Posts by Carmina.

RETRO-FICCIÓN. De la serie «RECORTES», Nº 111. Por Pablo Romero Gabella

 
Oedipus in Egypt *oil on canvas *60,3 x 93,4 cm *signed b.r.: J.L. GEROME *1886

Napoleón ante la Esfinge

Jean-Léon Gérôme

(1867-1868)

 

«El estreno global de la última entrega (primera de la trilogía anunciada por Disney) de La guerra de las galaxias, la mayor y más rentable franquicia de la ciencia-ficción desde la Epopeya de Gilgamesh (III Milenio antes de Cristo). Sabedor de este hecho, el señor Gilgamesh expuso la cuestión ante los ancianos de su ciudad y les solicitó su consejo:

   —No nos sometamos la casa de Kish. Me sorprende cómo la ciencia-ficción actual tiende a ser muy inquietante y especulativa desde el punto de vista formal, pero acompañada de una narrativa muy retrógrada. ¡Ataquémosla con la armas!»

[Manuel Rodríguez Rivero, «Algunas propuestas para evadirnos», Babelia (El País), 26 de diciembre de 2015, pág. 15 /Extracto adaptado de Gilgamesh y el Agga de Kish en Federico Lara Peinado, Leyendas de la Antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantáticos, Madrid, 2002, pág. 147/Marina Núñez, artista, en entrevista de Javier Díaz-Guardiola en ABC Cultural, 26 de diciembre de 2015, pág. 25]

 

DE LA INFANCIA DE JESÚS. Por José Manuel Colubi Falcó

 
árbolesportugueseshaciaespaña.ODP2015 3

Árboles portugueses desde la carretera hacia España

[Foto: ODP, Portugal 6 de diciembre de 2015]

 

El texto que traduzco está contenido en un manuscrito del siglo XIII, conservado en la Biblioteca Nacional de París; lo he tomado, prestado, de la edición de los Evangelios Apócrifos que hizo para los lectores de habla española D. Aurelio de Santos Otero, publicada en la Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid MCMLXIII, donde aparece bajo el título Libro sobre la infancia del Salvador, páginas 366-372. Según el editor, «no parece sino una compilación medieval de leyendas apócrifas…» Son, pues, unas cuantas fábulas más que hay que añadir a una abundante tradición popular sobre la vida de Jesus. Constituye el parágrafo 5 de la obra y está escrito en latín.

   He aquí mi versión al español:

   «Cierto día, en hora matutina, cuando el rocío todavía templaba los rayos del sol, [he aquí que] iban ascendiendo María y José desde las partes de Tiro y de Sidón en dirección a Nazaret, y como María fuera incómoda por el sol ascendente, fatigada, se sentó en la tierra. Y dijo a José: “Va subiendo [el calor] por el que me veo agobiada, y yo ¿qué puedo hacer? No hay a la vista una sombra por la que pueda ser protegida.” Y con las manos extendidas al cielo comenzó a orar diciendo: “¡Oh virtud del Altísimo!, según el verbo jocundo que una vez oí enviado por Ti, cúbreme con tu sombra, se llene mi vida de alma y dame tu refrigerio.” Y Jesús, por su parte, como hubiera oído estas voces, llenóse de alegría por las palabras, y una rama seca que en su mano tenía a modo de báculo la clavó en la tierra y dijo imperiosamente: “Da inmediatamente una sombra gratísima a mi madre.” E inmediatamente la vara aquella comenzó a crecer hasta convertirse en un árbol denso y ramoso que les dio un dulce refrigerio mientras descansaban.»

 

LISBOA EN DICIEMBRE CON EL MARQUÉS DE POMBAL AL FONDO. Foto de Lorenzo del Término (2015)

 

lisboa 05122015 M. Verpi 7

 

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MAQUINISTA DE TREN. Antonio Medina de Haro (1936-1997)

trendeloshorroresM.VERPI Alcalá 2014(Foto:  Manuel Verpi [Alcalá 2014])

Todos, cuando éramos niños, teníamos nuestro héroe o nos hubiera gustado ser alguno de nuestros ídolos. También nos sentábamos, la pandilla de amigos en corro, en alguna acera o a la puerta de una casa y empezábamos aquello de:

   —«…a mí me gustaría ser médico.»

   —«…y a mí aviador.»

    —«¡y a mí, cartero!»

   ¡Cuánta variedad de querer ser y luego hemos tenido que ser otra cosa! Yo, personalmente, hubiera deseado llegar a maquinista de tren. Viajar de noche, atravesar los campos silbando, montado en mi máquina, recibir el aire frío de La Mancha en el rostro y, al amanecer —a la vuelta—, llenar mi corazón con la alegría del Valle del Guadalquivir.

   El mono azul, la negra gorrilla de ferroviario, el vapor blanquísimo, como un pañuelo desplegado en la noche metálica, me han llegado a emocionar como nadie pueda imaginarse.

   ¿Qué vería yo en este mundo del tren?

   Hoy día he llegado a ser algo muy distinto de mi deseo infantil. A pesar de todo, aún me cambiaría por uno de esos viajeros incansables —los maquinistas— que, para mí, son más importantes que cualquier otra cosa en el mundo.

