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LA LIBERTAD DE NO VOTAR. María del Águila Barrios

Porque estamos en campaña, traemos a colación cinco citas sobre la libertad, cada una correspondiente a un autor distinto y todas traducidas del latín por José Manuel Colubi Falcó, y leídas por mí en un artículo suyo publicado en esta Voz de Alcalá.

En la primera de ellas no puedo evitar la emoción que me provoca la belleza sencilla de su enunciación: «¡Oh nombre dulce, el de libertad!» (Cicerón). En estos tiempos, sin embargo, viene esta emoción no sólo portando lo agradable, sino también lo penoso. Pienso que no todo el mundo está preparado para hablar de libertad. Yo misma no sé si lo estoy. Créanme, es una cuestión que me resulta difícil, porque tratar sobre ella es tan delicado, que cuando escucho a esos pendejos y mequetrefes con su cháchara, amplificada por los altavoces, sobre la dulce libertad siempre me quedo espantada.

Sí «La naturaleza a todos los pare libres» (Plauto), pero, en verdad, «La libertad la quieren pocos, una gran parte quiere amos justos» (Salustio). ¡Qué amos más injustos a horcajadas sobre nuestros lomos! ¡Cómo nos azotan para que como caballos de circo hagamos cabriolas y así creamos que somos libres!, mientras ellos ríen, porque seguro que les resulta gracioso, con nuestras volteretas. Porque saben que conducirnos a las urnas es cuestión de entretenernos un poco, quince o veinte días, no más. Claro «No hay servidumbre más torpe que la voluntaria» (Séneca).

En verdad, esta democracia no conduce a la libertad. Cuando una, creyéndose libre le dice a alguien que no va a votar el 20-N, ese alguien exclama «¡Con el sacrificio que supuso conseguir la democracia!» Y una se pregunta «¿y el sacrificio que supone lo carísimos que nos salen estos amos?» Y le acaba replicando a su interlocutor: «Precisamente por el sacrificio, querido amigo.»

Degenerada en partitocracia, que es sinónimo de podredumbre cuando se refiere a la democracia, vivimos bajo los atentados perennes de los políticos contra nuestra seguridad, patrimonio, salud, educación, justicia, empleo…, es decir, contra nuestra libertad. El político ya no es tal, sino un profesional que ofrece sus servicios bien remunerados a esas entidades con personalidad jurídica propia, en que han devenido hoy en día y desde hace demasiado tiempo los partidos, pero liberadas, ellas sí, de cualquier responsabilidad, y que en el diseño constitucional actual no tienen que rendir cuentas a nadie, mucho menos a los ciudadanos. Y lo peor de todo es que podré no saber definir lo que sea la actividad de los políticos, pero lo que sí puedo declarar sin dudas es que no se trata de una profesión.

Y vamos con nuestra última cita: «El libertinaje, que los necios llamaban libertad» (Tácito). ¿Imaginan que en las elecciones generales ustedes, como yo ya tengo decidido, no votaran a ninguno de esos amos injustos, que se nos presentan como candidatos campaña tras campaña,  y que recibieran claramente el mensaje de que ni siquiera acudimos a sus urnas a comulgar con sus ruedas de molino?

¿QUÉ PASA EN CATALUÑA? (GRANDES REFLEXIONES DE UN PEQUEÑO BURGUÉS LIBERAL). De la serie «RECORTES», Nº 100. Por Pablo Romero Gabella

 

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(Foto:  Manuel Verpi)

 

«Entusiasmo.  Entusiasmo. En ninguna región de España se sabe lo que es el entusiasmo si no es en Cataluña. Hay que reconocer que esos sentimientos que los catalanes exteriorizan de una manera tan contingente son típicamente multitudinarios y, en la medida de lo posible, unánimes. Entusiasmo multitudinario no hay más que uno en España: el de los catalanes. Decía alguien: “A nuestro pueblo le entusiasman estas grandes paradas de la ciudadanía (1). No se sabe pasar muchos meses sin provocar alguna. Pero acaso entre una y otra, aunque sólo mediasen tres o cuatro meses, tendría alguien que preocuparse de rellenar el tiempo con una tarea que tal vez no sea del todo superflua: la de gobernar, la de administrar, la de hacer por el pueblo algo más que ofrecerle ocasión y pretexto para estos deslumbrantes espectáculos”.

