Posts from junio 2012.

ASTURIAS PARIA QUERIDA. De la serie «RECORTES», Nº 23. Por Pablo Romero Gabella

«Barricadas, lanzamientos de voladoras (cohetes pirotécnicos), tuercas, rodamientos y todo tipo de objetos contundentes, carreras; botes de humo, heridos… El concejo asturiano de Langreo vivió ayer los enfrentamientos más duros de los mineros con las Fuerzas de Seguridad desde que hace ya veinte días comenzara la huelga del sector en Asturias. José Luis con voz muy ronca y un fuerte acento asturiano dice que las barricadas son la única forma de lucha que conoce. “Mi abuelo luchó en el 34, mi padre en el 62 y ahora me toca a mí”.  Allí mismo en Asturias en el 34, durante la Revolución de Octubre, se habían empleado por primera vez burros cargados de dinamita con la intención de lanzarlos contra Doval y López Ochoa. Pero, a mitad de camino, los burros siempre se volvían, con las mechas encendidas cada vez más cortas, convirtiéndose en un peligro grave para los mineros, que para espantarlos y obligarlos a dirigirse hacia su objetivo, les tiraban piedras, hasta que en una de estas vueltas y vacilaciones, los burros en medio de terrible estampido se volatilizaban en el aire.»

[ABC,  16 de junio de 2012, pág. 42 / El País,  17 de junio de 2012, pág. 24 / Juan Pedro Aparicio, La forma de la noche, Madrid, 1993, pág. 25]

SIN TÍTULO. Poema visual de Lauro Gandul Verdún (Rota, 2011)

LUZ DE PLATA Y AIRE QUE NO TOCA LOS PERFILES. Poema de Lauro Gandul Verdún

DE IMPUESTOS Y REYES: ALCALÁ DE GUADAÍRA Y EL EMPRÉSTITO FORZOSO DE 1865. Por Pablo Romero Gabella* 2012

A toda mi familia, y desde hace dos años aún más

.

«Créalo don Mariano:

todos los gobiernos son peores

si no dan curso al dinero

para que corra de mano en mano.»

Benito Pérez Galdós, O´Donnell

(Episodios Nacionales, 4ª serie, 5)

Madrid, 1904

.

«Hegel dice en alguna parte

que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal

aparecen dos veces.

Pero se olvidó de agregar:

una vez como tragedia y la otra como farsa».

Karl Marx,

El 18 brumario de Luis Bonaparte, 1869

.

Isabel II
1830-1904
Federico Madrazo y Kuntz
1815-1894

…………Una velada en el teatro

Esta historia que les paso a relatar deberán ustedes decidir, queridos lectores, qué de tragedia o qué de farsa tiene respecto a nuestra actual circunstancia patria . Pero además de esto, nuestro relato contiene mucho déficit público, poco crédito, latrocinios reales, crisis de gobierno, algaradas en la Puerta del Sol, campañas mediáticas, muertes y también el enfoque micro: el alcalareño, por supuesto.

…………Comenzamos en el Teatro del Circo de Madrid el 30 de enero de 1865. Esa fecha, donde para muchos comenzó el español género de la revista, se estrenaba 1864 y 1865. Revista cómico-lírico-fantástica, obra del alcalareño D. José María Gutiérrez de Alba y con música de D. Emilio Arrieta.  En ella se glosaban los temas del momento en un tono sarcástico y cómico de la mano del viejo año 64 y de su jovencísimo hijo 65. En la Escena XI aparecen ante padre e hijo un grupo de hombres gordos y otro de flacos. Lo que sigue es una particular dialéctica castiza que comienzan los gordos: «nosotros somos/ los que benéficos/ salvando vamos/la situación./ Sin nuestra ayuda,/ sin nuestro crédito,/ no prosperará (nuestra nación).» A esto responden los flacos: «Nosotros somos/ los pobres cándidos./que seducidos/ por la ambición/ soltando, ilusos/ nuestro metálico,/con él perdimos/ nuestra ilusión.»

…………La obra se estrenaba, con éxito, cuando el país estaba inmerso  en la polémica provocada por la presentación en el Congreso de los Diputados , el 19 de enero, de un proyecto de empréstito forzoso de 600 millones de reales para los contribuyentes de más de 400 reales anuales. En la España del momento no se sabía muy bien quiénes eran los gordos o los flacos, si el Estado o los ciudadanos.

