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NO ES TOLERABLE QUE EL IMPERIO DE LA INDECENCIA DOMINE EN LA POLÍTICA. Conversación con Juan Cruz, (15.XI.2011)

Emilio Lledó. Filósofo. Académico. Autor de Memoria de la ética. En esta conversación cuenta su estado de ánimo ante el momento que vivimos.

 

Pregunta. Este es un país “entristecido y luminoso”, decía usted el domingo en EL PAÍS Semanal.

Respuesta. Es un país mucho más decente y luminoso por la sabiduría de la gente. Esta sabiduría tiene que ponerse en práctica. No podemos dejar el país en manos de una política con una parte regida por oportunistas y por indecentes. Que el imperio de la indecencia domine en la política es intolerable; ese imperio  es fruto del dominio de ciertas oligarquías que piensan que lo único que hay que hacer es ganar dinero y crear ideologías aptas para que esa oligarquía siga con el poder.

 

P. Usted cita a Machado hablando del país luminoso…

R. Sí, hablaba del país empobrecido por una clase media entontecida por la ignorancia y por el pragmatismo eclesiástico. Contra eso oponía esa luminosidad, la decencia popular… Eso no lo podemos corromper.

 

P. ¿La solución?

R. La solución no la veo más que en la cultura. Cultura entendida como educación en la libertad, en la verdadera sabiduría… Me he quedado sorprendido por el anuncio de una universidad que decía que disponía de cafetería de lujo y pistas de pádel… Es vergonzoso que esto sea posible y que se anuncie como atractivo para los jóvenes. Esa actitud es la catástrofe para un país.

“Poner técnicos al frente de la economía es un error, y se paga”

 

P. La campaña electoral ha coincidido con dos cambios de gobierno en Europa, ambos a favor de personalidades del mundo económico. ¿Cómo lo ha vivido?

R. En La República de Platón y en La política de Aristóteles se dice que la salvación de los Estados, de los pueblos y de las naciones se da a través de la decencia y de la cultura. Esta no es una frase antigua, vale hoy. ¿Cómo va a defender lo público alguien que solo está pensando en lo privado y en lo de sus “amigantes”? . Y me gusta esa palabra, “amigantes”, porque consuena con mangante.

 

P. Este país es como un enfermo sometido a una enorme operación descarnada.  ¿Con qué ánimo lo ve usted?

R. Lo que percibo es desconcierto y dolor. Quizá no mucho dolor, porque nos están haciendo esta operación con anestesia.

 

P. ¿En qué consiste la anestesia?

R. En que lo que prima en este mundo es la economía, que hay que solucionarla y que por lo tanto hay que poner técnicos al frente de esa economía. Estos técnicos salvadores han sido abogados o economistas de grandes empresas puramente económicas, empresas que solo persiguen el poder económico. Es una equivocación. A la larga, y no a la muy larga, más bien a la corta, se paga.

 

P. Una de las lesiones que presenta ese cuerpo sometido a una operación quirúrgica ha sido el proyecto de Educación para la Ciudadanía. ¿Cómo ha visto la burla a la que se sometió esa iniciativa?

R. Propia de auténticos ignorantes y aprovechados. La Educación para la Ciudadanía es una forma de crear ciudadanos libres, pero las sectas no pueden aceptar que haya ciudadanos libres. Educación para la Ciudadanía, o como la llamen, provoca la educación libre y laica y es uno de los elementos fundamentales del progreso democrático.

“Me preocupa una tercera guerra europea, una guerra económica”

 

P. La política también está gravemente lesionada. ¿Qué consecuencias tiene?

R. La consecuencia más grave es la de ir alimentando poco a poco el imperio de una dictadura, una dictadura económica. Confío en que ya no sea posible una dictadura militar, pero hay formas de dictadura que sin disparar tiros dominan también. Creo profundamente que el desprecio a la política es un error garrafal porque es un desprecio interesado. Lo que quieren hacer es una política determinada donde nadie pueda hacer política.