   Hoy me sería absolutamente imposible encontrar un solo anticatalanista. Hasta  los que votaron contra nosotros —me dicen los triunfadores—  participan del júbilo. No creo que todas esas gentes que en los pueblos de Cataluña engalanan sus casas con banderas catalanas sean de la Esquerra. El separatismo es una rara substancia que se utiliza en los laboratorios políticos de Madrid como reactivo del patriotismo, y en los de Cataluña como aglutinante de las clases conservadoras. Para saber más, para anticipar algo de lo que pueda pasar en Cataluña, habrá que buscar, no a las masas que gritan entusiasmadas en un momento dado y vuelven luego a sus tareas de siempre, sino a los hombres representativos del pensamiento de Cataluña, porque estos hombres a veces arrastran tras ellos a la multitud.

   En Cataluña no pasará nada. Es decir, no pasará nada de lo que el español no catalán recela. En Cataluña hay, por encima de todo, un hondo sentido conservador que se impondrá fatalmente. Yo no sé si los hombres de la Esquerra, profesionales casi de la revolución, se resignarán a aceptarlo. Si no lo hacen, peor para ellos. Estos hombres de la Esquerra que hace quince días aparecían a los ojos de las gentes de orden como unos terribles demagogos, apreciarán exactamente de dónde les ha venido el impulso que les lleva de nuevo al poder y cómo y por qué pueden perderlo. Puede ocurrir que los consejeros de la Generalidad no sepan desempeñar con la misma brillantez el papel de revolucionarios que el de gobernantes. Cuando algunos hombres de la Esquerra dicen que vienen a algo más no aciertan a decir exacta y concretamente qué es lo que ha de ser este algo más. Es sencillamente un difuso revolucionario, un arrastre sentimental de viejas rebeldías periclitadas, un no resignarse a reconocer que se ha pasado fatalmente al otro lado de la barricada. No queda más que una verdad; el sentimiento republicano autonomista e izquierdista del pueblo catalán, que ha llevado al triunfo a los hombres de la Esquerra. ¿Podrán éstos responder a lo que el pueblo catalán les pide al ponerse en sus manos?

   Reconozcamos que Cataluña tiene esta virtud imponderable: la de convertir a sus revolucionarios en puros símbolos ya que no puede hacer de ellos perfectos estadistas.  Los parlamentarios catalanes son malos, notoriamente inferiores a su edificio, porque un buen parlamentario no se improvisa ni se construye tan fácilmente como un Parlamento. No quiere esto decir que Cataluña sea incapaz de dar buenos legisladores. Con la instauración del régimen autonómico Cataluña se ha encontrado ante la necesidad de disponer de dos o tres stocks de legisladores. Hace falta un equipo para el Gobierno de la Generalidad, otro para mandarlo a Madrid, al Congreso, y otro, para constituir el Parlamento catalán. ¿ Quién convence a ochenta y tantos señores de que son absolutamente superfluos? ¿Quién es capaz de llevar el ánimo de unos hombres que cobran mil pesetillas mensuales la convicción de que deben dejar de cobrarlas? Porque la verdad es que el pueblo catalán, después de tener en la mano, como hoy tiene, las libertades tanto tiempo anheladas, lo que necesita urgentemente son hombres que sepan utilizarlas.

   Han sido pésimos abogados de su propia causa, han triunfado sólo porque detrás de ellos estaba todo un pueblo que manifestaba una vez y otra su invariable voluntad de poder. Los políticos catalanes son inferiores al pueblo. Los mejores hombres de Cataluña se consagran, por temperamento y por tradición, al servicio de la industria, las artes, el comercio y la pura especulación.

   Si a esto se une el egoísmo de las clientelas políticas, la codicia y el anhelo de conservar el poder en las mismas manos, el pueblo catalán no logrará ahora tampoco el alto exponente a que tiene derecho. Ochenta y tantos hombres que quieren seguir cobrando unas dietas no tienen derecho a restar calidad a un pueblo.

   —Por cierto, aquel periodista no sé quién será, pero sonaba a derechas, ¿no?»