.

…………La edad del pasteleo

Nuestra historia se enmarca dentro del período final del reinado de Isabel II (1844-1868), años marcados por la política del pasteleo entre los espadones  del partido moderado (Narváez) y la Unión Liberal (O`Donnell). Entre 1865 y 1868 triunfaba el liberalismo oligárquico (lo que dejaba fuera a gran parte de la población) y su política consistía en el «juego de regates cortos en torno a un poder cada vez más frágil… La contradanza que bailaron Narváez y O`Donnell  en torno a la reina fue un ejemplo mayor y más acabado de la miseria de aquel prolongado crepúsculo» (Isabel Burdiel, Isabel II. Una biografía, Madrid, 2010, p. 739). El año 1865 comenzaba con otro gobierno más del general moderado Narváez, que se formó el 16 de septiembre de 1864, y que intentaba aglutinar desesperadamente a las facciones del moderantismo, dando entrada en el Ministerio de la Gobernación  a González Bravo,  líder del sector duro y cercano a la Corte. La situación económica era alarmante ya que el ciclo de crecimiento comenzado en 1855 estaba en decadencia en gran medida debido al final de la burbuja ferroviaria inflada por el capital foráneo  y que tras diez años llegaba a su fin. Esto se demostró en 1864 con una serie de quiebras bancarias encabezadas por la francesa Sociedad General de Crédito. La contracción de la inversión extranjera trajo como consecuencia la desaceleración de la producción industrial y el retraimiento de los inversiones locales. Esto venía acompañado de un desbocado déficit público —¿les recuerda esto algo?— que no podía colocar sus títulos de deuda en los mercados europeos —¿cuál sería la prima de riesgo?—. El déficit se encontraba en torno al 30% (¡!), y esto era debido a razones tanto coyunturales como estructurales. Respecto a las primeras nos referimos al endeudamiento que se produjo durante el Gobierno Largo de O`Donnell (1859-1863) debido a las aventuras coloniales en Marruecos, México, Santo Domingo y la Conchinchina. En cuanto a las primeras nos encontramos con que la Hacienda pública adolecía del grave problema del escaso poder recaudatorio o, lo que es lo mismo, el elevado fraude fiscal existente. En 1845 los moderados intentaron organizar el sistema fiscal de la mano del ministro Alejandro Mon. Así, además de crear el Presupuesto del Gobierno que debía ser aprobado por las Cortes, unificaba el intricado catálogo de impuestos en dos grandes bloques: los directos (territorial o agrario, industrial y sobre las hipotecas) y los indirectos, siendo estos los que más afectaban a las clases populares, especialmente los odiados consumos que grababan los productos de primera necesidad. En el periodo de 1865-1869 el déficit público (diferencia ingresos-gastos) era de 155 millones. Del apartado de ingresos el 74% procedían de los impuestos indirectos, es decir, las fortunas más modestas o bajas eran las que sostenían en gran medida al Estado —¿les suena?—. Y en ese contexto llegó la propuesta del ministro de Hacienda, el marqués de Barzanallana, de obligar a todo contribuyente de más de 400 reales anuales a prestar dinero al Estado. Las consecuencias no fueron ni mucho menos las esperadas, al contrario, gran parte de la opinión pública, y no solo la oposición progresista y demócrata , se levantó contra tal medida y los periódicos comenzaron a recibir cartas de protesta de sus lectores.

Ramón María Narváez
1800-1868
Vicente López Portaña
1772-1850

.

