¡VETE PA BRUSELAS, ANTONIO! Por María del Águila Barrios

 

susanitayantoñito A. MALLADO 2014Susana Díaz y Antonio G. Limones

(Foto: Alberto Mallado 2014)

 

Porque don Antonio le llamo yo, que soy una súbdita de su régimen, irremediablemente, por tener que soportar esta local democracia totalitaria en la que me ha tocado vivir, que soy una sujeto pasivo de sus injustos e inútiles impuestos (salvo la utilidad que para ellos y sus gastos de representación supone el dinero que me quitan, reglamentos tributarios en mano), que soy una sufridora de las locuras caprichosas y cutres de su mal gusto y el de los suyos y sus lacayos en calles y callejuelas, plazas y plazuelas. Yo le llamo don Antonio, aunque no sin retranca, como ustedes podrán leer…

Antonio, o Antoñito, lo llama Susana porque ella puede, claro, para eso es la más grande de la Juntandalucía, la más representante del partidazo, la única no votada en ninguna elección (¿para qué perder el tiempo con sufragios?), la Susanita de una Triana donde ya no nacen trianeras sino, precisamente, Susanas juntandaluzas (también perdimos Triana, no sólo Alcalá). ¡Antonio, vete pa Bruselas!; Antoñito, tú que sabes el inglés que aprendiste en las universidades de todos los Estados Unidos; tú que en Morón tratabas de tú a you, y de you a tú, a yanquis y no yanquis; tú que hablas extranjero aunque hables el montellanés; tú que cuando hablas el español no se te entiende nada. ¡Ay, que tu sitio es Bruselas! Deja este pueblo ingrato donde todo está muy lejos de ti como Gandul y búscate, siguiendo la conseja de tu compañera, un pisito-ikea que te quede cerca de ese pedazo de Parlamento europeo donde podrás hacer discursos de los tuyos, de esas estulticias que te gusta soltar sobre los más peregrinos asuntos poniendo esa cara de intenso y de punta tus barbitas de noctámbulo flamenquito.

Aunque, don Antonio, en esta tu tierra (que la tienes más quemada que la de las Majadillas en verano) donde ganas un pastizal entre alcaldía, senaduría, jefaturas locales y demás zarandajas de funciones y carguillos, que, además, te suponen tan poco esfuerzo,  tienes un arraigo que debe ser muy duro (¡pobrecito!) que te venga Susanita y te trate como a su ratón. Pero ya ves, el poder es el poder, y el gato es ella (perdón, la gata). Tendrás que pensártelo (o te ha advertido que no hay nada que pensar, ni tiempo para ello). Tendrás que revisar tus cuentas bancarias; tu patrimonio aquí y en Madrid (o donde lo tengas, nacional o internacional); tendrás que hacer de tripas corazón; tendrás que confesarte ante tus propios sicarios; tal vez tendrás que ir al psicólogo o al abogado; pero lo que está claro para muchos es que Susanita será lo que sea pero qué bien nos vendría a los de Alcalá que te fueras pronto y muy lejos y nos dejases tranquilas las palmeras, picudo rojo de Alcalá, don Antonio, Antonio a secas, o Antoñito.

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CARMINA PEDAGÓJICA: EL PICUDO ROJO (Rhynchophorus Ferrugineus). Una Plaga Imposible de Frenar. Gabi Mendoza Ugalde, (2014)

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