 

P. El político sale aún peor parado que la política…

R. La política es la función esencial de la vida colectiva, y el político es algo esencial también en la dirección y en la orientación de esa vida colectiva. Pero tiene que ser honrado y no ponerse una máscara, sino dar la cara —eso también lo dice Machado—. Dar la cara por unos ideales que ese partido debe defender de verdad. El ataque a la política, la burla no digamos, se nos clava en la cabeza como si todos los políticos fueran unos sinvergüenzas. Y eso es un error… La política es el más arquitectónico de los saberes, decía el gran teórico clásico de la política, porque los comprende a todos… Burlarse de la política tiene algo de dictatorial, de tiránico… Muchas veces me digo, no sé si con injusticia, que estamos en una oligarquía democrática y que el franquismo ha seguido bajo distintas formas, con intereses oligárquicos.

“No podemos votar a los corruptos, a no ser que estemos ya corrompidos”

 

P. ¿Dónde lo ve?

R. Antes de decirlo, déjeme decir que este país ha avanzado. Fíjese en Salteras, al lado de Sevilla; ahí iba yo en los años 40. El avance ha sido espectacular… El país ha mejorado en cultura, en decencia… Creo que el franquismo está de capa caída, pero tiene todavía fuerza en ciertas manifestaciones de algunos políticos,  con una ideología que coincidiría con la que se mantuvo con Franco…

 

P. ¿En qué lo ve?

R. En la defensa de la enseñanza privada, en el descrédito de lo público, en el desprecio de la igualdad de oportunidades… ¿Dónde está la libertad si hay desigualdad?

 

P. ¿Y Europa no es parte de ese cuerpo enfermo?

R. Ha sido una luz, un poder intelectual… Por eso me preocupa que ahora pueda surgir una tercera guerra europea solapada, ya sin cañones, una guerra económica. Un nuevo afán de dominio, solapado, porque eso son las guerras, lo que destruiría las posibilidades que sin duda se abren para una Europa unida…

 

P. Hablaba de un país entristecido y luminoso. ¿Hay una luz?

R. Creo que en nuestro país hay una sabiduría latente y emergente que me llena de optimismo, pero no podemos permitir de ninguna manera que se corrompa el político. No podemos votar a los corruptos a no ser, y eso sería la muerte de un país, que nosotros estemos ya tan corrompidos que no solo no los distingamos sino que queramos que el corrupto mande para engancharnos a su chaqueta. Sería catastrófico.

COLOQUIOS (82). Gabi Mendoza Ugalde

 

Joven, joven. ¿Nos podria cobrar?

– No. Joven tú. Y guapo.

– …

PIENSO, LUEGO NO VOTO. Por Rafael Rodríguez González

El 20-N por la noche sabremos, entre otras, las siguientes cosas: 1) Cuántos escaños habrá obtenido cada una de las bandas que sirven a los bancos y demás entidades delictivas; 2) Cuántos inocentes -y no- habrán apoyado a esas cáfilas; 3) Cuántas personas lo habrán hecho por otras opciones, a sabiendas de resultar minoritarias; 4) Cuántas de las incluidas en el censo no habrán votado.

            Las personas que estén conformes con lo que padecemos y sus causas, o que les dé igual lo que hagan con su voto, votarán por el PSOE o por el PP. Los que lo hagan por este último se sugestionarán queriendo creer que votan por el cambio (¡sí, de uno por el otro!). Los que voten al PSOE lo harán por las fantochadas electorales de Rubalcabarín de los bosques. ¡Allá ellos!, dirán algunos. ¡No!, allá nosotros, porque cuanto más votos consigan las dos caras del mismo euro peor nos irá a todos, o a casi todos.