 

[Manuel CHAVES NOGALES, ¿Qué pasa en Cataluña?, Córdoba, 2013, págs. 17-19, 21, 25, 39, 41, 56, 59. 76-79 (edición de la Editorial Almuzara que recoge los artículos escritos por este periodista sevillano entre febrero y marzo de 1936 en el periódico madrileño Ahora./ Intervención de Andreu Mas-Colell, Consejero de Economía de la Generalitat, donde hace referencia al periodista, en Diario de Sesiones del Parlamento de Cataluña, X Legislatura, 3er periodo, Serie P, nº 30, 20 de noviembre de 2013]

(1)Las palabras en negrita son mías.

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HISTORIA DE CATALUÑA. Juan Reglá (1917-1973) cita fragmentos de una carta de Galdós (1843-1920) a Narciso Oller (1846-1930)

¿ESPAÑA CONTRA CATALUÑA?: EL MAL USO PÚBLICO DE LA HISTORIA. Por Pablo Romero Gabella

¡QUÉ MANADA! Por Parco Lacónico

CIRCO PERO SIN PAN. Por Rafael Rodríguez González

TRACTO SOCIAL. De la serie «RECORTES», Nº 43. Por Pablo Romero Gabella

YENKACRACIA (IZQUIERDA, DERECHA, ADELANTE, DETRÁS…). De la serie «RECORTES», Nº 39. Por Pablo Romero Gabella

POLÉMICAS ANTITAURINAS. Los principios ético-religiosos y la lidia de toros bravos. Por Antonio García Mora

 

«TO ER MUNDO E GÜENO». De la serie «RECORTES», Nº 80. Por Pablo Romero Gabella

 

sevilla (mayo 2009)

Para la especulación de giraldas

[o masa de giraldas]

Sevilla, 2009

Foto: LGV

 

«La democracia tiene que pasar filtros de calidad. Hay millones de personas a las que no les interesa la transformación. Y esos millones escoran a los gobiernos hacia cosas inauditas: un gobernante es corrupto y lo vuelven a votar. Porque la masa le importa un comino. Soy partidario de no inducir a la gente a votar, sino a informar… Digamos que habría que pasar una selectividad en la sociedad. Para votar y para todo. Hay una dependencia servil de las masas. La masa arrolla todo lo diferente, egregio, individual, calificado y selecto. Quien no sea como todo el mundo, quien no piense como todo el mundo, corre el riesgo de ser eliminado. Ese todo el mundo no es todo el mundo. Todo el mundo era, normalmente, la unidad compleja de masa y minorías discrepantes, especiales. Ahora todo el mundo es sólo la masa.»

[Entrevista a Albert Boadella por Pedro Simón en El Mundo, 13 de agosto de 2013 / J. Ortega y Gasset, La rebelión de las masas, Barcelona, 2002, pág. 80, 1ª edición 1930]

AL PUEBLO NO LO ENGAÑA «EL LIMONATO». Por María del Águila Barrios

Quarto_Stato

Il Quarto Stato

Giuseppe Pellizza da Volpedo
1868-1907

«¡El Pueblo, unido, jamás será vencido!», gritaban. Todo empezó con un pequeño grupo de ocho o nueve personas que se echaron a andar juntas en Monte Carmelo y que fueron bajando desde la avenida 28 de febrero, buscando la plaza de El Duque, pasando por la de El Barrero y por la calle Mairena. En ese largo trayecto se fueron sumando vecinos, transeúntes, que escuchaban la consigna y se acercaban a ver, y se sumaban a lo que ya podía llamarse una manifestación, y unían sus voces a los otros. Llegaron desde todas las calles perpendiculares a ese trayecto, y los que estaban en el trayecto mismo se dejaban absorber; y eran tantos que por la calle La Mina eran incontables y de serlo habrían de ser miles. ¡Miles!, en una manifestación como nunca se podría haber visto en Alcalá y gritando «El Pueblo, unido, jamás será vencido.»

