QUE NO PARE LA REFORMA. Por Joaquín de Grado

 

desdeloaltodelgeorgepompidouParís2010LGVDesde lo alto del Centro Pompidou

(Foto: LGV París 2010)

 

Después de haberlo soltado unos días antes, un señorito de esos tan esaboríos que hay en la UE (Unión de Esaboríos), va el mismo y dice que no, que no ha dicho que haga falta otra reforma laboral, sino profundizar en la actual. Como ven, no sólo es esaborío, sino varias cosas más que no me permito nombrar aquí. Así que no cabe sino esperar a que cualquier día de éstos alguien del Consejo Delegado de los Intereses de los más Poderosos (abreviando: el Gobierno), nos anuncie algunas nuevas medidas. En beneficio, por supuesto, de la recuperación ya en marcha y por tanto de España y todos los españoles. Pues que se cuiden (nos cuidemos) los que transitamos por el patrio solar, ya tan asolado. A cualquier persona normal y con vergüenza le es difícil imaginar qué más pueden hacer para doblegar y hacérselo pasar mal, pero que muy mal, a los españoles dignos de ese nombre, pero todo lo tienen planeado: no pararán hasta que con esto y aquello quede laminada cualquier resistencia, cualquier atisbo de rebeldía. Que todo el mundo vaya con la lengua afuera hacia los poseedores, suplicándoles y renunciando a cualquier derecho. «¡Haced con nosotros lo que queráis!», es lo que quieren oír de nuestros labios.

         Todos los esaboríos de la esaborición globalizada están de acuerdo. Un acuerdo fundido en acero inexpugnable. Los esaboríos de aquí y de allá se restriegan de gusto unos sobre otros. «¡Qué placer no tener nada enfrente, qué delicia montárnosla como nos la montamos!».

        Y así es, por molesto que sea admitirlo: tanta gente montando marea tras marea para llegar a la derrota final.

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