…………Carta de unos desconocidos

Una de esas cartas fue la que publicó el periódico madrileño La Libertad el 5 de febrero. La firmaban «vecinos y contribuyentes de Alcalá de Guadaíra» que «honrándose con el nombre de españoles (…) si vieran en el sacrificio que se les exige un remoto bienestar de ella, con gusto sacrificarían cuanto poseen por conseguirlo». ¿Quiénes eran? No aparece ningún nombre, pero la pista la ofrece el periódico al cual escriben, ya que se autotitulaba como «periódico moderado». Era una de las cabeceras a las que la oposición demócrata-progresista denominaba como «subvencionados», porque eran progubernamentales. No obstante los periódicos de aquella época no eran tan sectarios como podríamos pensar en nuestros días, ya que este periódico aunque moderado, se oponía a la orientación dura del Gobierno Narváez, y especialmente de González Bravo, convertido en el hombre fuerte del momento. Es tanto así que en su editorial del 1 de febrero decía que el problema del empréstito era «una cuestión de humanidad». Por tanto, podemos pensar que nuestros alcalareños podrían encuadrarse dentro del moderantismo. Sobre este grupo socio-político apenas sabemos algo en Alcalá, no más de los nombres de sus figuras más destacadas como Fernando Lasso de la Vega (proveniente de Sevilla y líder del moderantismo a mitad de siglo) o Isidoro Díaz y Cos (alcalde liberal-conservador al final del reinado de Isabel II y  durante la Restauración). Queda mucho por estudiar, si lo comparamos con el sector progresista-demócrata de Cabello de la Vega y de los Gutiérrez de Alba. Pero podemos establecer que las diferencias entre progresistas y moderados no parecían tan evidentes en el plano de lo social, ya que se nutrían de la mediana y pequeña burguesía donde los  panaderos tenía un importante papel debido a su éxito en el mercado sevillano (en 1864 los asilos municipales para mendigos utilizan en exclusiva el pan alcalareño).  En la carta de nuestros desconocidos alcalareños encontramos un especial interés por la industria, más que por el campo. Sobre el campo señalaban que los males se centraban en «la escasez de las cosechas anteriores y lo costoso de las  labores a causa de la falta de brazos» y que por tanto «tienen a la clase labradora por demás esquilmada».  El punto de vista sobre los problemas del campo vienen desde una óptica de propietarios (clase labradora), señalando uno de los tópicos del momento por parte de los propietarios: la falta de mano de obra campesina. Sin embargo señalan que la que sería arruinada con esta medida sería la industria. Y parten de una idea: el subdesarrollo de la industria en España. Así decían que «como en la mayor parte de las provincias de España, la industria se ejerce en tan pequeña escala que el capital en ella invertido equivale al tanto o cuanto más al duplo de la contribución que en un año se satisface». Por tanto concluyen que «tan pequeño capital, claro es que no da garantía al prestamista para exigir sobre él cantidad alguna, ventaja que reporta por de pronto el dueño de la propiedad inmueble». Y a continuación pasan a hacer un ejercicio contable muy burgués: «Éste, sin embargo, cuando la encuentra tiene que abonar el 15 y el 20 por 100, que unido a los gastos de la fianza y los demás indispensables al negocio, no baja del 25». Si los gastos para satisfacer al Gobierno son del 25%, y la deuda pública supone un interés para el contribuyente del 6% —y si tiene el valor de «luchar en las oficinas encargadas de abonarles»— se infiere que «resultar debe un perjuicio del 19 por 100 a los que pidan  y encuentren prestado para prestar al gobierno (…) nada diremos de aquéllos que no importando su capital el tanto que se les exige, tienen que entregarlo en el espacio de siete meses, sin encontrar quien les preste un céntimo». A resultas, para prestar al gobierno había que pedir prestado, y eso quien pudiera. Gutiérrez de Alba no encontraba mejor metáfora de la situación económica del país en su sátira que la de los gordos y los flacos.

…………Para los contribuyentes alcalareños, esta medida, más que beneficiar al Estado supondría que «daríamos uno, dos y más pasos hacia su completa y quizás próxima ruina». Y terminaban diciendo que «medios tiene el gobierno de S.M. con que hacer desaparecer la apurada situación en que el Tesoro se encuentra, sin privar al país de los veneros de su riqueza.  La Cámara los conoce, como los conoce el gobierno por ello». En este razonamiento, tan familiar hoy a nuestros oídos,  no sabemos a qué medios aludían para acabar con el déficit aunque creemos que algún papel pudiera corresponder a la Corona.

