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NO ES SURREALISTA SINO SOBRENATURAL LA MAÑANA. Lauro Gandul Verdún

 

Como el volcán o el viento

aprendieron del mar

sus voces los hombres.

 

Tu mirada a mis labios sabe a luz.

A tus labios miran mis ojos

y veo voz.

La piel es el espacio.

Invisible la sangre.

La serranía lejana,

un dibujo.

La mar, aun en calma total,

nunca muda:

Es más río.

El mismo gerundio del fluir de un río

con anchura de océano.

No es surrealista

sino sobrenatural la mañana.

Mi faz la brisa acaricia

con sus finos dedos de fanal expresivo.

Se constituyen labios, ojos, piel…,

en cuerpo, en sempiterno cuerpo.

VEN TRISTE VE TÚ. Carlos Edmundo de Ory

Triste estoy como un cajón vacío.

El mutuo sueño de mis ojos rueda.

Me acuesto en los valles a ver el tiempo.

Agrando con mi cansancio el espacio.

El sol todavía me persigue oh dioses.

Sigo ciego y en mis manos mis manos pongo.

Deseo conducirme a espaldas de la vida

como un cuerpo que al alma sus horas disminuye.

Ven triste ve tú ven y ve solo

sopla allá en el portal del infinito.

La alborada metódica de la existencia sale.

No encuentro puro territorio en nada.

Un plagado único dolor perdido acude

a la desierta esfera blanda de los misterios.

La sed santa la fé secreta roza el ánimo.

Me asisten seres de fatales alas.

Ni voluntad ni empleo en el celeste fin.

Sólo brillos comparten las altas apetencias.

Triste sigo lo mismo que el hórreo

abandonado en la tormenta alada.

Ven triste ve tú ven y ve solo.

_______
Poema de Carlos Edmundo de Ory publicado en el número 8 de la revista de poesía CÁNTICO (Córdoba, 1949)

LO AMORFO DE LA PERLA. Poema de Lauro Gandul Verdún

 
 

Lo amorfo de la perla irradiaba aura de alma inútil

Futura sosegada garrafa conteniendo ambrosía y mensaje

Para tus oídos dispuestos a escuchar el canto

La letanía constituyente de tu hola

Derogadora de todos mis adioses pendientes

  

VENGO A ESCUCHARTE. Poema de Lauro Gandul Verdún (Rota, 2010)

Vengo a escucharte

Dime tu poema de voz

Tu oleaje

   Vengo ciego para ver

Escuchándote

Escuchando

Lo que le cuentas al mundo

Desde siempre.

DONDE HAY LÍNEA HAY VERSO. Poemas de Lauro Gandul Verdún (Rota, 2010)

 

                

 

   Donde hay línea hay verso

Donde hay surco hay verso

Donde boca

Donde herida

   Donde hay lágrima

Risa

Grito

Luz

Donde hay gente

Hay verso

   Donde el desierto o el mar

Hay verso

   Donde viento

Voz

Voluta

Vuelo

Hay verso

   Hay verso

Para comprender el mundo

El amor

La ruina

   Menos para la muerte

Hay verso.

 

ABATIDO. Poema de Tomás Valladolid Bueno

 

Foto LGV Belgrado 1988

 

   Pudimos verlo durante años

caminar con pies entrecruzados,

hastiado, y sin abrigo, malvivir la vida

campo a través de anhelos en quiebra

sendas de una vieja y finada pasión.

   Lo pudimos ver, en efecto,

abatido por la nefasta ira de los días,

que acanala su alma de abisales llagas,

sufriendo exhausto la febril bajeza

de quienes verle quieren encorvado.

   Pudimos oír, y así lo hicimos,

un vaivén de latidos espasmódicos 

marcando el paso ligero de su tiempo

cual dorado péndulo tembloroso

de un juvenil amor atenazado.

   Hasta que en una fría mañana,

de aquel  agrio y polar invierno,

descubrieron su achicados huesos

allá, en el pedregoso hontanar.

    A la batalla que nunca debió ir,

cuando vuelvan los días sin ira,

ya nos contará al oído, sin jadeos,

qué valquiria le ordenó partir.

TRES EN LA RIBERA. Por José Cuevas del Río (1581-1613)

 El texto (fragmentario) de Cuevas del Río que se reproduce a continuación es el más recientemente rescatado por el profesor Sergi Visus Masveo. Me lo ha enviado, como ya hiciera con otros (esta vez desde el mexicano Instituto Nacional de Antropología e Historia), para que haga con él lo que mejor me parezca, y como yo, por el momento, comparto con el profesor la convicción de que la poesía debe ser (a diferencia de la demás literatura) entregada al común sea mala o buena, incluso sea o no sea, sea para su condena o para su disfrute, he facilitado a CARMINA estos versos de este paisano nuestro cuya vida terminó tan prontamente (que no prematuramente) en la segunda batalla de Mindanao. Resulta evidente que se trata de un diálogo entre tres hombres, Naceo, Nixeo y Noseo (a los que habría que añadir un «oyente-dicente»), en el que hablan de sus amantes preferidos, pretéritos o presentes.