   Si yo volviera a nacer haría lo posible por cumplir mi ilusión, porque, en realidad, me he quedado sin ser lo que yo quería.

PÍO, HÉROE CONTRADICTORIO. De la serie «RECORTES», Nº 110. Por Pablo Romero Gabella

 

luna baja y trágame 7

Luna, baja y trágame 

(Ilustraciones para un libro de Tomás Valladolid Bueno)

Rafael Luna

2009

 

«¿Por qué se le sigue leyendo en una época en la que los lectores desfallecen? Porque lo ponen de lectura obligatoria en colegios o lo ponían, y por algo más. Por el lector adulto, que, en sus horas por fuerza solitarias, en el tiempo de la remembranza, que fue el de Baroja, se recuerda en el joven que buscaba refugio en la lectura y que por un momento se sintió Martín Zalacaín o Andrés Hurtado acogotado por el medio, buscando una salida, una puerta de escape: los rebeldes barojianos que crecían más en la imaginación de sus lectores que en las páginas que su generación concita. En los humano, como en toda la naturaleza, el individuo es lo único. Sólo lo individual existe en el campo de la vida  en el campo del espíritu. Lo individual no puede en absoluto entrar de lleno en un encasillado, y menos si este encasillado ha tenido por norma un principio ético. Las ideas de lo bueno, de lo lógico, de lo justo, de lo consecuente, son demasiado genéricas para representarse completas en la naturaleza. El individuo no es lógico, ni bueno, ni justo. Todo lo individual se presenta siempre mixto, con absurdos de perspectivas  y contradicciones pintorescas, contradicciones y absurdos que nos chocan, porque intentamos someter a los individuos a principios que no son los suyos. Baroja y sus rebeldías, Baroja anticomunista, antidemócrata, antirrepublicano confeso antes de la Guerra Civil, durante la guerra y después de ésta. Hombre de otro tiempo, del antiguo régimen, digamos. Inclasificable. Se nos escapa entre sus páginas, ahí creemos atraparlo y nos acaba enseñando nuestros propios fondillos.»

[Pío BarojaCésar o nada, Madrid, 2006, pág 7-8, 1ª edición 1910 / Miguel Sánchez-Ostiz, «Baroja no era barojiano», ABC Cultural, 7 de noviembre de 2015]

 

ASÍ FUE. Antonio Medina de Haro (1936-1997)

 

Paisaje español desde el tren (3)

[Foto: LGV 2009]

 

Ha sido todo un camino lleno de dificultades el que hemos tenido que recorrer. Una noche de enero nos sorprendió el destino, regalándonos una vida que si por poco se rompe… Entre lágrimas y suspiros de esperanza, saltábamos nuestro primer obstáculo y decidimos seguir la carrera con la mirada puesta en el final.

   …Era mejor no mirar a nuestro lado. Yo, personalmente, decidí llegar el primero a costa de mis principios, máximas y negaciones-renuncias-necesarias.

  La carrera era difícil. Los contrincantes eran: la perseverancia, las ganas de triunfar, el desprecio a los fallos, la ilusión de volver a ser el mismo y, el último de todos (como una cola impertinente pero con categoría de empuje atlético), la resistencia insólita de la fortaleza sublime que genera vida pertinacia sin límite.

   Durante el recorrido, me ha faltado la respiración algunas veces y he tenido que recurrir a un gasto excesivo de mi oxígeno intelectual.

   Posiblemente el ejercicio constante de la superación vital esté siendo la mística de mi triunfo.

   Estoy casi en la llegada, los ojos se me llenan de alegría, el sudor y la fatiga son las caricias finales de la prueba estética más dura de toda mi vida…

 
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DONDE TIENES TU SITIO EN EL VAGÓN TE LLEVA EL TREN. Poema de 1996 con foto de 2010. Lauro Gandul Verdún

PAISAJE ESPAÑOL DESDE EL TREN. 5 fotografías de Lauro Gandul Verdún (2009)

«TIEMPO PERDIDO» Y «TREN». Dos fotografías de Julio García

 

LITERATURA, MALA. De la serie «RECORTES», Nº 109. Por Pablo Romero Gabella

 

Pascalemarthinetayou...

Plansone Duty Free Project

Pascale Marthine Tayou

2006

[Foto: LGV 2015]

 

«La literatura y el mal me reveló un aspecto de la literatura que yo creo que existe y que Bataille vio maravillosamente: que en la literatura se expresa algo que sólo se puede expresar en la literatura. Él decía que esos fondos reprimidos que permiten la vida en sociedad, todo aquello que si tuviera derecho de ciudad provocaría hecatombes, catástrofes, haría que nos matáramos todos, ciertos instintos, deseos que están ahí y no podemos erradicar sumidos en el fondo de nuestra personalidad, encuentran en la literatura un camino privilegiado para expresarse. Sabiendo lo mucho que amo el Arte, el Demonio toma a veces la forma de la mujer más seductora, y con especiales e hipócritas pretextos, acostumbra mis labios a filtros degradantes.»