            Hay más candidaturas, claro que sí. Y habría más si el Congreso de los Diputados no hubiese modificado hace poco la Ley Electoral para impedir la concurrencia a las elecciones de partidos o coaliciones que actualmente no estén presentes en el Parlamento (pero a los ultranacionalistas vascos y de donde sean no les afecta la reforma). Entre los que sí pueden presentarse y se presentan está IU, esa deformidad especializada en deformarse continuamente y en emplearse en disputas por la sobrevivencia en los cargos, en vez de por aclararse si quiere ser una organización  rompedora o un pobre mecanismo sacaconcejales y poco más. (Digo rompedora en vez de revolucionaria, no sea que se asusten, digo los de IU; y si se asustan, lo mismo puede ser porque no conozcan el significado del término como porque sí). IU podría ser el protagonista de ese anuncio televisivo que habla de desaprender; es lo que ha hecho desde hace un montón de décadas. Sin embargo, las recientes movilizaciones han servido de revulsivo, hasta cierto punto, en tan autodiezmada deformación. Es decir, que puede que aprendan algo de lo que pasa en la calle y que los diputados que logren sirvan al menos de altavoz (si quieren y saben, que si no tampoco). Si usted es de esas personas que de ninguna forma optará por no votar acuérdese de la opción que he mencionado. Al menos protestará usted en el buen sentido, e incluso (hagamos un alarde de optimismo), puede que sirva para algo más.

            Sin embargo, la opción más útil es la abstención. Mejor dicho, el no votar, que no es lo mismo. Si -como han hecho cientos de miles el 15-O en las calles- millones de personas manifestarán así su profundo rechazo al actual estado de cosas, en el sentido de repudiar todo lo que lo causa, se lograría que el Gobierno que hubiera de formarse lo fuese con la aquiescencia resignada de una mínima parte de la población, con lo que no podrían, ninguna de las dos facciones en liza, alardear de representar a la mayoría, cosa que, por supuesto, nunca han hecho, ni siquiera juntas. La cuestión: hacerles el vacío. La cosa se pondría más seria, y la posibilidad de forzar un proceso constituyente alcanzaría la categoría de probabilidad.

            Se habría ganado así un round muy importante.

LA LIBERTAD DE NO VOTAR. María del Águila Barrios

Porque estamos en campaña, traemos a colación cinco citas sobre la libertad, cada una correspondiente a un autor distinto y todas traducidas del latín por José Manuel Colubi Falcó, y leídas por mí en un artículo suyo publicado en esta Voz de Alcalá.

En la primera de ellas no puedo evitar la emoción que me provoca la belleza sencilla de su enunciación: «¡Oh nombre dulce, el de libertad!» (Cicerón). En estos tiempos, sin embargo, viene esta emoción no sólo portando lo agradable, sino también lo penoso. Pienso que no todo el mundo está preparado para hablar de libertad. Yo misma no sé si lo estoy. Créanme, es una cuestión que me resulta difícil, porque tratar sobre ella es tan delicado, que cuando escucho a esos pendejos y mequetrefes con su cháchara, amplificada por los altavoces, sobre la dulce libertad siempre me quedo espantada.

Sí «La naturaleza a todos los pare libres» (Plauto), pero, en verdad, «La libertad la quieren pocos, una gran parte quiere amos justos» (Salustio). ¡Qué amos más injustos a horcajadas sobre nuestros lomos! ¡Cómo nos azotan para que como caballos de circo hagamos cabriolas y así creamos que somos libres!, mientras ellos ríen, porque seguro que les resulta gracioso, con nuestras volteretas. Porque saben que conducirnos a las urnas es cuestión de entretenernos un poco, quince o veinte días, no más. Claro «No hay servidumbre más torpe que la voluntaria» (Séneca).

En verdad, esta democracia no conduce a la libertad. Cuando una, creyéndose libre le dice a alguien que no va a votar el 20-N, ese alguien exclama «¡Con el sacrificio que supuso conseguir la democracia!» Y una se pregunta «¿y el sacrificio que supone lo carísimos que nos salen estos amos?» Y le acaba replicando a su interlocutor: «Precisamente por el sacrificio, querido amigo.»