Emilio Castelar y Ripoll
1832-1899
Joaquín Sorolla y Bastida
1863-1923

.…………Monarquía rasgada

Junto a la exposición de nuestros alcalareños salieron a la luz de las imprentas muchísimas más, uniendo a sectores críticos del moderantismo con progresistas y demócratas, donde estacaba la afilada prosa de su líder Castelar desde su tribuna en La Democracia, y que lograron al final tumbar el proyecto y hacer caer el 20 de febrero al ministro de Hacienda (que curiosamente, o no, volvería a hacerlo en el último gobierno de Isabel II). Sin embargo, el Gobierno de Narváez intentó una salida al fracaso de su política con un golpe de efecto, que diríamos hoy mediático. El mismo día que dimitía el ministro de Hacienda, presentaba un proyecto de Enajenación del Patrimonio Real para así aliviar el problema del déficit. El Presidente del  Gobierno diría con entusiasmo que la Reina había tenía un «rasgo de la inagotable munificencia» real y exclamaba «¡Cuán feliz es la nación que tiene una Reina, tan grande, tan generosa, tan patriótica!». No obstante la reacción no se hizo esperar, cinco días después, el 25 de febrero, Castelar publicó en La Democracia uno de los más famosos artículos de la historia de nuestro país, titulado «El rasgo», donde se ponía en solfa la pretendida generosidad regia ya que de las ventas de los bienes reales el 75% pasaría al Estado y el 25% a la reina. Castelar defendía que no era tal la generosidad, sino un verdadero latrocinio de las arcas del Estado ya que la reina convertiría en bienes personales el 25% de los bienes públicos. Este artículo provocó tal conmoción, que las consecuencias no se hicieron esperar. La oposición cargó las tintas contra la supuesta generosidad de la Reina ya que además de no enajenar sus joyas ni los principales palacios (propiedad privada de los reyes) hacía un buen negocio. Era por así decirlo una gran desamortizadora en su propio beneficio, tal como Teresita, la cortesana,  protagonista del Episodio Nacional de Galdós que cubría esa etapa. El Gobierno pidió que Castelar fuera expulsado de su puesto como profesor de Historia en la Universidad de Madrid.  Esto provocaría la caída del rector y las iras del alumnado que organizaría manifestaciones y actos de desagravio ante las autoridades. A esto respondería el Ministro de Gobernación, González Bravo, con lo siguiente ante el pleno del Congreso:  «Si se acude al terreno de la fuerza se opondrá la fuerza, al hierro se opondrá el hierro ¡y desgraciado del que caiga!». Y así las cosas, en la noche del 10 de abril de 1865, la célebre noche de San Daniel, la manifestación de estudiantes en la Puerta del Sol terminaría en algarada, y con ella los disparos de las fuerzas del orden que ocasionaron 9 muertes. Cientos de estudiantes acabaron detenidos. Tan maltrecho quedo el gobierno que el 21 de junio dimitió y pasó, como no podía ser de otro modo, a manos de O`Donnell. Se cerraba en falso un problema que a la larga acarrearía el final de la Monarquía, ya azotada en años anteriores por los escándalos de corrupción y nepotismo de la reina madre María Cristina de Borbón y su segundo marido, el Duque de Riánsares. Como bien dice la principal biógrafa de Isabel II, Isabel Burdiel, estos hechos sirvieron para «enturbiar más la imagen de la reina escandalosa, lasciva y reaccionaria».

…………En Alcalá al finalizar el año de 1865, se conformaría el Comité del Partido Demócrata, presidido por Cabello de la Vega. Los antes monárquicos-progresistas ahora pasaban a conformar  la opción democrática y republicana que a partir de la Revolución de 1868 y hasta 1873 gobernaría Alcalá de Guadaíra. A buen seguro, los acontecimientos que hemos narrado habrían jugado un papel destacado en este cambio.

.

(*) Pablo Romero Gabella es profesor de Historia

del Instituto de Enseñanza Secundaria Vía Verde

de Puerto Serrano (Cádiz)

LOS DOS JUANES. Por Ramón Núñez Vaces

Algunos de los lectores lamentarán la brevedad de este texto. Otros, al contrario, la agradecerán alborozados. Es lo que tiene esto de leer, y de escribir. Sea como fuere, la cuestión es informarles, a unos y a otros, del único encuentro que sostuvieron Juan Barcelona y Juan Carlos de Borbón y Borbón. Y del algo de cola que tuvo.