[Entrevista a Mario Vargas Llosa por Juan Cruz en Babelia, 24 de octubre de 2015/ Charles Baudelaire, «La Destrucción» en Las Flores del Mal, Madrid, 2009,pág. 219, traducción de Enrique López Castellón, 1ª edición en francés en 1857]

 

LECTURA DE POEMAS EN HOMENAJE A POEMAR, RAFAEL LUNA Y RAFAEL BALTANÁS. Molino del Algarrobo, domingo 1 de noviembre de 2015 a las 7 de la tarde

 
Cartel Molino del Algarrobo POEMAR

CARTEL POR GUILLERMO BERMUDO

 

COLOQUIOS (279): A PROPÓSITO DE NUESTRO AMADO RAFAEL. Gabi Mendoza Ugalde

 

TETRÍPTICO-RRG ODP 2002Rafael Rodríguez González

(Fotografía: ODP 2002)

 

—¿Muerto Rafael?

—Sí, hermano: el miércoles 21 de octubre.

—¿Tú lo has visto?

—Lo sé de buena tinta.

—Si no era de él, no era buena.

—De él no era, claro.

—¿Claro? Eso no es tinta, sino papel: Rafael es tinta, hermano.

 
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COLOQUIOS (265): «¿DEL PADRE MUERTO?». Gabi Mendoza Ugalde

CONVERSACIÓN. Lauro Gandul Verdún

 

IN MEMORIAM, RAFAEL BALTANÁS. «Historias de vidas» por Olga Duarte Piña y Lauro Gandul Verdún, 2003

 

El escritor Rafael Baltanás

(Foto Olga Duarte, 2003)

 

Como lectores de Rafael Rodríguez González nos sorprendemos a nosotros mismos inquietos después de la lectura de cualquiera de sus artículos. Nos sirven para comprender la realidad humana: son útiles, despabilan, arrancan una sonrisa, las más de las veces agridulce. También, cuando tiene que ser, duelen porque denuncian, no sólo a otros, sino a los propios lectores, a cualquiera de nosotros. Ponen el dedo en la llaga, llaman a las cosas por su nombre, en ese estilo austero, denso y lúcido que Rafael Rodríguez González ha ido pergeñando a lo largo de los años. El público de esta ciudad de barrios y cerros que haya querido, habrá tenido la enorme fortuna de seguir paso a paso la conformación de ese arte suyo, porque su generosidad impagable le ha llevado a ir vertiendo su literatura esclarecedora en diferentes publicaciones.

   Rafael Baltanás es un escritor comprometido con la vida, sobre todo con esa parte de la vida sobre la que caen todos los palos, ese triste lomo de la vida que machacan algunos, o muchos, sobre un resto de millones de seres. Lo que nutre a esa, verdaderamente infame, turba de canallas, ese alimento podrido, su cultivo, la siniestra ciencia que permite los herbazales donde pastan las bestias de los inicuos, constituyen el blanco que pretende pinchar el escritor con sus dardos certeros.

   Pertenece a esa noble casta de Goytisolos, Ferlosios, Celayas, Oteros, que sólo son verdadera literatura cuando involucran su retórica, su discurso, sus visiones, su existencia, en el compromiso con el ser humano, iluminados y manchados por la fluencia de la condición humana. Nosotros estamos de acuerdo con él. Si las palabras alojan la idea y el sentimiento, que sean concebidas para las personas, que queden incorporadas en los mensajes que reivindican y procuran la verdad.

   Se trata de la memoria y también se trata del futuro, pero del futuro justo que es el único que no puede brotar del olvido. Se trata del presente al que sólo podemos asomarnos desde la responsabilidad de nuestros actos y desde la exigencia a los otros que sigan igual responsabilidad, sobre todo a aquellos otros que detentan cualquiera de las formas que reviste el poder. El poder suele revestir una forma fantasmal, casi informe, contorneado ambiguamente por esos cultos malvados, sibilinos, alevosos que también lo integran. Los artículos de Rafael Baltanás de los últimos años en la contraportada de este periódico los firma un muerto, al que de alguna manera el periodista devuelve una suerte de vida varias décadas después de que cayera abatido, injustamente arrebatado de ella, por las balas de unos sicarios que nunca delataron a sus jefes ni éstos a aquéllos.

   «He leído mucho, mucho para mí, porque para cualquiera no es tanto», nos dice. No es hombre de academia, aunque no considera el autodidactismo una categoría distinta de lo académico, porque al final -y al principio- de toda ilustración están los libros que son los que marcan los caminos a seguir para llegar al tesoro que contienen sus páginas.

   Su sentido de la libertad, su humildad intelectual o su timidez, le han llevado a firmar con pseudónimos e incluso a no firmar sus propios textos, como aquellos cronistas de la prensa decimonónica. Pseudónimos o anónimos, sus textos le han comprometido siempre. Ya desde antes de la muerte de Franco, cuando compromiso no era sólo una categoría espiritual, y así a lo largo de veinticinco años de militancia política, de la que desde hace algunos se encuentra alejado, según declara, por no querer estar en sitio alguno en que los medios y los pasos no estén impregnados del fin al que se aspira.

 
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RAFAEL BALTANÁS (1955-2015)