MALOS TIEMPOS. María del Águila Barrios

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El Gobierno de España está dándole la vuelta a los cueros de la Constitución y vaciando los tuétanos del Estado Social en las alcantarillas. Los partidos políticos, los sindicatos, las asociaciones vecinales, etc., han devenido en inútiles para el verdadero interés común. Si deben constituir la voz del pueblo, deslealmente callan lo que deben decir o forman un griterío vacuo con lo que deberían callar. El sistema electoral concebido para la partitocracia y no para la democracia propicia un continuo estado de campaña electoral y un uso manipulado de los símbolos.

…………Las noticias sobre hurtos o robos en supermercados nos llegan con opiniones de sus promotores calificándolas como actos simbólicos. Me viene a la cabeza el hurto famélico o miserable, aquel cuya responsabilidad venía atenuada por la circunstancia del hambre del ladrón y del destino dado a lo hurtado: para quitarse de encima el hambre, el hombre sí puede tomar bienes ajenos y emplearlos en comer. Habría que señalar, además, que como circunstancia atenuante o eximente de la responsabilidad criminal ha de concurrir ese hambre en el agente del hurto y no en representantes

…………Otros piensan que por algo se ha de empezar. Cuando digo algo me refiero en la esfera de lo público. La cuestión es si, desde un punto de vista de la acción pública, por los ciudadanos es de recibo el bandolerismo de los sindicalistas del SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores). Y si los actos en los supermercados y en algún hotel de lujo van a servir de ejemplo a otros que pretendan, desde sus respectivas bandas y para dar de comer a sus hambrientos respectivos, erigirse también en representantes

…………Las plazas públicas están llenas de veladores con copas y raciones donde sentados en sus sillas beben y comen los asiduos y los turistas que visitan nuestras ciudades, y no es posible desplegar la acción democrática entre los clientes del local porque el dueño de la terraza tiene reservado el derecho de admisión en su parte de la plaza (cada vez menos, o nada, pública). Las calles están atestadas de vehículos estacionados o circulando. Las peatonales emulan a las grandes superficies, y al revés. Los museos se han convertido muchos de ellos en lugares de entretenimiento y efectismo. Los cines están sólo obsesionados en películas taquilleras.

…………El espacio público en los medios de comunicación está oculto bajo la basura para consumistas, explotados en un círculo vicioso de producir, al menor coste, para consumir, al mayor precio, cueste lo que cueste. Y si los derechos no nos los podemos pagar, pues a derogarlos. La cultura sólo es identificada con el espectáculo y vaciada de su contenido moral y político. La televisión, la radio o internet debieran servir para el desenvolvimiento fluido de los caudales nutricios de la opinión pública sobre los hechos que se producen en la realidad, pero sirven a otros fines y bajo las órdenes de patrones a quienes poco importan las personas y sus derechos e intereses legítimos a vivir en paz en una comunidad sana, justa y educada.

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