[Foto: Olga Duarte Piña (Alcalá 2012)]
«El soneto XXV, notable por su emoción, pudo ser escrito (…) después de una probable visita del poeta a la sepultura de su dama. Esta visita pudo tener lugar en el viaje que Garcilaso hizo a España, con una comisión del Virrey de Nápoles, en 1534, poco después de la fecha en que debió morir Dª Isabel.»
[Obras de Garcilaso.
Edición de Tomás Navarro Tomás (1884-1979).
Editorial Espasa-Calpe, S.A. Madrid 1970]
SONETO XXV
¡Oh hado esecutivo en mis dolores,
cómo sentí tus leyes rigurosas!
Cortaste el árbol con manos dañosas,
y esparciste por tierra fruta y flores.
En poco espacio yacen mis amores
y toda la esperanza de mis cosas,
tornadas en cenizas desdeñosas,
y sordas a mis quejas y clamores.
Las lágrimas que en esta sepultura
se vierten hoy en día y se vertieron
recibe, aunque sin fruto allá te sean,
hasta que aquella eterna noche oscura
me cierre aquestos ojos que te vieron,
dejándome con otros que te vean.
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Garcilaso de la Vega en «CARMINA»:
«OH DULCES PRENDAS, POR MÍ MAL HALLADAS» (SONETO X). Garcilaso de la Vega (1501-1536)
SONETO V. Garcilaso de la Vega (1501-1536)
«ABRAZARSE A SU DOLOR COMO ÚNICO CONSUELO» (SONETOS XXXII Y XX). Garcilaso de la Vega (1501-1536)
APROXIMACIONES A LA POESÍA HUNGÁRICA (Olga Duarte Piña y Lauro Gandul Verdún, 2008)
«CERCA EL DANUBIO UNA ISLA…» (CANCIÓN III). Garcilaso de la Vega (1501-1536)
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SONETOS EN «CARMINA»