ADVIRTIÉNDOME Pablo —su voz tras de la afable
tiniebla telefónica— que no fuera insensato
y de mí te arrojara definitivamente,
acaté yo sumiso esa intención benévola
como si desde el fondo fatal de las edades
decretado estuviese. Mas sentí, en el vacío
victorioso y culpable que entonces sobrevino,
que un cuchillo me hendía del pavor de la muerte.
Y fui total, y supe, oh gratísimo Pablo,
lo que en verdad era amarte y no haberte perdido.
[Vicente Núñez, Ocaso en Poley.
Edita Renacimiento.
Pág. 19. Sevilla 1983]
¡Sin palabras! ¡Excelso!
¡Cuánto me gustaría saber y entender de poesía!
¡Dios mío! ¡ Lo qué me estoy perdiendo por ser un auténtico “tronco de olivo” en la materia!
Posted by Enrique González on marzo 30th, 2014.