INVOCACIÓN A DIONISOS
TÚ nutres mi ser
No te bebo yo
Sino mi alma
Contigo me sobra toda la ropa
Tú me has enseñado a llorar
Como un hombre de verdad llora
Sin llanto
Aunque no pare de llorar por todas las cosas perdidas
Tú me has enseñado a reir
Con la risa del niño que creí muerta
Después de la muerte definitiva del niño que fui
Contigo entre nosotros se escuchan voces sustanciales
Que conjuran el peso de lo vitalmente inútil
Mi libertad podría ser sin ti
Pero la celebro contigo
Mis labios húmedos de ti son libres
¿Quién se atreve siquiera a afligirme?
¿Qué
Si estoy contigo
Oh dios de los verde de los campos?
Único de carne liquida
Tú eres un dios sólo para dioses
¿Dónde las penas
Si estás conmigo en la taberna?
Si lloro
Nunca será de sufrimiento
Sino de lucidez
Sino de ver
Te bebo porque amo la vida
Porque vivir es viajar más allá de los cerros pardos
Y regresar para deciros que estuve allí
Que lo vi
Luego uno ha de callar
Si quiero volar vuelo
Sobre los pueblos y las aldeas
Sobre las montañas
Sobre el mar
Porque vienes desde abajo
Entras por las plantas de mis pies
Después de vencer la resistencia de la tierra
De mis tejidos
De mis huesos
Y ya te siento en mi estómago
Ya en mi corazón
Ya en mi cabeza
Súbitamente el milagro de un vivir sintáctico me alcanza
Sobre el mármol de la mesa de El Tuta
Vicente Núñez antes del siguiente sorbo
Dibuja con su copa unos signos invisibles
Pero claramente audibles
Luego su voz llena de palabras
Ante nosotros estruja su ser
Lo esparce
Y nos lo da.
MADRE Y FLOR E HIJO
A Rafael Rodríguez Portero, enorme artista montillano y universal, porque inspiró este poema en su casa de La Toba el lunes, 29 de agosto de 2005
ATA la tela menuda
Ata
Con fibra y nervio
La madre suscita
Piel de flor
Sorprendida por la luz
Se muestra como carne
Pero sólo es superficie
Su adentro es un ansia enorme
De humedecer labios
Cruzar gargantas
Alojarse en algunos cuerpos
Su adentro es un dios que aprendió sin la luz
Un dios en cuyo fondo
Tendida
Tenaz
La madre del hijo nacida
Yace.
PARA BURLAR LO ORDINARIO
1
MIENTRAS a mi alrededor no cesan los ruidos
En el transcurso de un día cualquiera
Mis oídos sólo escuchan el silencio
Que está ahí entre esos gritos y ese caos inútiles
Desnudo y delicado sobrevive el silencio
Cómo lo gozo mientras apuro mi copa.
2
EN el barril
En la botella
En la copa
El vino aún no es vino
Porque no fluye
No es río aún
La vocación del vino es correr por los cauces que buscan el mar
La garganta de un hombre es la puerta del mar suyo
Y hasta ese mar el vino fluye como la sangre
Aunque no es sangre
Es lo líquido de los ríos
Es la vida discurriendo
Colmándose a sí misma
Hasta cesar un día
Pero al otro brotar
En un olivo por ejemplo
O en una uva.
3
YO no tengo el secreto
Aunque cuando bebo sé lo que tengo que hacer
Cómo pisar el suelo de los caminos que sigo
En mis paseos nocturnos
Siento que voy lleno de luz y que la irradio
Yo no tengo el secreto
Pero no me pierdo.
MORTALMENTE INMORTAL
MORTALMENTE inmortal
Como un ángel viejo
Regreso a mi casa
Flotando sobre el aire que cubre los adoquines
Aliviado de mi tristeza
Quiero dormir.
ASPIRO AL DON DE LA EBRIEDAD
ASPIRO al don de la ebriedad
Entre sobrios descorazonados
Siempre molestos
Profundamente
Renegando
Ni ellos saben de qué
Tal vez de la inspiración
Aspiro al don de la ebriedad
Entre predicadores de la estulticia
Incapaces de mirar cara a cara
Si me ven desnudo y feliz
Pregonan que estoy enfermo
Y quieren con sus fármacos apagar
Lo encendido de mis ojos
No me quieren en mí sino para ellos
Son muy conscientes del peligro que supone
Un hombre que se busca a sí mismo
Bebiendo vino en las tabernas
Se obstinan en arrebatar mi copa
Y no para beber ellos
Sino para tirar el vino que contiene
Creyendo así evitar nuestra proliferación en la tierra
Como hombres divinos
Cómo nos temen estos charlatanes
Entre los cuales aspiro al don de la ebriedad.
PARA CALMAR MI SED
PARA calmar mi sed
Denme agua
Para el ánimo
Denme vino
Para el querer y el pensar
Y el soñar y el imaginar
Denme vino
Que lo bebo sin sed
Para estos desacostumbrados actos
Milagrosos
Para burlar lo ordinario
Pónganme por delante una copa
Y como me gusta
Pónganme otra
Y otra
Hasta que yo diga basta.
BRINDIS
SOPLA el viento de la campiña al atardecer
Lleno de luz bermeja me abraza y me besa
La vida que creí perdida en los montes y los arroyos
Luego de recorrer veredas y senderos
De nuevo me la regala
Ahora que ya no camino
Ahora que paso el tiempo evocando
Esta brisa vespertina llega
Cubriendo mi piel de frescura
Y llega también a mis huesos
Y me purifica y me renueva
Ahora pues brindo
Por todo lo perdido
Que el aire me restituye
Brindo por esta eternidad momentánea
Este presente perpetuo
Por el son del viento en las copas de los árboles
Y os digo que ya no tengo miedo a morir
Porque sólo aspiro a la vida
Dejé de olvidar.
***
Si lo desea, además, puede leer en «CARMINA»
BORRACHOS. Por Rafael Rodríguez González
y encontrarte con el pintor Guillermo Bermudo, también.
¿Se trata de un autorretrato? Porque en ese caso me parece que hay varias exageraciones.
Posted by R.R.G. on septiembre 1st, 2013.
Menuda tela!
A.L.
Posted by A.L. on septiembre 2nd, 2013.
Bellísimos poemas. Felicidades L.
A.L.
Posted by A.L. on septiembre 9th, 2013.
A.L.,
Muchísimas gracias
L.
Posted by L on septiembre 10th, 2013.