…………Es una breve y sencilla historia que ha llegado a mi conocimiento por fuente doblemente fiable: me la ha contado mi amigo Rafael, a quien a su vez se la refirió, hace una buena porción de años, nada menos que su amigo Pedro Romero Polo. Tengo que hacer notar en este momento que aún no me ha presentado Rafael (tan poco dado a esas cosas, es cierto), a su amigo Pedro, que es, como bien sé, una verdadera institución en Alcalá, y al que me extraña sobremanera no haber conocido personalmente por cualquier otro cauce a lo largo de los años en que he estado viviendo en este pueblo (aún paso aquí semanas enteras), adonde llegué desde Segovia en 1979, con una beca para estudiar las concomitancias entre el acueducto de mi ciudad natal y el que se conoce como «los caños de Carmona», denominación ésta de una inexactitud clamorosa, como todo el mundo sabe o debiera saber. Por cierto que, desde hace unos meses, asisto estupefacto a una especie de desmonte de una importante parte de la historia de Alcalá, dado que, por ejemplo, con tal de justificar la metástasis que le han hecho al puente romano, han salido algunos diciendo que su origen y basamento no es romano, sino de un tiempo que ni ellos mismos se atreven a concretar. Vivir para ver.

…………Pero bueno, ya me estoy enrollando, como tantas veces me dice Rafael. Vamos al asunto que quiero conozcan. El de Juan Barcelona y Juan Carlos, el de Borbón.

…………Sin embargo, resulta inevitable que antes diga algo sobre Juan, no el de Borbón (que también podría, y no poco), sino del de Alcalá, porque habrá alguna gente joven que ignore totalmente quién era el personaje, y no pocos adultos, y hasta viejos, que igualmente. Que yo no llegué a conocerlo también lo digo, pero como he tenido tan buenos informantes algo sé de Juan Barcelona.

…………Nuestro personaje era, si nos atenemos al Registro Civil, Ramón Jiménez Tinoco. El por qué del Juan, que lo fue desde chico, no lo sabemos, pero sí lo del apelativo de Barcelona, porque, según las fuentes consultadas, todas ellas de absoluta confianza (ya he dicho cuáles), se debió a que cuando se les preguntó a las mujeres que asistieron en el parto, una de ellas dijo: «¡Es más grande que Barcelona!». Y así recibió su apellido no oficial antes que los inscritos en el juzgado. En efecto, Juan fue un tipo alto, bien plantado, elegante de por sí y siempre impecable; seductor, hasta el punto de que el total de su descendencia nunca se ha podido determinar con exactitud.

…………Fue la suya una vida sin problemas derivados de ocupaciones laborales, siendo sus principales quehaceres los de «organizar» fiestas, o al menos ayudar en ello: era casi siempre el encargado de reunir a los participantes artísticos, sobre todo los de Alcalá, Utrera, Mairena y Dos Hermanas. Por otro lado, o por el mismo, Juan Barcelona poseía la facultad de hacerse notar (y antes hacerse presente) en cualquier reunión y escenario, aun sin desempeñar un papel concreto: por lo general, ni cantaba ni bailaba, pero su sola presencia le confería protagonismo, como si se tratara de un maestro que, ya entrado en años, deja, mientras observa la escena atentamente, que los discípulos se apliquen en la tarea. Destacaba muy mucho en ese difícil arte del «jaleamiento»: el óle a tiempo, el óle por merecimiento, los  esplantes a compás, eran cosa que Juan sabía hacer como nadie (en internet puede verse un clarísimo ejemplo de esto que digo).

…………Afortunadamente, existen dos grabaciones domésticas (por soleá y por bulerías, disponibles en la red de redes) que atestiguan que Juan Barcelona cantaba —mejor que bien, y más gitano imposible—, contrariamente a lo afirmado por mucha gente. No faltaría entre esa gente alguno capaz de decir que Colón no llegó a América porque él no estaba allí para verlo. Más o menos como lo del puente.

