Posts from abril 2013.

CARMONA UN DÍA DE PRIMAVERA. Fotografía de Manuel Verpi 2013

 

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El fotógrafo Manuel Verpi en «CARMINA»

 

GENTE INFRECUENTE (I). Por Rafael Rodríguez González

 

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 La barriada de Los Pajaritos en construcción en La Ranilla

1959

(Fuente de la fotografía: Sevilla en estampas)

 

Coquito, era Coquito, y nadie, salvo quizás él, su madre y el médico que de vez en cuando les visitaba sabían su nombre y apellidos. No le vi nunca, porque yo empecé a callejear por Sevilla a los quince años, y lo que contaba mi tío Pepe, hermano de mi madre y de tres hermanas más, acontecería en los primerísimos años sesenta, cuando algunos teníamos una edad en la que no pisábamos la gran ciudad como no fuera para ir a operarnos de las amígdalas, ponernos las primeras gafas o probarnos los zapatos de Segarra que papá siempre adquiría, que a eso íbamos. Lo nuestro cotidiano era ir de la casa a la escuela y viceversa y jugar con pelotas de trapo y palos que simulaban rifles del Oeste o de donde fuera. Ya también leíamos tebeos, e incluso algunos libros que eran casi tan instructivos como los tebeos.

 

            Coquito salía de su portal de Los Pajaritos y muy pronto estaba en Luis Montoto, enseguida en la puerta Carmona, seguía por San Esteban y Águilas, pisaba la Alfalfa y llegaba a la Encarnación por Pérez Galdós. Algunos tenderos reclamaban su atención:

 

            —¡Coquito, déjame una!

             —¡A hacer puñetas!— respondía Coquito, sin mirar al requirente.

            

             No falta el camarero con guasa:

             —Llévamela a mi casa. Si está ahí mismo, en el Tardón.

             —¡A hacer puñetas!

 

            Al pasar por el mercado de la Encarnación se produce la apoteosis, la gran rechifla, el no va más en la atención popular hacia Coquito, que se ve forzado a  pronunciar de seguido un montón de veces su «¡A hacer puñetas!».

            Tras el apogeo, Coquito, más aprisa aún, toma la calle de Las Sierpes. Todo el mundo le mira con simpatía, aunque nuestro hombre oye a su paso algunos comentarios un tanto hostiles, casi siempre de gente siempre ociosa a las puertas de los casinos:

            —Vergüenza no hay, ¡que locos de estos anden por la calle!

            —Como que esto se está poniendo en un plan…

 

            Algún betunero quiere hacerse el gracioso:

            —¡Regálame una entrada para el circo!

 

            Cuando Coquito llega a la Plaza de San Francisco es observado por las señoras desde ventanas y balcones. Pero son las fámulas las que, desde los portales, le dan a la sin hueso, si bien en tono quedo:

 

            —Coquito, bonito, que bien la llevas, es que no hay otro como tú, mi alma.

 

            Las más atrevidas:

 

            —Ay, si mi marido tuviera la fuerza que tú tienes… Ya quisiera yo, y él también. ¡Qué alegría, Coquito!

 

            A su paso, los anticuarios de Hernando Colón le siguen a través de los escaparates, casi del mismo modo en que escudriñan un cuadro o cualquier otro objeto que necesitan catalogar lo más certeramente posible. Alguno hay que, conocedor de la hora en que suele pasar, sale a la puerta para mejor recrearse, hasta perder de vista a  Coquito, que ya ha llegado a Alemanes.

 

            Entre la catedral y el Palacio Arzobispal ha oído las groserías que sueltan algunos conductores de coches de caballo, pero no se da por aludido, no sea que después de mandarlos a hacer puñetas los improperios tomen un carácter más virulento.

 

            Nuestro hombre se relaja al entrar en el Patio de Banderas y seguir por el barrio de Santa Cruz. Apenas se cruza con alguien.

 

            (¿Es verdad que este barrio está habitado? Durante años y años en que he transitado por él, nunca, o muy rara vez, tan rara que no la recuerdo, he visto entrar o salir a alguien de alguna de esas casas. De esas casas de ese barrio que parece casi todo él un decorado de cine o de teatro, como si fuera un gran paripé adosado a la muralla).

 

            Coquito vuelve a aligerar el paso en cuanto desemboca en los Jardines de Murillo; cruza en dirección a la estación de autobuses, pero tuerce a la izquierda, porque Coquito, dejando su carga en la acera, entra en una tienda de ultramarinos en la que le suministran un bocadillo que, de inmenso que es, desmiente la denominación. Será grande, pero Coquito se lo zampa en un abrir y cerrar de ojos, y, tras despedirse con un gesto, prosigue el recorrido. Aún tiene que oír a uno, o dos, o tres taxistas, que le dicen sandeces como estas:

 

            —Sobre el hombro, ¡ar!

             —Descansen, ¡ar!

             —Media vuelta, ¡ar!

 

            Antes pasaba por San Bernardo, para continuar por Eduardo Dato, pero desde que unos golfillos empezaron a tirarle piedras siempre coge por la ronda, hasta llegar nuevamente a la puerta Carmona. Y, ¡hala!, otra vez en Los Pajaritos.

 

            Hasta que su madre no le abre la puerta y entra en el piso, Coquito no baja de su hombro derecho la bombona de butano. Vacía, en la ida y en la vuelta, claro. Mi tío Pepe no nos contó si Coquito y su madre eran de Sevilla o habían llegado desde un pueblo, ni por qué tenía esa manía de pasear casi a diario una bombona, invento de novísimo uso, ni de qué se mantenían él y su madre. Seguramente no lo sabría, y yo, aunque podría, no me lo voy a inventar, que sería lo fácil.