            —¿Quiénes son?—, pregunté a la altura de La Plazuela a una señora de sesenta años, que pasaba cerca de mí, y me contestó, como orgullosa, con consciencia, diría yo, incluso con firmeza, con categoría: —Somos los que no votamos a Limones—. Ah!, pensé: esto que estoy viendo, y escuchando, es algo distinto. Sí, percibía que lo que yo sentía no tiene nada que ver, al menos solamente, con la impresión que provoca contemplar una masa de gente, una multitud. Era una impresión diferente o muy infrecuente. Me llamó la atención por no ser informe, sino todo lo contrario, real, con forma y hasta algunas canciones entonaron. Estaban todas las generaciones de vecinos de nuestro pueblo que sufren que se les haya arrebatado su pueblo, su pasado, su presente y su futuro en estas décadas de continua descomposición y vida pública disipada. Estaban todos: los que no votaban, los que dejaron de votar, los que votaban a otros, los que votaban con asco, los que votaban equivocados, los que votaban en blanco, estaban todos, efectivamente, los que no votaban a Limones.

            Dentro del Ayuntamiento celebraban un Pleno y a pesar de la insonorización y decoraciones palaciegas acometidas en algunas estancias del edificio, que lo habían convertido en un suntuario lugar, caro y con muy mal gusto, cuando los gerifaltes se enteraron de lo que pasaba en la calle era ya imposible llamar a los guardaespaldas: se asustaron como nunca y se pusieron a pensar en que fuera ya no aguantaban a los de dentro.

            …Y entraron los manifestantes, como auténticos revolucionarios, gritando esta vez «¡Abajo el Limonato!». Como si un Versalles del siglo XXI fuera el Consistorio alcalareño, salvando todas las obvias diferencias, allí entró la multitud  y sacó a la calle a los que llevaban años apoltronados y, lo que es peor, dedicados sólo a arruinar a los súbditos sin hacer nada bueno por ellos, sin pensar en nada. Querían cortarles sus cabezas, buscar una guillotina, instalarla en la acera del bar de enfrente y allí ¡zas y zas y…! Pero de pronto no fue necesario descabezar a ningún munícipe: cuando el público vino a darse cuenta y miraron, como por última vez, por piedad, a los concejales antes de consentir la ejecución, quedaron asombrados por lo que sus ojos vieron: ¡No tenían cabeza! ¡Los concejales no tenían cabeza! Para que nos convenciéramos se quitaron lo que sólo era un artilugio de poliéster que simulaba sus bustos y los pusieron sobre las baldosas sucias de la acera. Luego dimitieron y, como en muchos pueblos españoles también se había producido una manifestación parecida, se inició un proceso constituyente en todo el país…

            Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

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LA HISTORIA NO DA DE COMER Y ADEMÁS QUITA LAS GANAS. De la serie «RECORTES», Nº 17. Por Pablo Romero Gabella

«- Me dan igual todas esas monsergas de que Grecia ya vivió una ocupación nazi y por eso no puede votar a otros nazis, ¿nos da eso de comer?

– También en Italia a cada lugar al que llegábamos, nos decía “lo primero, ¡liquidad a unos cuantos!”. Él nos decía: “Venga, cargaos a veinte hombres, que podamos tener paz por aquí de una vez, no se les vayan a ocurrir ideas estúpidas” (Risas).

– Alguien tiene que pararle los pies a Europa y a los extranjeros esos sí que nos han invadido. Nos quitan el trabajo, roban en nuestras casas y nos matan.

– No es algo que uno pueda decir en voz alta, pero fuimos, con mucho demasiado blandos. Somos muy cobardes con eso de las atrocidades. Pero si hubiéramos cometido esas atrocidades al cien por cien, si hubiéramos hecho desaparecer del todo a la gente, entonces nadie diría nada. Solo esas medidas a medias, eso es siempre un error.»

[Declaraciones de un votante griego en «Grecia toma la vía de salida del euro» de M. Antonia Sánchez en El País 13 de mayo de 2012 /Conversaciones grabadas a soldados alemanes de la II Guerra Mundial en  S. Neitzel y H. Welzer, Soldados del Tercer Reich. Testmonios de lucha, muerte y crimen, Barcelona, 2012, págs. 110 y 122 [1ª ed. alemana 2011]

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EL FUEGO CRUZADO. De la serie «RECORTES», Nº 26. Por Pablo Romero Gabella

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NO ES TOLERABLE QUE EL IMPERIO DE LA INDECENCIA DOMINE EN LA POLÍTICA. Conversación con Juan Cruz, (15.XI.2011)

Emilio Lledó. Filósofo. Académico. Autor de Memoria de la ética. En esta conversación cuenta su estado de ánimo ante el momento que vivimos.