Degenerada en partitocracia, que es sinónimo de podredumbre cuando se refiere a la democracia, vivimos bajo los atentados perennes de los políticos contra nuestra seguridad, patrimonio, salud, educación, justicia, empleo…, es decir, contra nuestra libertad. El político ya no es tal, sino un profesional que ofrece sus servicios bien remunerados a esas entidades con personalidad jurídica propia, en que han devenido hoy en día y desde hace demasiado tiempo los partidos, pero liberadas, ellas sí, de cualquier responsabilidad, y que en el diseño constitucional actual no tienen que rendir cuentas a nadie, mucho menos a los ciudadanos. Y lo peor de todo es que podré no saber definir lo que sea la actividad de los políticos, pero lo que sí puedo declarar sin dudas es que no se trata de una profesión.

Y vamos con nuestra última cita: «El libertinaje, que los necios llamaban libertad» (Tácito). ¿Imaginan que en las elecciones generales ustedes, como yo ya tengo decidido, no votaran a ninguno de esos amos injustos, que se nos presentan como candidatos campaña tras campaña,  y que recibieran claramente el mensaje de que ni siquiera acudimos a sus urnas a comulgar con sus ruedas de molino?

COLOQUIOS (81): «TETRALOGÍA DE CAMPAÑA». Gabi Mendoza Ugalde

– Prefiero un botón a un voto.

– Para mí es más importante un boto.

– Yo soy más de botas.

– Pero ¿con o sin tacón?

– Sin tacón, porque con él no se puede botar.

***

– ¡A las urnas!

– ¿A las cinerarias?

– No frivolices con la democracia.

– ¿Con la qué?

***

– Menuda papeleta me ha tocado.

– ¿Qué rifaban?

– No hay elector que lo sepa.

– ¿Y las estadísticas?

– Son el timo de la estampita.

***

– ¿Pesoe, izquierdadesunida o pepé?

– Pesebre.

– ¡Qué aguda eres?

LEONOR. Lauro Gandul Verdún (30 de octubre de 2011)

 

  A mi sobrina y ahijada

 nacida el 10 de junio de 2011

 

Si yo pudiera con el dedo índice

Tornar el tic-tac del reloj

En tac-tic

 

Si yo pudiera

A la aguja de los minutos

Darle vueltas y vueltas contra su tic-tac

Y que sonara el reloj

Con un tac-tic nuevo

 

Tac-tic tac-tic tac-tic

Hasta llegar al tamaño de una sola célula tuya

 

Tac-tic tac-tic tac-tic

Y poder asomarme al mundo

A través de tus ojos negros

 

¿Cuánto tardaría en llegar a conocer lo que escuchas

Y lo que sueñas?

 

¿Qué canta el universo? ¿a qué sabe el aire?

Desde dentro de ti te preguntaría

 

Tac-tic tac-tic tac-tic

Hasta a tu tiempo llegar

 

En estos días el suelo del planeta

Aún no pisan las plantas de tus piececitos

 

En estos días tus bracitos mueves

Como alas de pajarillo

 

Si yo pudiera achicarme

Para tener la oportunidad milagrosa

De asomarme al mundo

A través de tus negros ojos

 

¿Cómo vería el día y la noche?

¿Y las estrellas? ¿y el mar?

 

Como sólo tú sabes todo esto que digo

Sonríes

 

Tic-tac o tac-tic

¿Qué más da?

¡El tiempo es tuyo Leonor!

 

CÓMO BESAR UNOS LABIOS. Lauro Gandul Verdún

«…DE MIS SOLEDADES VENGO». Antonio Medina de Haro (1936-1997)

El hombre siempre anda a bofetadas con el concepto de soledad. Quizá me equivoque si digo que, más que nada, es un sentimiento. ¿Por qué huimos de algo que, en definitiva, será nuestra eterna compañera?

             Es decir: después de aquí… allí no hay nada más que un larguísimo silencio que es el único compañero. ¡Y qué amigo tan discreto para toda una eternidad! No quisiera pecar de morbosidad. Trato de transmitir que la soledad es la compañera más fiel que podemos tener.

             Además no miente, no murmura, no traiciona y no tiene más defecto que ser poco habladora.

