PATRIMONIO: CAPRICHO, ARBITRARIEDAD O INSENSATEZ. Olga Duarte Piña (2006)

 
 
 
San Joaquín (Alcalá 2014) LGV

San Joaquín, una confitería con patrimonio
[Foto: Manuel Verpi (Alcalá 2014)]

 
 
 

En cierta ocasión, José Manuel Colubi Falcó, colaborador de este periódico, nos habló que los griegos decían: «La palabra es el mayor don que los dioses regalaron a los humanos». Con posterioridad el evangelio de San Juan se inicia con la frase: «En el principio ya existía la palabra». La palabra, el logos, es la razón. Utilizo la afirmación de Colubi Falcó, en la que pienso muy a menudo, cuando se atiende poco a la palabra. No obstante, podríamos decir que el hombre actual está saturado de informaciones y sucesos que se transforman en aparentes palabras a través de la televisión, de la prensa, de internet,… ¿Qué está ocurriendo para que cada vez estemos más aislados, más incomunicados socialmente y a la vez presuntamente más informados? Escucho en la calle a la gente entretenida con los temas o esas cosas que tratan los medios de comunicación, puros vaniloquios, al igual que los falaces discursos políticos o económicos.

   Si la palabra es portadora de la idea y de los sentimientos, Colubi Falcó lo dice, en la actualidad pocas conversaciones o discursos alojan la idea o los sentimientos.

   Respecto del patrimonio histórico y medioambiental de nuestro pueblo hay mucho vaniloquio, pocas ideas y escasos sentimientos en quienes son responsables del mismo. Estamos ante unos concejales parvos en conocimientos históricos y ecológicos de Alcalá. Podrían ser ediles de cualquier ayuntamiento español y gobernarían igual que lo hacen aquí porque no tiene raíces echadas en los alcores, son fungibles. Por tanto, me pregunto qué les pasa por la cabeza cuando piensan en nuestro patrimonio, quizás sea para ellos un mero trámite que cubrir.

   Como representante de la Asociación de Amigos de la Historia «Padre Flores» asisto a las reuniones del Consejo de Patrimonio Histórico y Natural. Acuden personas lúcidas, ilustradas y muy interesadas por dar soluciones sensatas a los problemas que en este ámbito concreto afectan a Alcalá de Guadaíra. La mayoría de las veces empleamos nuestros tiempo y nuestras ideas para nada. He de concluir que el patrimonio para los que nos gobiernan no interesa porque no saben ver ni encontrar su indudable rentabilidad, porque lo consideran viejo y porque no puede competir con los dineros que deja la construcción de miles de viviendas y el deseo que tienen de que aquí lleguen miles de habitantes para convertir Alcalá en la «ciudad más importante del sur de Europa». Sí les interesa la inauguración de nuevas obras como un auditorio u otra biblioteca que están realizando a marchas forzadas y sin escrúpulos sobre el sacro cerro del castillo.

   Quizás si nuestros ediles socialistas viajaran más y salieran de la futura ciudad más importante del sur de Europa y conocieran Atenas, Siracusa o Estambul o Carmona, Jerez o Ronda (todas en el sur de Europa) comprobarían cómo el valor principal de esas ciudades está en haber planeado su futuro sin renunciar a lo que del pasado quedó en ellas. Y comprobarían cómo el mayor atractivo de esas ciudades está en su patrimonio histórico y medio ambiental que las hace bellas y no en la cantidad de bloques de pisos y urbanizaciones que tengan ni en los miles de habitantes que las ocupan.

   Tengo la certeza de que ellos creen hallarse en el camino adecuado –la ignorancia es osada- pues consideran que nuestro pueblo debe cambiar y ponerse a la altura de los tiempos, idea a priori buena si no entramos en la manera en que la están llevando a cabo. En fin, escribo este artículo para expresar mi desencanto absoluto ante la incultura que evidencian al tener abandonado Gandul (ejemplo de yacimiento arqueológico de categoría europea), abandonado y sin proyectos futuros de actuación, escribo este artículo para denunciar la consentida y horrenda construcción de la calle Orellana, me quejo ante la falta de creatividad de los arquitectos que están construyendo la  nueva Alcalá; para denunciar que no se hayan tomado medidas al respecto del derribo del molino Nuevo, la ocupación del molino de la Aceña, el deterioro de la fuente de El Perejil o en el rebaje del alcor de Las Majadillas, expreso mi desencanto ante la falta de ánimo para con nuestro castillo a pesar de las inconclusas obras de rehabilitación, ante el abandono de los espacios naturales que no sean el Parque de Oromana, ante la incapacidad de solucionar los problemas de nuestro río y…

 
 
 

[La voz de Alcalá, 1 al 14 de noviembre de 2006, año XV nº 210]

 
 
 

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