vértice
Por la cruz del viento
Pero erguido como un ciprés
Ante el pétreo hastial del templo
Como un ciprés caminando descalzo
¿Qué hemos hecho?
Endurecida cerviz la de los hombres por los hombres
Sempiterna ceguera
La de lo ojos sanos de los necios
¿Y nuestras manos?
¿Son como cuando Pilato lavó las suyas?
En vez de desatarlo y quitarle la corona de espinas
Que habían clavado en su hermosa cabeza
En vez de limpiarle la sangre que manchaba su santo [rostro
En vez de lavarle el cuerpo y sanarle las heridas
Lo que hiciste
Pilato
Fue lavar tus manos
Frívolamente lavaste tus manos
Lo habrías salvado
Poncio Pilato
De su Pasión lo habrías absuelto
Pero tuvo que cargar con la cruz
También de tu inhibición sin causa
Y morir en ella
¿Qué hicimos y qué estamos haciendo?
Pues ni entonces ni ahora
Un ciprés como Él se doblega
Un erguido ciprés ungido
Descalzo
Ante el pétreo hastial del templo.
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«ECCE HOMO» (POEMA SACRO) [1]. Por Lauro Gandul Verdún
«ECCE HOMO» (POEMA SACRO) [2]. Por Lauro Gandul Verdún
«ECCE HOMO» (POEMA SACRO) [4]. Por Lauro Gandul Verdún
«ECCE HOMO» (POEMA SACRO) [5]. Por Lauro Gandul Verdún
DON ANTONIO POR SEVILLANAS. Por María del Águila Barrios (con foto de Alberto Mallado 2013)
Antonio Gutiérrez Limones, Alcalde de Alcalá de Guadaíra
(Foto: Alberto Mallado en GUADAIRA-INFORMACIÓN)
2013
(Carta suscitada por una foto)
¡Cómo mira, chiquilla! ¡Si parece un miura, ay, a punto de embestir! ¡Y qué mirar más misterioso pone don Antonio! Y una se pregunta: «¿Y en Madrid, qué baila?». Y contesta otra: «En la capital va al tenis con don José Bono». «Ah, comprendo. Es que es un hombre de mundo».. Y alguien duro de oídos pregunta: «¿Inmundo?».
De casi todo puede encontrarse dentro de don Antonio, de todo en su bagaje de transformista, en su inacabable catálogo de disfraces, en sus maletas y maletas de máscaras, en sus muchos y muchos cargos retribuidos, en su cara dura, pero, bueno… ¡mírala cara a cara que es la primera! ¡Qué desplante! ¡Cómo mira el bailarín a la flamenca! ¡Mezcla de toro y torero! ¡Qué bravura, qué talle! ¡Qué trajeado y sin corbata, como los dueños de la noche y de la fiesta! ¡Ay, don Antonio por sevillanas, cuánto suspiramos ante tu arte, tu gracia y, sobre todo, cuánto suspiraremos con lo que nos has dejado, y vienes dejando, imparable, de lastre, de afeamiento, de heredad arruinada mientras exhibes sin rubor tu frivolidad!
¿Has mirado alguna vez cara a cara a los que no te pelotean? ¡Si no se te ve en Alcalá desde la última vez que la mayoría de los alcalareños no te votaron, cuando tus medios de propaganda sacaban tu palmito ante los micrófonos y las cámaras de fotos y de video!
Alguien me señala que en Navidades y en primavera se te ha visto en La Plazuela entre extraños disimulados buhoneros, truhanes y mercachifles, que tu Ayuntamiento contrata ni se sabe bien por qué, ni cuánto nos cuesta, ni para qué sirve contratarlos con sus ponis y barquitos de piratas.
Ah, don Antonio, en Alcalá sólo se te ve entre tus vasallos medievales, y en ese rostro tuyo puede apreciarse que te da gusto. Mientras tanto la vida aquí cada vez es más ingrata. Tus ciudadanos andan bien perjudicados en sus vidas cotidianas, mientras tú te concentras con la rociera en la puerta de tu cortijo. Tú te preparas para tu feria. Tú, cuando te miras en los espejos te ves tremendo y así te ves y miras, transformado en varonil junco de tu realidad irreal, aunque de efectos devastadores entre los vecinos, que no somos los tuyos, porque tú no estás aquí, tú estás donde te da la gana, pero no aquí. Eres como un holograma de Alcalde.
Vamos comprobando que tú vas por la vida alegremente, y que el éxito te sonríe, pero a ti te da igual el sufrimiento de los demás. Esa conducta evidente con la que te pavoneas es de una enorme crueldad, don Antonio.
Algún día, cuando hayan pasado los años, o no se sabrá nada de ti o harás como si nada hubiera ocurrido bajo tu disfraz de viejecito inofensivo entre los damnificados de tu ceguera, y tal vez no tengas nada que temer.
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Si quiere leer más textos de María del Águila Barrios en «CARMINA», pinche en su nombre.
COLOQUIOS (202): «TRAS EL NAUFRAGIO DE “DIÁLOGOS” [Nº 3]». Gabi Mendoza Ugalde
(1496-1531)
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—Más que allí, es aquí y ahora cuando, contra efectuado y libre ya del presente, aparece lo incorporal. Lo consistente de cualquier Ceguera es su evaporación.
—La lluvia es agua que ve mientras cae, y antes de caer desde ciertas nubes. La evaporación es agua ciega, caída en cierto lugar, muerta, que sube al cielo.