Rafael Rodríguez González

 

David de Miguel Ángel

 

(…)

    Pero atendamos a Naceo,

    que es todo ombligo.

    Su decir es balbuceo.

 

    Oreo llamábase aquel rubio

que conducíame con su mirada

como arrastra un derrubio

la colosal corriente de la riada.

    Volvía de guerrear en país extraño,

y aunque era el mío amor sincero,

vi que guardaba para sí el daño

de tan formidable achicharradero.    

    Vivimos un año a nuestro apaño

hasta que hubo de partir a lo infrangible,

que era sufrir hogaño lo que otraño,

mas, por duplo, harto más terrible.

    ¿Qué contar, amigos, de mi nostalgia?

Nada que no observéis en la faz mía

recorrida de arrugas y dermalgia

y en mi mustia y pacata notomía.  

    De tarambana, en eremita troqué.

Nada en mí ardía, que en pábilo torné.

¿Es que era vida lo que en mí quedaba?

¿Acaso no perdí a quien me llenaba?

    Y así, el que estaba llamado a ser

firme y seguro báculo de mi vejez,

es ahora vivo y vitalicio recuerdo

que, oh paradoja, me mantiene cuerdo.

 

 Jimi Hendrix

 

Tras oír a Naceo,

    veamos lo que cuenta

    el tal Nixeo.

    Sirve Reo al señor de Carabello,

y mil veces juro que corresponde 

a título de tan noble conde 

tener por siervo varón tan bello.

    La vez primera que hallé ante mí

la negra cara del negro Reo

me dije ¿es posible un rostro así?

Y tuve grande emoción, y hasta mareo.

    Damas, gentilhombres y mozos

admiran, de claro o con embozo,

este prodigio extrañamente humano

traído que fue del Paraíso africano.

    Intuí, luego observé; certeza no tuve

hasta que en mis brazos le sostuve

y acariciar pude su patricio ceño,

del que por un instante fui dueño.

    No tiene Reo lo que suponen las gentes,

pero sí otras delicias y alicientes.

Es de dermis sensitiva y trato afable,

y en tratándole, un excelente ayuntable.

    De ahí que yo a diario trate a Reo

como trató Ugno al mismísimo Apogeo:

rindiéndole favor, tributo y pleitesía

en correspondencia a su magna travesía.

 Tigre al acecho

 

¿Un negro? Sea, mas no lo concibo.

    Veamos si es de recibo

    lo que de Noseo percibo.

 

    Sabéis que me acompaña la fama

de ser un consumado libertino,

y reconozco que no le faltará tino

a quien así lo repita en su proclama.

    Verdad es que como el tigre acecho,

que casi todo lo que pasa lo aprovecho,

que a la quietud no cedo,

y que quiero más, que nunca saciado quedo.

    Quién más, quién menos, según el fuego,

busca y rebusca para colmar su ego,

única virtud que se alcanza

si se juega al juego de bajar las calzas.

    No es penosa la elección que proponéis,

destacar, dentre tantos, el más brillante.

Adeo se llama, y me envidiaréis

el ser afecto a tan gran amante.

    Sabed que en todo a todos rebasa,

que uno tras otro prenden en su brasa,

que de todos los encantos va sobrado,

que nadie, en fin, resiste su llamado.

    Pasan los años y su juventud no mengua,

permanece su poder y da igual la lengua

que lo alabe, porque será cierta.

Siempre tiene Adeo fresca su huerta.     

    No podrán los leyentes

    decir

    que Noseo habló obscuramente

 

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ANEXO A LOS COMMENTS: de A.L.A. a A.C.

EL CAFÉ DE BALTANÁS. Poema de Lucrecia Romero

 

Foto: Rafael Luna

 

 

Allí vamos, arrimándonos

Cada vez más a la pared.

 

He visto

Muchos viejos pasar

Por el café de Baltanás.

 

Ahora son los jóvenes

Los que pisan con fuerza

El pasillo  largo

Y ponen sus codos

En el largo mostrador

O se sientan y charlan

En las mesas.

 

Y, cada vez,

Nosotros nos arrimamos

Más, a la pared.

 

En el viejo

Café

De viejos

(Ahora de jóvenes, también)

Muchos de aquellos viejitos,

No se arriman ya a la pared.

 

 

COMO LAS OLAS. Poema de Lauro Gandul Verdún

.

Como las olas
Los mejores versos
Vienen de lejos
Infinitamente transmutados en otros
A morir tras su último nacimiento
En la orilla

Como las olas
Los mejores años
Los mejores besos
Los cuentos mejores
Los sueños
El mejor poema
La vida…

ALLÍ UNA LÍNEA DEFINITIVA. Poema de Lauro Gandul Verdún

 

 

 

Allí una línea definitiva

marca una frontera.

Más allá la confusión:

el desierto.

Acá capto la íntima intuición

de un orden, pero llueve

sin descanso desde hace mucho tiempo.