 

Pregunta. Este es un país “entristecido y luminoso”, decía usted el domingo en EL PAÍS Semanal.

Respuesta. Es un país mucho más decente y luminoso por la sabiduría de la gente. Esta sabiduría tiene que ponerse en práctica. No podemos dejar el país en manos de una política con una parte regida por oportunistas y por indecentes. Que el imperio de la indecencia domine en la política es intolerable; ese imperio  es fruto del dominio de ciertas oligarquías que piensan que lo único que hay que hacer es ganar dinero y crear ideologías aptas para que esa oligarquía siga con el poder.

 

P. Usted cita a Machado hablando del país luminoso…

R. Sí, hablaba del país empobrecido por una clase media entontecida por la ignorancia y por el pragmatismo eclesiástico. Contra eso oponía esa luminosidad, la decencia popular… Eso no lo podemos corromper.

 

P. ¿La solución?

R. La solución no la veo más que en la cultura. Cultura entendida como educación en la libertad, en la verdadera sabiduría… Me he quedado sorprendido por el anuncio de una universidad que decía que disponía de cafetería de lujo y pistas de pádel… Es vergonzoso que esto sea posible y que se anuncie como atractivo para los jóvenes. Esa actitud es la catástrofe para un país.

“Poner técnicos al frente de la economía es un error, y se paga”

 

P. La campaña electoral ha coincidido con dos cambios de gobierno en Europa, ambos a favor de personalidades del mundo económico. ¿Cómo lo ha vivido?

R. En La República de Platón y en La política de Aristóteles se dice que la salvación de los Estados, de los pueblos y de las naciones se da a través de la decencia y de la cultura. Esta no es una frase antigua, vale hoy. ¿Cómo va a defender lo público alguien que solo está pensando en lo privado y en lo de sus “amigantes”? . Y me gusta esa palabra, “amigantes”, porque consuena con mangante.

 

P. Este país es como un enfermo sometido a una enorme operación descarnada.  ¿Con qué ánimo lo ve usted?

R. Lo que percibo es desconcierto y dolor. Quizá no mucho dolor, porque nos están haciendo esta operación con anestesia.

 

P. ¿En qué consiste la anestesia?

R. En que lo que prima en este mundo es la economía, que hay que solucionarla y que por lo tanto hay que poner técnicos al frente de esa economía. Estos técnicos salvadores han sido abogados o economistas de grandes empresas puramente económicas, empresas que solo persiguen el poder económico. Es una equivocación. A la larga, y no a la muy larga, más bien a la corta, se paga.

 

P. Una de las lesiones que presenta ese cuerpo sometido a una operación quirúrgica ha sido el proyecto de Educación para la Ciudadanía. ¿Cómo ha visto la burla a la que se sometió esa iniciativa?

R. Propia de auténticos ignorantes y aprovechados. La Educación para la Ciudadanía es una forma de crear ciudadanos libres, pero las sectas no pueden aceptar que haya ciudadanos libres. Educación para la Ciudadanía, o como la llamen, provoca la educación libre y laica y es uno de los elementos fundamentales del progreso democrático.

“Me preocupa una tercera guerra europea, una guerra económica”

 

P. La política también está gravemente lesionada. ¿Qué consecuencias tiene?

R. La consecuencia más grave es la de ir alimentando poco a poco el imperio de una dictadura, una dictadura económica. Confío en que ya no sea posible una dictadura militar, pero hay formas de dictadura que sin disparar tiros dominan también. Creo profundamente que el desprecio a la política es un error garrafal porque es un desprecio interesado. Lo que quieren hacer es una política determinada donde nadie pueda hacer política.

