ISLAS. María del Águila Barrios

 

Cartel Molino del Algarrobo POEMAR

Cartel de  Guillermo Bermudo

 

Últimamente he visitado un archipiélago, pequeñito, al que puedo llegar a pie sin necesidad de barco o avión. Llevaba unos meses leyendo sobre tal archipiélago y no en los folletos de las agencias de viajes, sino en este periódico.

   El archipiélago tiene tres islas, la primera, la más grande, es la más antigua, y fue en otro tiempo el matadero municipal. La segunda, la más nueva, está acristalada y no rodeada por agua sino por un parque, es la Terraza Central Park. La tercera isla es el museo de Alcalá.

   Cada una de las islas de este archipiélago lo son porque brotan en sus pequeñas superficies grandes historias y vidas, y una alegría enciende los rostros y anima la conversación cuando las islas abren sus puertas. Las palabras que se dicen entre los eventuales moradores de estas pequeñas islas están hechas de carne, son corporales. Los ojos aprenden a ser ayudados por la voz de las palabras y las manos saben mirar y, de pronto, vislumbran dónde residen la belleza y la bondad y, por tanto, dónde se debe empezar a trabajar, quiero decir por la democracia, por la constitución real de la democracia, en el ámbito de nuestro pueblo, o en cualquiera de los ámbitos donde otros archipiélagos puedan existir, con sus afortunadas islas, que lo son porque las rodean vastos océanos no precisamente llenos de peces y tesoros sino rebosantes de vacíos de vida pública, podridos para el despliegue de la acción pública, la que busca el interés general.

   Y escribo todo esto porque tuve la suerte, como ya he dicho, de visitar varias veces el archipiélago en lo que va en este mes de noviembre. Fui a la Casa de la Cultura a la exposición de Francisco Mantecón y Javier García; en Central Park asistí a la lectura-homenaje al escritor Rafael Baltanás, al pintor Rafael Luna y al grupo poético «Poemar», en el Museo estuve en la exposición y presentación del libro Las curvas de Venus y, vengo hoy, de la presentación del libro de José Romero sobre Ignacio de Zuloaga.

   Frente a nuestras islas naturales donde la cultura brota desde quienes la hacen y la comparten, están otras islas, las llamadas artificiales, donde la cultura llega en forma de propaganda de partidos, cuyo interés no es la democracia sino la negación de ésta, embobando a los incautos. Aquí en Alcalá tenemos una gran isla artificial que es el teatro-auditorio, y otras de las que hablaré quizá más adelante.

 

[La voz de Alcalá, 15 al 30 de noviembre de 2015, año XXIV nº 418]

 
____________________
 

Si quiere leer más textos de María del Águila Barrios en «CARMINA»,  pinche en su nombre

 

One comment.

  1. […] ISLAS. María del Águila Barrios […]

Post a comment.