…………Pero es que además lo podemos ver y escuchar en uno de los capítulos del programa de TVE Rito y geografía del cante, donde canta, casi podríamos decir que al alimón, con Mercedes, la hija adoptiva de Joaquín el de la Paula (también existe un registro discográfico de esa aparición). Hacen los dos una rumba que constituye en sí misma un extraño portento, una verdadera joya, un impagable tesoro. Es una de esas rumbas que algunos de los gitanos que sirvieron en Cuba trajeron al suelo patrio, insuflándoles ese carácter único que sólo ellos podían darle, y que luego tantas variedades produjo. Desde luego, no hay nada que pueda compararse con lo que trajo y transmitió Joaquín el de la Paula. La rumba de Juan y Mercedes es prueba apodíctica.

…………Por su prestancia y gitanería, también por su cualidad de estarse quieto, Juan participó, que yo sepa, en dos películas, verdad que no en papeles de primera fila, pero siempre distinguiéndose en cada secuencia en que aparecía. Actúo nada menos que en La Blanca Paloma y en María de la O, de las que fueron protagonistas Juanita Reina y Carmen Amaya, respectivamente.

…………Recuerdo ahora una anécdota que a Rafael le contó un sobrino-nieto de Juan Barcelona. Un día se acercó a Juan un administrativo del Ayuntamiento, tan famoso por sus constantes despistes como por su buena voluntad, que, creyéndole una persona necesitada y deseosa de trabajo, le ofreció dos semanas en unas obras que iban a hacerse en la Casa de Socorro: él, el funcionario, hablaría con el encargado y arreglaría la cosa. Juan, riéndose para sus adentros, le dio las gracias y le aseguró, muy serio: «Mire usted por donde, pero precisamente hace un rato me ha salido una buena colocación».

…………Juan se encontró más tarde con su sobrino Joaquín —«Joaquín Bastián», trabajador a carta cabal—, al que le refirió el caso. «¡Qué buena vista tiene ese gachó!», le dijo al sobrino. Juan, con ese constante esquivar el trabajo, siempre beneficiaba a alguien, y en este caso fue su sobrino el que pudo aprovechar los días de labor que el funcionario inocentón había ofrecido al que, según sus propias palabras, no quería quitarle el puesto de trabajo a nadie.


***

Pero vayamos ya a lo de Juan Barcelona y Juan Carlos de Borbón. Sucedió que en la Feria de Sevilla, en la caseta «El Cortijo de Oromana», cuyo principal, si no único valedor era nuestro paisano Manuel Rodríguez Granados, popularmente conocido como «Manolito Orea», actuaban, como otros años, y junto a otros artistas, «Los de Joaquín el de la Paula», título que albergaba, con pocas variaciones de vez en vez, a Mercedes (la misma que grabó con Juan tan memorable rumba), Enrique el de la Paula, Manuel Algodón, el Platero, Luis el Piñonero, Manolo Heredia, el Poeta de Alcalá y los tocaores Manolo Vargas y Alfredo Aragón… Y Juan Barcelona, claro.

…………Aquella noche, «El Cortijo de Oromana» tenía dos invitados de excepción: Juan Carlos de Borbón y Sofía de Grecia, entonces príncipes de España.

…………No sabemos si por la presencia de tan altos dignatarios, o porque a todos los de Joaquín el de la Paula les cogió como nunca, lo cierto es que cada uno de ellos obtuvo los mayores aplausos de que guardaban memoria.

…………Como es lógico, los príncipes tenían un horario que cumplir. Así que, sin excesivas formalidades, subieron al tablao y allí mismo fueron despidiéndose, uno por uno, de todos los artistas, mientras Manuel Rodríguez Granados, como maestro de ceremonias, les iba diciendo el nombre de cada uno de ellos. Llegado el turno de Juan Barcelona, que así fue presentado a los futuros monarcas, nuestro gitano hizo la mayor de las reverencias ante la princesa, y, ya ante Juan Carlos, se permitió retener un momento la serenísima mano entre las suyas, al tiempo que le miraba a los ojos y le sonreía con seriedad, casi sobrecogido por la importancia del encuentro.

…………Juan Barcelona y Juan Carlos de Borbón no volvieron a verse nunca más.

***

Dos años después, en el mismo sitio y por las mismas festivas fechas, volvió a recalar en Sevilla su Alteza doña Sofía, esta vez sin la compañía del Príncipe, que andaría ocupado en otros menesteres, seguramente menos placenteros. Y allí estaban otra vez «Los de Joaquín el de la Paula», y, por tanto, también Ramón Jiménez Tinoco, perdón, Juan Barcelona.

