Posts from septiembre 2012.

COLOQUIOS (167). Gabi Mendoza Ugalde

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—¡Qué ruina tienen los del Estado!

—La gente todavía no. Nos hemos administrado.

—¿Pero no son ellos los administradores?

—Deberían, pero, inicuos, han preferido el latrocinio, el expolio.

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GENTE DE VADU IZEI, 2004. Fotografías de Olga Duarte Piña y Lauro Gandul Verdún

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ODP

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LGV

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(Fotos correspondientes a la serie «Rumanía, 1999-2005»)

MALOS TIEMPOS. María del Águila Barrios

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El Gobierno de España está dándole la vuelta a los cueros de la Constitución y vaciando los tuétanos del Estado Social en las alcantarillas. Los partidos políticos, los sindicatos, las asociaciones vecinales, etc., han devenido en inútiles para el verdadero interés común. Si deben constituir la voz del pueblo, deslealmente callan lo que deben decir o forman un griterío vacuo con lo que deberían callar. El sistema electoral concebido para la partitocracia y no para la democracia propicia un continuo estado de campaña electoral y un uso manipulado de los símbolos.

…………Las noticias sobre hurtos o robos en supermercados nos llegan con opiniones de sus promotores calificándolas como actos simbólicos. Me viene a la cabeza el hurto famélico o miserable, aquel cuya responsabilidad venía atenuada por la circunstancia del hambre del ladrón y del destino dado a lo hurtado: para quitarse de encima el hambre, el hombre sí puede tomar bienes ajenos y emplearlos en comer. Habría que señalar, además, que como circunstancia atenuante o eximente de la responsabilidad criminal ha de concurrir ese hambre en el agente del hurto y no en representantes

…………Otros piensan que por algo se ha de empezar. Cuando digo algo me refiero en la esfera de lo público. La cuestión es si, desde un punto de vista de la acción pública, por los ciudadanos es de recibo el bandolerismo de los sindicalistas del SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores). Y si los actos en los supermercados y en algún hotel de lujo van a servir de ejemplo a otros que pretendan, desde sus respectivas bandas y para dar de comer a sus hambrientos respectivos, erigirse también en representantes

…………Las plazas públicas están llenas de veladores con copas y raciones donde sentados en sus sillas beben y comen los asiduos y los turistas que visitan nuestras ciudades, y no es posible desplegar la acción democrática entre los clientes del local porque el dueño de la terraza tiene reservado el derecho de admisión en su parte de la plaza (cada vez menos, o nada, pública). Las calles están atestadas de vehículos estacionados o circulando. Las peatonales emulan a las grandes superficies, y al revés. Los museos se han convertido muchos de ellos en lugares de entretenimiento y efectismo. Los cines están sólo obsesionados en películas taquilleras.

…………El espacio público en los medios de comunicación está oculto bajo la basura para consumistas, explotados en un círculo vicioso de producir, al menor coste, para consumir, al mayor precio, cueste lo que cueste. Y si los derechos no nos los podemos pagar, pues a derogarlos. La cultura sólo es identificada con el espectáculo y vaciada de su contenido moral y político. La televisión, la radio o internet debieran servir para el desenvolvimiento fluido de los caudales nutricios de la opinión pública sobre los hechos que se producen en la realidad, pero sirven a otros fines y bajo las órdenes de patrones a quienes poco importan las personas y sus derechos e intereses legítimos a vivir en paz en una comunidad sana, justa y educada.

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POR ENCIMA DEL MAR, DESDE LA ORILLA AMERICANA DEL ATLÁNTICO. Rafael Alberti (1902-1999)

 
 

 
 

   ¡Si yo hubiera podido, oh Cádiz, a tu vera,
hoy, junto a ti, metido en tus raíces,
hablarte como entonces,
como cuando descalzo por tus verdes orillas
iba a tu mar robándole caracoles y algas!

   Bien lo merecería, yo sé que tú lo sabes,
por haberte llevado tantos años conmigo,
por haberte cantado casi todos los días,
llamando siempre Cádiz a todo lo dichoso,
lo luminoso que me aconteciera.

   Siénteme cerca, escúchame
igual que si mi nombre, si todo yo tangible,
proyectado en la cal hirviente de tus muros,
sobre tus farallones hundidos o en los huecos
de tus antiguas tumbas o en las olas te hablara.
Hoy tengo muchas cosas, muchas más que decirte.

   Yo sé que lo lejano,
sí, que lo más lejano, aunque se llame
Mar de Solís o Río de la Plata,
no hace que los oídos
de tu siempre dispuesto corazón no me oigan.
Por encima del mar voy de nuevo a cantarte.

 
 
 

[Rafael Alberti, Ora marítima, 1953.
Poema incluido por Arturo Ramoneda en Antología de la poesía española del siglo XX (1890-1939).
Alianza Editorial, S.A. Págs. 505 y 506. Madrid, 2007]

 
 

El regreso a España de Alberti
(Barajas, 1977)
(PINCHE EN LA FOTO PARA ESCUCHAR LA DECLAMACIÓN DEL POEMA)
 
 

COLOQUIOS (166). Gabi Mendoza Ugalde

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—¿Por qué no arden los bosques suizos?

—Porque no les meten fuego.

—¡Pobre España!…

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«RIMA LXVI» Y «DONDE HABITE EL OLVIDO». Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870) y Luis Cernuda (1902-1963 [Fotos: ODP 2012]

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¿De dónde vengo?… El más horrible y áspero

…………de los senderos busca.

Las huellas de unos pies ensangrentados

…………sobre la roca dura;

los despojos de un alma hecha jirones

…………en las zarzas agudas,

…………te dirán el camino

…………que conduce a mi cuna.

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¿A dónde voy? El más sombrío y triste

…………de los páramos cruza:

valle de eternas nieves y de eternas

…………melancólicas brumas.

En donde esté una piedra solitaria

…………sin inscripción alguna,

…………donde habite el olvido,

…………allí estará mi tumba.

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[Gustavo Adolfo Bécquer, Rimas, 1868.

Edición de José Luis Cano.

Ediciones Cátedra, S.A. Pág. 85. Madrid, 1980]

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Donde habite el olvido,

En los vastos jardines sin aurora;

Donde yo sólo sea

Memoria de una piedra sepultada entre ortigas

Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

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Donde mi nombre deje

Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,

Donde el deseo no exista.

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En esa gran región donde el amor, ángel terrible,

No esconda como acero

En mi pecho su ala,

Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

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Allá donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,

Sometiendo a otra vida su vida,

Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

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Donde penas y dichas no sean más que nombres,

Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;

Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,

Disuelto en niebla, ausencia,

Ausencia leve como carne de niño.

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Allá, allá lejos;

Donde habite el olvido.

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[Luis Cernuda, Donde habite el olvido, 1934.

Poema incluido en la antología de Ángel González El grupo poético de 1927.

Taurus Ediciones, Págs. 154 y 155. Madrid 1976]