Desnudo
Cuando el sexo ya ceja
de latir entre ceja y ceja,
cuando ya cada paso
se convierte en queja,
cuando alumbra el ocaso
el fin de la madeja;
entonces, oh vida aún presente,
todo me sabe a fracaso:
lo conseguido y lo acaso,
lo posible y lo urgente,
lo que palpo y lo ausente.
La enfermedad, la torpeza,
el fastidio del hastío,
el cansancio, la pereza,
en fin, todo este desvarío,
me trata con suma crudeza.
Y pienso, sin nada de tristeza:
mejor irse en un suspiro,
darse a la fuga con presteza.
Y puesto que abasto firmeza
para cumplir lo que aspiro,
ya, oh vida, en tu seno expiro.
(*) Se trata, muy probablemente, de la última composición (no fechada) del alcalareño Alberto González Cáceres, cuando ya tenía decidido —firmemente— el suicidio. Que éste no llegara a producirse se debió al repentino agravamiento de la enfermedad y la inmediata muerte. (Mario Cortés)