 

P. El político sale aún peor parado que la política…

R. La política es la función esencial de la vida colectiva, y el político es algo esencial también en la dirección y en la orientación de esa vida colectiva. Pero tiene que ser honrado y no ponerse una máscara, sino dar la cara —eso también lo dice Machado—. Dar la cara por unos ideales que ese partido debe defender de verdad. El ataque a la política, la burla no digamos, se nos clava en la cabeza como si todos los políticos fueran unos sinvergüenzas. Y eso es un error… La política es el más arquitectónico de los saberes, decía el gran teórico clásico de la política, porque los comprende a todos… Burlarse de la política tiene algo de dictatorial, de tiránico… Muchas veces me digo, no sé si con injusticia, que estamos en una oligarquía democrática y que el franquismo ha seguido bajo distintas formas, con intereses oligárquicos.

“No podemos votar a los corruptos, a no ser que estemos ya corrompidos”

 

P. ¿Dónde lo ve?

R. Antes de decirlo, déjeme decir que este país ha avanzado. Fíjese en Salteras, al lado de Sevilla; ahí iba yo en los años 40. El avance ha sido espectacular… El país ha mejorado en cultura, en decencia… Creo que el franquismo está de capa caída, pero tiene todavía fuerza en ciertas manifestaciones de algunos políticos,  con una ideología que coincidiría con la que se mantuvo con Franco…

 

P. ¿En qué lo ve?

R. En la defensa de la enseñanza privada, en el descrédito de lo público, en el desprecio de la igualdad de oportunidades… ¿Dónde está la libertad si hay desigualdad?

 

P. ¿Y Europa no es parte de ese cuerpo enfermo?

R. Ha sido una luz, un poder intelectual… Por eso me preocupa que ahora pueda surgir una tercera guerra europea solapada, ya sin cañones, una guerra económica. Un nuevo afán de dominio, solapado, porque eso son las guerras, lo que destruiría las posibilidades que sin duda se abren para una Europa unida…

 

P. Hablaba de un país entristecido y luminoso. ¿Hay una luz?

R. Creo que en nuestro país hay una sabiduría latente y emergente que me llena de optimismo, pero no podemos permitir de ninguna manera que se corrompa el político. No podemos votar a los corruptos a no ser, y eso sería la muerte de un país, que nosotros estemos ya tan corrompidos que no solo no los distingamos sino que queramos que el corrupto mande para engancharnos a su chaqueta. Sería catastrófico.

PIENSO, LUEGO NO VOTO. Por Rafael Rodríguez González

El 20-N por la noche sabremos, entre otras, las siguientes cosas: 1) Cuántos escaños habrá obtenido cada una de las bandas que sirven a los bancos y demás entidades delictivas; 2) Cuántos inocentes -y no- habrán apoyado a esas cáfilas; 3) Cuántas personas lo habrán hecho por otras opciones, a sabiendas de resultar minoritarias; 4) Cuántas de las incluidas en el censo no habrán votado.

            Las personas que estén conformes con lo que padecemos y sus causas, o que les dé igual lo que hagan con su voto, votarán por el PSOE o por el PP. Los que lo hagan por este último se sugestionarán queriendo creer que votan por el cambio (¡sí, de uno por el otro!). Los que voten al PSOE lo harán por las fantochadas electorales de Rubalcabarín de los bosques. ¡Allá ellos!, dirán algunos. ¡No!, allá nosotros, porque cuanto más votos consigan las dos caras del mismo euro peor nos irá a todos, o a casi todos.

            Hay más candidaturas, claro que sí. Y habría más si el Congreso de los Diputados no hubiese modificado hace poco la Ley Electoral para impedir la concurrencia a las elecciones de partidos o coaliciones que actualmente no estén presentes en el Parlamento (pero a los ultranacionalistas vascos y de donde sean no les afecta la reforma). Entre los que sí pueden presentarse y se presentan está IU, esa deformidad especializada en deformarse continuamente y en emplearse en disputas por la sobrevivencia en los cargos, en vez de por aclararse si quiere ser una organización  rompedora o un pobre mecanismo sacaconcejales y poco más. (Digo rompedora en vez de revolucionaria, no sea que se asusten, digo los de IU; y si se asustan, lo mismo puede ser porque no conozcan el significado del término como porque sí). IU podría ser el protagonista de ese anuncio televisivo que habla de desaprender; es lo que ha hecho desde hace un montón de décadas. Sin embargo, las recientes movilizaciones han servido de revulsivo, hasta cierto punto, en tan autodiezmada deformación. Es decir, que puede que aprendan algo de lo que pasa en la calle y que los diputados que logren sirvan al menos de altavoz (si quieren y saben, que si no tampoco). Si usted es de esas personas que de ninguna forma optará por no votar acuérdese de la opción que he mencionado. Al menos protestará usted en el buen sentido, e incluso (hagamos un alarde de optimismo), puede que sirva para algo más.