             Muchos poetas han cantado la soledad, infinidad de veces. Puede ser una «música callada» o una «soledad sonora» que comparte con nosotros la existencia más larga y leal que podamos imaginar. Nadie es capaz de tanta generosidad a cambio de nada y ¡es llegada la hora de desterrar el tabú de la soledad!

             Hay filósofos que valoran al hombre por su capacidad de soledad…

             Se suele decir:

             ¡Estoy más solo que la una…!

             Pues bien, no hay nada mejor que uno o una.

             Ítem más: de dos amigos sólo uno de ellos es el verdadero amigo, decía Sócrates.

             Creo que con esto queda todo dicho.

DICHOS LATINOS (SOBRE LA LIBERTAD PARA LOS ROMANOS). Por José Manuel Colubi Falcó

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Esta vez nuestro tema es La libertad, y cómo la veían los romanos. Lógicamente, el primer lugar lo merece la loa de su propio nombre, y a cargo de Cicerón (Verrinas V, 63, 162); O nomen dulce libertatis (¡Oh nombre dulce, el de libertad!); y a continuación la de su valor, de cálculo imposible: Non bene pro toto libertad venditur auro (La libertad no es bien vendida por todo el oro [del mundo]). ¿Y en qué consiste la libertad? Otra vez Cicerón (Paradojas de los estoicos V, 1, 1): Quid est enim libertas? Potestas vivendi ut velis (¿Qué es, pues, la libertad? La potestad de vivir como quieras). Sin hacer daño a nadie, se entiende.

En el mundo griego y en el romano, su falta, la esclavitud, se admite como hecho natural, incluso por pensadores eminentes. Pero también hay ideas contrarias: filósofos, juristas, escritores, que dicen: Omnes natura parit liberos (La naturaleza a todos los pare libres): Plauto, Aulularia 5; Iure naturali omnes liberi nascuntur (Según el derecho natural, todos nacen libres): Ulpiano… Frases éstas que recuerdan al griego Alcidamante, cuando afirma: «Todos los hombres son libres por naturaleza. Naturaleza no ha creado ningún esclavo.» Pero ¿de veras todos quieren ser libres? Siempre hay dudas, que más bien son afirmaciones: Pauci libertatem, pars magna iustos dominos volunt (La libertad la quieren pocos, una gran parte quiere amos justos): Salustio, Historias; y siempre nuestro paisano Séneca (Epístolas 22, 11; 92, 33; 47, 17; Cuestiones naturales 3, pr. 17): Paucos servitus, plures servitutem tenent (A pocos tiene la servidumbre; son más los que la tienen a ella); Nemo liber est qui corpori servit (Nadie que sea siervo del cuerpo es libre); Nulla servitus turpior est quam voluntaria (No hay servidumbre más torpe que la voluntaria); Sibi servire gravissima est servitus (Ser siervo de sí mismo es la servidumbre más grave).

¿Qué es lo que la desvirtúa? Su degradación: el libertinaje. Hay, pues, que delimitarlos: Deteriores omnes sumus licentia (El libertinaje nos echa a perder a todos): Terencio, Heautontimorumenos 483); Licentia, quam stulti libertatem vocabant (El libertinaje, que los necios llamaban libertad): Tácito, Diálogo 40, 2; Quae in aliis libertas est, in aliis licentia vocatur (Lo que en unos es libertad, en otros se llama libertinaje): Quintiliano, 3, 8, 48.

Finalmente, digamos que en la sala de juntas de la O.T.A.N. se lee su lema, una frase de Catón, recogida por Salustio (Conjuración de Catilina, 52, 21): Animus in consulendo liber (Espíritu libre en la deliberación), porque In civitate libera lingua et mens liberae esse debent (En una ciudad libre, la lengua y el pensamiento deben ser libres): Suetonio, Vida de Tiberio 28.

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DICHOS LATINOS (EL HOMBRE). Por José Manuel Colubi Falcó

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COLOQUIOS (80). Gabi Mendoza Ugalde

 

–  ¡Vaya!, ¿ya ha terminado el debate?. ¿Quién ha ganado al final?

–  Creo que la ATV, con unos 550.000 euros brutos.

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