…………Se sucedieron las actuaciones: fandangos, alegrías, bulerías, cantes por soleá, el  auténtico baile gitano de Angelita Vargas… Y, a una hora relativamente prudencial, la despedida de la princesa de España. Nuevamente, la rueda de artistas. Cuando Sofía le extiende la mano a Juanillo, éste le dice, con una gravedad propia del más solemne de los cortesanos: «Señora, dele usted recuerdos a su marido, de parte de Juan Barcelona».

…………Sin embargo, doña Sofía siguió sonriendo del mismo modo en que había saludado a los demás artistas, es decir, de esa forma cortés, pero protocolaria, que se usa en tantos y tantos actos a que se ven obligados los miembros de las jerarquías. Pedro y Rafael, según asevera éste, están convencidos de que la princesa no comprendió bien, de que la esposa del llamado a ser Rey no se daba verdadera cuenta de a quién estaba saludando. Los dos están seguros de que Sofía de Grecia aún no estaba muy ducha en el idioma español y menos todavía en el trato con personajes de la categoría de Juan Barcelona. De lo contrario, le hubiera contestado a Juan de manera especial, y habría guardado aquella frase del hijo de Josele y la Roezna hasta hacerla llegar a su marido, el cual, ¿qué duda puede caber?, habría recordado perfectamente a nuestro paisano. Según ellos, no hay por qué llegar al extremo de culpar a la princesa consorte de que Juan Carlos no recibiera aquel saludo de Juan Barcelona, y de que, por consiguiente, no pudiera transmitirle el suyo posteriormente: a Sofía aún le faltaban uno o dos hervores en las cosas de España.

…………¿No lo creen ustedes así? Porque esos dos, Pedro y Rafael, Rafael y Pedro, no se equivocan nunca. Nunca. Nunca.


.

LEOPARDOS POR ELEFANTES. De la serie «RECORTES», Nº 22. Por Pablo Romero Gabella

«Su Majestad el Rey recibió ayer al ministro de Defensa de Arabia Saudí, el príncipe Salman bin Abdelaziz, de visita oficial en nuestro país desde hace dos días. En la audiencia se abordó el asunto de la venta de más de 200 carros de combate Leopardo 2E, una operación que debería cerrarse antes de finalizar este año y que supondría —3.000 millones— la mayor operación de toda la historia de la industria militar española. ¡Cuán féliz es la nación que llegará a lo que ningún Monarca en ningún tiempo, en ningún siglo y en ninguna nación ha llegado!»

[«El Rey impulsa un contrato militar histórico», en ABC, 9 de junio de 2012, pág. 10 / General Narváez, Presidente del Gobierno sobre Isabel II en las Cortes el 20 de febrero de 1865, recogido por Isabel Burdiel en Isabel II. Una biografía, Madrid, 2010, pág. 763]

ME ENCUENTRO CONTIGO AHORA. Poema de Lauro Gandul Verdún

CUANDO ACIERTO LO ADMITO. Por Rafael Rodríguez González

Algunas personas, pocas, poquísimas, recordarán que algunos, pocos, poquísimos, hicimos exigua campaña por la abstención activa, es decir, consciente y altiva, señaladora  de que votar, tanto en las generales como en las regionales —«aquí y ahora, en estas circunstancias», decíamos— era hacerlo por el mantenimiento de la dictadura. Eso es, de la dictadura. «A la dictadura por el voto», podría ser el eslogan. Esto no es de ahora, ni mucho menos, pero desde hace unos años se ha llegado al paroxismo. Dicha exhortación estaba dirigida a todos los electores, se considerasen de derechas, de izquierdas o de lo que fuera. Todos (con las naturales exepciones) estaban inmersos, y lo siguen y seguirán estando, en problemas que no hace falta detallar.

…………Así que el 20-N y el 25-M llegó el votante del PSOE, con una sugestión obsesiva «como entre el PP…». Llegó el votante del PP, preso del delirio de «verás como esto se endereza cuando echemos a esta gente». Llegaron más votantes, como los de algún partido que se las da de nuevo y puro, pero que es tan inmisericordiamente pecador como tantos otros a lo largo de la Historia moderna: enarbolan signos sagrados a la vez que esquivan lo fundamental, el meollo: la lucha de clases. Llegó el votante de IU, casi convencido, una vez más, de que su voto pudiera servir para frenar la epidemia, como si una cataplasma fuese útil contra la gangrena.