            Sin embargo, la opción más útil es la abstención. Mejor dicho, el no votar, que no es lo mismo. Si -como han hecho cientos de miles el 15-O en las calles- millones de personas manifestarán así su profundo rechazo al actual estado de cosas, en el sentido de repudiar todo lo que lo causa, se lograría que el Gobierno que hubiera de formarse lo fuese con la aquiescencia resignada de una mínima parte de la población, con lo que no podrían, ninguna de las dos facciones en liza, alardear de representar a la mayoría, cosa que, por supuesto, nunca han hecho, ni siquiera juntas. La cuestión: hacerles el vacío. La cosa se pondría más seria, y la posibilidad de forzar un proceso constituyente alcanzaría la categoría de probabilidad.

            Se habría ganado así un round muy importante.

MIGUEL SERVET. 500 años después del nacimiento de un español universal (Homenaje de «CARMINA» en el Día de la Hispanidad de 2011)

Miguel Servet
29 de septiembre de 1511-27 de octubre de 1553

«Para ir a Italia, Servet debía pasar por Ginebra, y como en esta ciudad vivía su peor enemigo, Calvino, cada vez más poderoso, tomó el partido de fingirse italiano y tomar otro nombre: Miguel Vilamonti. Estas preocupaciones no le valieron, pues una vez en Ginebra tuvo la debilidad de ir a escuchar la voz del propio reformador en la catedral de San Pedro. Reconocido por uno de los espías de Calvino, llamado Lafontaine, éste le hizo prender y procesar por heresiarca. La captura se llevó a cabo el 13 de agosto de 1553. Siete días después de su arresto, Calvino iba propalando por todas partes que Servet sería quemado vivo. Para mayor pena, se le rehusó todo: los alimentos, los vestidos y hasta un defensor que pleitease su causa. Entre tanto, Calvino predicó en San Pedro contra él, pintándole como un monstruo de abominación, indigno de compasión alguna. La causa se debatió en 11 sesiones, durante las cuales los enemigos de Calvino, dirigidos por Perrin y Berthelier, hicieron cuanto pudieron por sarvar a Servet. En la última sesión, celebrada en la noche del 26 de octubre, viendo Perrin que de todos modos se quería condenar a muerte a Servet y que los partidarios de Calvino formaban la mayoría del llamado Pequeño Consejo,  ante el cual se veía el proceso, presentó la proposición, de acuerdo con las antiguas leyes de Ginebra, de que la causa se llevara al Gran Consejo de los Doscientos. Esta proposición fue violentamente rechazada por Calvino, quien hizo votar, por los 17 miembros que le eran adictos, que Servet fuese quemado vivo, con sus libros, en Champel, en los alrededores de la ciudad, al día siguiente, por la madrugada, y a pesar de ser domingo. Servet aparecía anonadado; no habría creído nunca que llegase a consumarse la horrible sentencia. Calvino tuvo la crueldad de visitarle en la cárcel, en la madrugada del 27 de octubre. Servet pedía el hacha y no la hoguera, y a ello Farel le respondía: Confiesa tu crimen y Dios se apiadará de tus errores, cuando era Calvino quien podía libertarle. Se le ató a una columna clavada fuertemente en el suelo, se le puso en la cabeza una corona de pámpanos untada de azufre y al lado un ejemplar de su libro Christianismi Restitutio

            El suplicio duró dos horas, porque la leña estaba húmeda del rocío de la noche, y algunos circunstantes, compasivos, se lo abreviaron echándole leña seca. Murió el 27 de octubre de 1553, constituyendo su ejecución el más triste ejemplo de instransigencia y fanatismo por parte de los calvinistas.»

