GUILLERMO BERMUDO, PINTOR («HISTORIAS DE VIDAS»). Por Olga Duarte Piña y Lauro Gandul Verdún (2015)
El pintor
[Foto: O.D.P. (Alcalá, 2015)]
«Hay un don que el artista tiene. Hay una facilidad para la mímesis…
»Cuando me pongo frente al paisaje, éste puede más que yo. Nada puedo inventar frente al paisaje. Soy panteísta, pero al contrario que Juan Ramón Jiménez en cuyo panteísmo él era el dios, unificado todo bajo su concepto: yo sería el panteísta que se pone delante del paisaje y no puede hacerlo suyo porque le subyuga; o intento imitar la belleza del paisaje aunque no sé qué decir de su belleza. Otra cosa son mis muñecos que tratan sobre la cuestión humana, y ante esta naturaleza sí que puedo decir más. Ante el paisaje nada puedo inventar, pero sí puedo representarlo y puedo también adentrarme en el paisaje o el retrato. En lo figurativo la idea no prima porque está en la propia alteridad. Tal o cual aspecto de la realidad visto, es tomado y puesto en la representación y el pintor toma, estimulado por la realidad que contempla a la que tiene que responder, y a la que tiene que atenerse, al mismo tiempo, ante la que no puede tomar todas las decisiones porque la idea es el otro.»
Autorretrato
Ante la realidad la idea está fuera de la mente, no hay que sacarla de dentro, sino incorporarla (aunque quepa interpretarla) para representarla. Cuando buscando ese fin de realizar esta representación descubre, por ejemplo, un determinado color azulado verdoso que nunca habría usado en su pintura menos figurativa pero en un paisaje, sin embargo, sacar ese color le reta y el proceso para conseguirlo le divierte. Cuando lo que prima es la idea y el desenvolvimiento creativo se realiza alejado de la alteridad, no queda excluido el artesanado que requiere cualquier buena idea para realizarse en un cuadro. Frente a lo conceptual este artista opone lo fenoménico.
Instantánea de amor en el panteón de los monstruos
(óleo sobre lienzo)
1995
Además, hay una relación directa con la materia que va conformando el oficio sin el cual, en verdad, no se materializa el arte. La imagen es evocadora, tanto para el propio artista como para el espectador, y es precisamente el oficio el que permite al artista plástico presentar o representar con sus cuadros, de manera no excluyente, las imágenes por él percibidas e interpretadas, de las ideas que infiere de la alteridad o ha concebido en su mente, con el fin de no agotar las percepciones e interpretaciones de las mismas en un conceptualismo inane que no tiene en cuenta la participación hermenéutica del público.
Siempre ha dibujado. Para tenerlo vigilado, su madre sabía que bastaba tirarle unos papeles al suelo con lápices o rotuladores para que él se pasara las horas pintando. No sabría decir cuándo tuvo conciencia de artista. Hasta los doce años vivió en Alemania. Allí leyó infinidad de comics y garabateó infinidad de libretas. Del kindergarden recuerda a Frau Bremen, una maestra que, circundada por los alumnos, les leía cuentos, y a Arnold, que era su maestro de dibujo. Cuando llegó a España se recuerda también garabateando libretas… En el colegio los amigos le pedían que hiciera dibujos. Siempre dibujando, así que no hay un hecho o momento a partir del cual le nazca una gana de ser pintor sino que sencillamente él dibujaba…, y así sigue.
Tenía su infancia hasta hace poco como olvidada, tal vez por haber quedado encapsulada en el país donde nació y transcurrió toda ella. Luego muere su padre, y, a pesar de tan funesta falta, su madre fue capaz de criarlos y educarlos a él y a su hermano. Hace unos años estuvo en Fráncfort, aunque tiempo atrás había pensado que no volvería hasta que no fuera viejo, y visitó el patio de la casa donde jugaba y allí estaban el árbol, las cosas que servían de portería…, aunque todo mucho más pequeño de como había quedado en su memoria. Al cabo del tiempo no puede decir que su infancia haya sido desgraciada, sino todo lo contrario.
En el Instituto Cristóbal de Monroy fue alumno de Manuel Almansa y Juan Llamas, dos profesores de dibujo, y pintores, de quienes conseguía las más altas calificaciones en dibujo artístico, no así en el técnico… Y en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla sus profesores Arcenegui o Losada le abrieron puertas en su concepción del dibujo, y Baíllo, en cuyo taller aprendió a grabar y a conocer de tramas y ácidos, aguatintas y aguafuertes, y se habilitó en el manejo de la presión del tórculo, en cómo doblar, cortar o humedecer el papel, y cuándo levantar la manta. Una botella y un vaso fue su primer grabado después de haber seguido las enseñanzas del maestro grabador, que se regía por la más estricta tradición para la ejecución material de la obra gráfica, dejando poco margen a la improvisación y mucho más al control del grabado por su autor.
El loco del metro
(óleo sobre lienzo)
1994
En Berlín, estando de Erasmus, en la Escuela Superior de Bellas Artes, el profesor Marvan aparece y observa su cuadro El loco del metro. En lugar de decirle «oye, ¿por qué no metes aquí una vibración roja o por qué no haces un azul en este otro sitio?», que es a lo que estaba acostumbrado de los profesores de Bellas Artes en Sevilla, a bocajarro le pregunta «¿tú eres comunista?». La pregunta no fue procedimental, sino que ante un cuadro suyo era la primera vez que le hacían esa pregunta; después le advierte que tuviera cuidado en no hacer de un cuadro un cartel, una propaganda. Luego supo que Elías Canetti preguntó algo similar a George Grosz: «…Cuando tú representas el mundo del mendigo o el viejo, ¿realmente quieres cambiar la situación política de tales, o te gustan esos harapos porque los consideras estéticos?»
