CUANDO ACIERTO LO ADMITO. Por Rafael Rodríguez González

Algunas personas, pocas, poquísimas, recordarán que algunos, pocos, poquísimos, hicimos exigua campaña por la abstención activa, es decir, consciente y altiva, señaladora  de que votar, tanto en las generales como en las regionales —«aquí y ahora, en estas circunstancias», decíamos— era hacerlo por el mantenimiento de la dictadura. Eso es, de la dictadura. «A la dictadura por el voto», podría ser el eslogan. Esto no es de ahora, ni mucho menos, pero desde hace unos años se ha llegado al paroxismo. Dicha exhortación estaba dirigida a todos los electores, se considerasen de derechas, de izquierdas o de lo que fuera. Todos (con las naturales exepciones) estaban inmersos, y lo siguen y seguirán estando, en problemas que no hace falta detallar.

…………Así que el 20-N y el 25-M llegó el votante del PSOE, con una sugestión obsesiva «como entre el PP…». Llegó el votante del PP, preso del delirio de «verás como esto se endereza cuando echemos a esta gente». Llegaron más votantes, como los de algún partido que se las da de nuevo y puro, pero que es tan inmisericordiamente pecador como tantos otros a lo largo de la Historia moderna: enarbolan signos sagrados a la vez que esquivan lo fundamental, el meollo: la lucha de clases. Llegó el votante de IU, casi convencido, una vez más, de que su voto pudiera servir para frenar la epidemia, como si una cataplasma fuese útil contra la gangrena.

…………Y bien, ¿qué han conseguido, unos y otros? Pues que todas las papeletas de voto tomen cuerpo, en la práctica, en un solo grito unánime: «¡Vivan las cadenas!». ¿O es que no lo comprobamos cada día que pasa? ¿Cómo hay que llamar a esto que venimos padeciendo si no es con el nombre de dictadura? Una dictadura avalada por los votos (a quienes fueren) y alimentada por la alianza, unas veces tácita, otras explícita, de los partidos. O sea, que se ha llegado a la nada, desde la nada a través de la nada.

…………IU es el paradigma de lo que puede lograrse votando. Al tiempo que despotrican contra algunas fechorías y dicen que «se parten la cara a diario contra el capitalismo», entran a formar parte de un «sub-Gobierno» encargado de «sub-administrar» los dictados del Capital cosmopolita. Ojalá que el desastre en que circulamos (de cabeza hacia la hecatombe), al menos se lleve por delante algunas de las ignominias de un sistema que hace apariencia la realidad y realidad la apariencia. Ojalá que en la conciencia de millones de personas tome cuerpo la certeza de que salir de este sistema no es posible sosteniendo a sus propios sicarios, que son los partidos existentes.

…………Con quienes sigan atrapados en el continuismo y la reacción, paciencia y pedagogía práctica. Pero quienes quieren un cambio verdadero no pueden esperar a que les lluevan pétalos dulces y multicolores. «Hace falta», rezaba un eslogan de IU, hace años. Hace falta, decimos ahora (algunos desde hace muchísimos años), que IU sea arrojada al contenedor amarillo, facilitando así que nazca algo nuevo y rompedor, revolucionario, fuera de la diátesis electorera y del más ridículo y obsceno esnobismo.

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LA LIBERTAD DE NO VOTAR, EN «CARMINA»

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