…………Y bien, ¿qué han conseguido, unos y otros? Pues que todas las papeletas de voto tomen cuerpo, en la práctica, en un solo grito unánime: «¡Vivan las cadenas!». ¿O es que no lo comprobamos cada día que pasa? ¿Cómo hay que llamar a esto que venimos padeciendo si no es con el nombre de dictadura? Una dictadura avalada por los votos (a quienes fueren) y alimentada por la alianza, unas veces tácita, otras explícita, de los partidos. O sea, que se ha llegado a la nada, desde la nada a través de la nada.

…………IU es el paradigma de lo que puede lograrse votando. Al tiempo que despotrican contra algunas fechorías y dicen que «se parten la cara a diario contra el capitalismo», entran a formar parte de un «sub-Gobierno» encargado de «sub-administrar» los dictados del Capital cosmopolita. Ojalá que el desastre en que circulamos (de cabeza hacia la hecatombe), al menos se lleve por delante algunas de las ignominias de un sistema que hace apariencia la realidad y realidad la apariencia. Ojalá que en la conciencia de millones de personas tome cuerpo la certeza de que salir de este sistema no es posible sosteniendo a sus propios sicarios, que son los partidos existentes.

…………Con quienes sigan atrapados en el continuismo y la reacción, paciencia y pedagogía práctica. Pero quienes quieren un cambio verdadero no pueden esperar a que les lluevan pétalos dulces y multicolores. «Hace falta», rezaba un eslogan de IU, hace años. Hace falta, decimos ahora (algunos desde hace muchísimos años), que IU sea arrojada al contenedor amarillo, facilitando así que nazca algo nuevo y rompedor, revolucionario, fuera de la diátesis electorera y del más ridículo y obsceno esnobismo.

_____

LA LIBERTAD DE NO VOTAR, EN «CARMINA»

.

LO MEJOR Y LO PEOR. Por Joaquín de Grado

El otro día, en Atenas, la policía detuvo a unos cuantos miembros de la Resistencia. Sí, ha leído bien: de la Resistencia. Protestaban de forma inadmisible: sentados en el suelo. Cuatro de ellos, españoles. Ninguno de los detenidos, ni los españoles, ni los de otros países, son personas perfectas. Tampoco los millones que han salido y volverán a salir a la calle, en España y donde sea. No, no son perfectos los que están llenando las calles, pero no es populacho, ni chusma, ni turba, ni morralla: es lo mejor. De España y de cualquier sitio.

…………Lo peor, antes y ahora, anda por los pasillos del Congreso, o va camino de La Moncloa cada viernes a una reunión de verdugos. Está, y de qué manera, en las juntas de accionistas de los bancos: las presiden lo peor de lo peor. Bulle y prolifera lo malo por consejerías, ayuntamientos, diputaciones, consejos de administración, organismos cómplices… Está, lo peor, en la Comisión Europea, en el BCE, en el FMI, en esos que «gestionan» los (bajos) fondos de inversiones aquí, allá y acullá. Mientras, lo mejor está en las calles de Sevilla y Madrid, de Nantes y Londres, de New York y Chicago, de Bruselas y Atenas. Lo mejor se erige en Resistencia: al crimen, al saqueo, a la destrucción de la familia y de la legítima propiedad privada; en pro de poder tener y criar hijos, en pro de la inteligencia y la cultura.

…………¿Que aún le faltan a lo mejor varias e importantes cosas para ser aún mejor, es decir, más útil? Pues claro que sí, pero es la propia acción de lo peor lo que irá dotando de armas más poderosas a lo mejor. A condición, naturalmente, de estar bien despabilados.

_______

NAPOLEONCITO HA HABLADO. Por Joaquín de Grado
LA RELIGIÓN DEL VOTO. Por Joaquín de Grado
DÚO ALCALAREÑO. María del Águila Barrios y Joaquín de Grado
EL 20-N, REFERÉNDUM. Por Joaquín de Grado

.

YUPIE ORIENTAL. Luis Caro