El gorrilla cojo
Piensa que con el tiempo, uno se va descreyendo y brota una suerte de ironía. En sus muñequitos hay una cierta actitud irónica, «un análisis un tanto risueño de la situación social». Siempre ha hecho muñequitos, que es como llama el pintor a esas características figuras que siempre ha dibujado en cuadernos, papeles y telas. Convierte en muñecos los personajes que ve o crea, y los mezcla, y hasta diríase que se mezclan ellos solos. Del gris paleta pasa a los colores fuertes. Los muñecos empiezan a desmembrarse y a moverse, y se van abandonando de la realidad y haciéndose más abstractos, sin dejar el sentido político como ciudadanía, no como ideología.
El pintor con su grupo de amigos en 1993
(De pie y de izquierda a derecha:
Guillermo Bermudo, Jesús Morillo,
Jesús Correa, Daniel Hermosín,
Manuel María Reina y Curro Sánchez Oliva.
Sentados:
Carlos Romero y Sergio Gandul)
Si hay un valor grande en el mundo, dice Guille, éste es la amistad. Fueron fundamentales los amigos de los años del instituto. Jamás hubiera escuchado música sin la melomanía de Morillo. Si a sus amigos no les hubiera dado por leer a determinados autores, no habría conocido la obra de Camus, a quien considera un paradigma, o la de Bowles, cuyos libros prefiere a las de Burroughs o Kerouac de la Beat generation. La música influye y lo que lee uno lo leen los demás. Todos los libros pasando de unos a otros abrían diálogos cuyas causas venían de esas lecturas, y también se enfrascaban en discusiones políticas durante noctámbulas jornadas aquellos amigos.
Si hay algo peor que la maldad es la mediocridad. Siempre le han gustado los ópticos Velázquez, Rembrandt, pero también Klee, Grosz, todos los expresionistas alemanes; La Californie, Niza y el buen vivir de Duffy o Matisse. Compone a raíz de mirar. Él se considera muy narrativo. Le gusta más Brueguel que El Bosco. Puede ser literario pero no tiene por qué tener una referencia en la literatura. Le ha interesado más la figura humana y en los animales su antropomorfismo. Leyendo El Quijote no se ha reído más en su vida. Lee ensayos. No tanto la poesía, aunque haya leído mucho a Juan Ramón Jiménez o a Antonio Machado. En todo caso considera común a las artes el procurar siempre la ficción, y cita de memoria del Libro del Eclesiastés «Nunca es el simulacro el que oculta la verdad; es la verdad la que oculta que no hay ninguna verdad. El simulacro es verdadero». No es la verdad sino lo verosímil. Qué más da que un discurso no sea verdad si es verosímil. Y ello está en el fundamento del arte y resulta extraordinario que el espectador crea en esa ficción.
Lo único que oculta la verdad es que no existe ninguna verdad
o los hombres masa
(aguafuerte y aguatinta)
2005
No está de acuerdo con que el arte tenga que ver con la política. Aunque haga política con su pintura, entendida ésta como ciudadanía. Se trata de mostrar lo que hay desde un punto de vista entomológico, no panóptico; sí fabulístico, no moralizante; sí moral: mostrar, como en La condecoración de la urraca, que a veces los ladrones son aplaudidos. No hace propaganda. No sabe si su discurso va o no a ser seguido por el público, pero no por ello deja de pintar. Y desde luego su pintura la concibe y ejecuta para los demás: es pública. El acto de dibujar se realiza en principio sin plan. No se sabe qué será de ese dibujo que empieza. Con la idea suscitándose del título, ve cosas, y las que le llaman la atención las traduce. Y ante sus cuadros el espectador, a quien ni quiere ni debe controlar, verá o no verá según desee.
La condecoración de la urrada
(aguafuerte)
2012
Es profesor de dibujo y de grabado en la Escuela de Arte de Jerez de la Frontera, donde es Jefe de Estudios. Tiene un planteamiento de comunidad didáctica, es un emocionado de su materia, y lo transmite a sus alumnos, con los que está y a los que ayuda. Dieciséis años como profesor. «En las clases hacemos acuarelas y conversamos en torno a Cézanne». Personalmente cree que seguir pintando le enriquece su condición de profesor.
Conversaciones en torno a Cézanne
(óleo sobre tabla)
1999
_______________________________
GUILLERMO BERMUDO EN «CARMINA»:
TRES INSTANTÁNEAS DEL TALLER DEL PINTOR GUILLERMO BERMUDO. Fotografías de Lauro Gandul Verdún 2014
AUTORRETRATO Y RETRATO. Pintura de Guillermo Bermudo y fotografía de Lauro Gandul Verdún
PERSPECTIVAS DE LA MESA-PALETA DEL PINTOR GUILLERMO BERMUDO. Fotografías de Lauro Gandul Verdún 2012
LA CONDECORACIÓN DE LA URRACA. Guillermo Bermudo 2012
PLÁTICAS MÍNIMAS. Por Rafael Rodríguez González
COLOQUIOS (194): «CONVERSACIONES EN TORNO A CEZANNE (SERIE “TRES CUADROS”)». Gabi Mendoza Ugalde
COLOQUIOS (190). Gabi Mendoza Ugalde