 

CALLE BAILÉN DE ALCALÁ DE GUADAÍRA (ACRÍLICO SOBRE LIENZO). Pintura de Rafael Luna

 

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CONTINUARÁ… Exposición de Rafael Luna en la Casa de la Provincia (Sevilla, desde el 14 de marzo hasta el 28 de abril de 2013)

 

SCHLECHTE ZEIT FÜR LYRIK/MALOS TIEMPOS PARA LA LÍRICA. Bertolt Brecht (1898-1956)

Ich weiß doch: nur der Glückliche

Ist beliebt. Seine Stimme

Hört man gern. Sein Gesicht ist schön.

 

Der verkrüppelte Baum im Hof

Zeigt auf den schlechten Boden, aber

Die Vorübergehenden schimpfen ihn einen Krüppel

Doch mit Recht.

 

Die grünen Boote und die lustigen Segel des Sundes

Sehe ich nicht. Von allem

 

Sehe ich nur der Fischer rissiges Garnnetz.

Warum rede ich nur davon

Daß die vierzigjährige Häuslerin gekrümmt geht?

Die Brüste der Mädchen

Sind warm wie ehedem.

 

In meinem Lied ein Reim

Käme mir fast vor wie Übermut.

 

In mir streiten sich

Die Begeisterung über den blühenden Apfelbaum

Und das Entsetzen über die Reden des Anstreichers.

Aber nur das zweite

Drängt mich zum Schreibtisch.

Bertolt-Brecht

Eugen Berthold (Bertolt) Friedrich Brechter (Brecht) Han Culen

(Augsburgo, 10 de febrero de 1898 – Berlín, 14 de agosto de 1956),

fue un dramaturgo y poeta alemán.

(Fuente Wikipedia)

Sí, ya sé: sólo al que es feliz

se le quiere. Su voz

se oye con gusto. Su rostro es bello.

 

El árbol achaparrado del patio

indica que el terreno es malo, pero

los que pasan lo tildan de chaparro

con razón.

 

Los barcos verdes y las alegres velas del Sund

no los veo. De todo

veo sólo la gigantesca red del pescador

¿Por qué hablo únicamente

de que la aldeana a los cuarenta anda encorvada?

Los pechos de las chicas

son tibios como antaño

 

En mi canción una rima

casi me resultaría una insolencia.

 

En  mí luchan

el entusiasmo por el manzano en flor

y el espanto ante los discursos del pintor de brocha gorda.

Pero sólo lo segundo

me impulsa a escribir.

[Más de cien poemas (Bertolt Brecht).

Selección y epílogo de Siegfried Unseld.

Traducción de Vicente Forés, Jesús Munárriz

y Jenaro Taléns.

Ediciones Hiperión, 4ª ed., 1998]

 

CINE NEVERÍA, 1988. Acrílico sobre lienzo de Rafael Luna

 

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CONTINUARÁ… Exposición de Rafael Luna en la Casa de la Provincia (Sevilla, desde el 14 de marzo hasta el 28 de abril de 2013)

 

AGORERAS ZANCUDAS PLANEAN. Poema de Lauro Gandul Verdún

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Otra edición de este poema en «CARMINA»

AGORERAS ZANCUDAS PLANEAN. Lauro Gandul Verdún, 1995

 

 

EL CASTILLO, 1974. Óleo sobre lienzo de Rafael Luna

 

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CONTINUARÁ… Exposición de Rafael Luna en la Casa de la Provincia (Sevilla, desde el 14 de marzo hasta el 28 de abril de 2013)

 

MOLINO DEL ALGARROBO, 1974. Óleo sobre tabla de Rafael Luna

 

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CONTINUARÁ… Exposición de Rafael Luna en la Casa de la Provincia (Sevilla, desde el 14 de marzo hasta el 28 de abril de 2013)

FACHADAS. Fotografía de Manuel Verpi sobre Alcalá (2013)

 

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El fotógrafo Manuel Verpi en «CARMINA»

 

TESE E ANTITESE/TESIS Y ANTÍTESIS. Soneto de Antero de Quental (1842-1891) traducido al español, con licencias, por Lauro Gandul Verdún en 2013

 

Já não sei o que vale a nova ideia,
quando a vejo nas ruas desgrenhada,
torva no aspecto, à luz da barricada,
como bacante após lúbrica ceia…

Sanguinolento o olhar se lhe incendeia;
respira fumo e fogo, embriagada:
a deusa de alma vasta e sossegada
ei-la presa das furias de Medea!

Um seculo irritado e truculento
chama à epilepsia pensamento,
verbo ao estampido de pelouro e obus…

Mas a ideia é num mundo inalterável,
num cristalino céu, que vive estável…
Tu, pensamento, não és fogo, és luz!

 

Antero_de_Quental_(ca._1887)Antero de Quental en una foto realizada por autor anónimo hacia 1887

 

Ya no sé lo que vale la nueva idea,
cuando la veo en las calles desgreñada,
terrible de aspecto, a la luz de la barricada,
o como bacante después de lúbrica cena…

Sanguinolenta la mirada se le incendia;
respira humo y fuego, embriagada:
¡La diosa de alma vasta y sosegada
presa es de las furias de Medea!

Un siglo irritado y atroz
que llama a la epilepsia pensamiento,
y verbo al estampido de bala y obús…

Mas la idea está en un mundo inalterable,
en un cristalino cielo, donde permanente existe…
¡Tú, pensamiento, no eres fuego, sino fulgor!

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ACCORDANDO/DESPERTANDO. Soneto de Antero de Quental traducido al español por José Pardo en 1940