INTOXICACIÓN POLÍTICA. María del Águila Barrios

 

INCINERADORA 7[Foto: Manuel Verpi (Alcalá 2014)]

 

Padezco intoxicación política con demasiada frecuencia y ya empiezo a preocuparme porque no encuentro remedio posible por ahora. Ni siquiera la desconexión me desintoxicaría, ni ningún exit me serviría para salir de esta dolencia. Desenchufar todos los aparatos no me solucionaría este padecimiento, tampoco dejar de comprar la prensa porque, hoy en día, por cualquier orificio se cuela la política: una frase, una imagen, un rumor, un cotilleo…, desde el más sabio al más necio todo el mundo habla de política. Si no es de la más cercana es de la más lejana pero ¿cómo han conseguido los políticos abducirnos?, ¿cómo han conseguido que lo que más preocupe a los españoles sea la política? Ya decía Aristóteles: anthropos zoon politikón, pero dada esta máxima, no estamos ante seres políticos de una política auténtica, que permita el cambio y la transformación y conduzca a la Justicia sino que el político actual es por esencia injusto y sus resultados son espantosos para las personas. El hombre político actual es sensacionalista y una fuente de pesadillas sensacionales.

   Casualmente, mientras escribo estas líneas llega a mis manos esta cita: «Quien busca una relación justa con la piedra, con al árbol, con el río, es necesariamente llevado, por el espíritu de verdad que lo anima, a procurar una relación justa con el hombre. Aquel que ve el espantoso esplendor del mundo es lógicamente llevado a ver el espantoso sufrimiento del mundo. Aquel que ve el fenómeno quiere ver todo el fenómeno. Es apenas una cuestión de atención, de secuencia y de rigor.» (Sophia de Mello Breyner Andresen, 1964).

   Así que me pregunto porqué no somos bien tratados, si han llegado ahí por nosotros que confiamos en la Democracia. No encuentro que nos traten de igual a igual, ni fraternidad, ni atención ninguna, sólo explotación o desamparo, no encuentro la verdad, sólo el engaño y espanto para tenernos cohibidos y acomodados ante cualquier posible cambio que les perjudique a ellos, a los políticos. De un bando y de otro nos asustan con sus falsarias. Nos quitan el dinero de nuestro trabajo para su propio beneficio y con un descaro políticamente sensacional pues ya no se cohíben por su corrupción. ¿Qué podemos creernos de sus discursos traducidos en noticias? «Es apenas una cuestión de atención, de secuencia y de rigor»…, ahí se desvela todo.

 

[La voz de Alcalá, 15 al 31 de mayo de 2017, año XXVI nº 453]

 
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