(Fuente: Enciclopedia Espasa-Calpe 1927)

CUANDO ACIERTO LO ADMITO. Por Rafael Rodríguez González

Algunas personas, pocas, poquísimas, recordarán que algunos, pocos, poquísimos, hicimos exigua campaña por la abstención activa, es decir, consciente y altiva, señaladora  de que votar, tanto en las generales como en las regionales —«aquí y ahora, en estas circunstancias», decíamos— era hacerlo por el mantenimiento de la dictadura. Eso es, de la dictadura. «A la dictadura por el voto», podría ser el eslogan. Esto no es de ahora, ni mucho menos, pero desde hace unos años se ha llegado al paroxismo. Dicha exhortación estaba dirigida a todos los electores, se considerasen de derechas, de izquierdas o de lo que fuera. Todos (con las naturales exepciones) estaban inmersos, y lo siguen y seguirán estando, en problemas que no hace falta detallar.

…………Así que el 20-N y el 25-M llegó el votante del PSOE, con una sugestión obsesiva «como entre el PP…». Llegó el votante del PP, preso del delirio de «verás como esto se endereza cuando echemos a esta gente». Llegaron más votantes, como los de algún partido que se las da de nuevo y puro, pero que es tan inmisericordiamente pecador como tantos otros a lo largo de la Historia moderna: enarbolan signos sagrados a la vez que esquivan lo fundamental, el meollo: la lucha de clases. Llegó el votante de IU, casi convencido, una vez más, de que su voto pudiera servir para frenar la epidemia, como si una cataplasma fuese útil contra la gangrena.

…………Y bien, ¿qué han conseguido, unos y otros? Pues que todas las papeletas de voto tomen cuerpo, en la práctica, en un solo grito unánime: «¡Vivan las cadenas!». ¿O es que no lo comprobamos cada día que pasa? ¿Cómo hay que llamar a esto que venimos padeciendo si no es con el nombre de dictadura? Una dictadura avalada por los votos (a quienes fueren) y alimentada por la alianza, unas veces tácita, otras explícita, de los partidos. O sea, que se ha llegado a la nada, desde la nada a través de la nada.

…………IU es el paradigma de lo que puede lograrse votando. Al tiempo que despotrican contra algunas fechorías y dicen que «se parten la cara a diario contra el capitalismo», entran a formar parte de un «sub-Gobierno» encargado de «sub-administrar» los dictados del Capital cosmopolita. Ojalá que el desastre en que circulamos (de cabeza hacia la hecatombe), al menos se lleve por delante algunas de las ignominias de un sistema que hace apariencia la realidad y realidad la apariencia. Ojalá que en la conciencia de millones de personas tome cuerpo la certeza de que salir de este sistema no es posible sosteniendo a sus propios sicarios, que son los partidos existentes.

…………Con quienes sigan atrapados en el continuismo y la reacción, paciencia y pedagogía práctica. Pero quienes quieren un cambio verdadero no pueden esperar a que les lluevan pétalos dulces y multicolores. «Hace falta», rezaba un eslogan de IU, hace años. Hace falta, decimos ahora (algunos desde hace muchísimos años), que IU sea arrojada al contenedor amarillo, facilitando así que nazca algo nuevo y rompedor, revolucionario, fuera de la diátesis electorera y del más ridículo y obsceno esnobismo.

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LA LIBERTAD DE NO VOTAR, EN «CARMINA»

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COLOQUIOS (152). Gabi Mendoza Ugalde

—¿Por qué los habéis votado? Si se trataba de no votar a ninguno, ahora ¿qué hacemos?

—¿Contra este expolio del Estado por este Gobierno? Sólo se me ocurre la insumisión a sus decretos.

—Primero votas, y después te rebelas. Ya es tarde.

—Con su banca intervenida, ya no cabe sino la dimisión de este Gobierno.

—¡Pobre Rajoy! Ya se sabe que, en este caso, el gallego cuando sube, baja, y baja…

—¡Abajo este Gobierno!

—¿Y a qué otro auparemos?

—A ninguno. Es lo único que podemos saber.

—¡Qué asco!

—…