EVENTOS CONSUETUDINARIOS. Por Rafael Rodríguez González

 

Guillermo Pérez Villalta 2014Detalle de un cuadro

Guillermo Pérez Villalta

2014

 

—Buenos días.

—¿Me puede cambiar doscientos euros en monedas de dos?

 ¿Es usted cliente de esta entidad?

 —Directamente no, pero le puedo decir a mis hermanos que cancelen la cuenta. Y a algunos familiares más.

 ¿Cuánto dijo que necesitaba?

 Trescientos.

 

* * *

 

Hombre, Miguel, ¿qué pasa?, siéntate.

—Pues nada, que a ver si me quitáis tantas comisiones, que es la hostia.

—Es que…

—¿Es que qué?

—Pues que el banco…

—Bueno, pues le diré a mi sobrino que ingrese en otro lo que le ha tocado en la Primitiva.

—Vamos a ver, Miguel, vamos a hablar tranquilamente. Lo que yo quería decirte es que…

—Habla, habla.

 

* * *

 

—¿Qué hay?

—Pues que me han cobrado dos veces la tasa de basuras.

—A ver, a ver… Pero esto… Es que hay una duplicación.

—¿Y?

—Pues que tiene que hacer usted una reclamación en forma.

—¿En forma de qué?

—Pues con el formulario que ahora le voy a entregar. Vamos a ver… Pues vuelva usted mañana, o pasado, porque se han acabado.

—Esto es increíble.

—Dispense, no le puedo decir otra cosa. ¡El siguiente!

 

* * *

 

—Buenos días.

—…(Una mirada inquisidora y hastiada).

—Vengo porque recibo un recibo de la basura anual después de haberla pagado cada tres meses con el recibo del agua.

—Deme el papel. (Se pone a bucear en el ordenador).

—Pues usted tiene aquí varias cosas pendientes.

—Pues eso ya me lo mandarán ustedes. Yo he venido por lo que le acabo de explicar.

—Usted podrá reclamar una vez haya pagado ese recibo que usted dice que no es procedente.

—Pues será así, pero yo no pago lo que no debo.

—Usted sabrá.

 

* * *

 

Tras veinte años sin verse:

—¡Estás igual!

—¿Tan mal estaba entonces?

 

 * * *

 

—Me han dicho que Joaquín…

—¿Qué le pasa?

—Pues que está más p’allá que p’acá.

—Ya lo sé. Ya verás como al final cierran la fábrica.

—No me refiero a eso.

—Entonces no te entiendo.

—¡Que le han dado pocos meses de vida!

—Ea, si es lo que te estoy diciendo. Tardarán menos o tardarán más, pero seguro que la cierran.

 

 * * *

 

—¡Qué vergüenza he pasado esta mañana en el Ambulatorio!

—¿Sí? ¿Y por qué?

—Porque fui a que me vieran eso que me ha salido en mis partes, y no estaba mi médico, había una suplente.

—¿Y qué más da?

—¿Qué más da? Que era la del coche al que le di un porrazo el otro día.

—El mundo es un pañuelo.

—Eso mismo me dijo ella.

 

* * *

 

—¿Tú sabes dónde estaba yo el 23-F, cuando el golpe de Estado?

—Hombre, cómo voy a saberlo.

—Pues en el 24, porque la borrachera del 22 me tuvo dos días inconsciente.

—Lo tuyo no es de una borrachera.

—¿Cómo?

—Que a ti el golpe te lo dieron al nacer, o antes, cuando tu madre estaba en estado.

—¿Qué estás hablando?

—Eso.

—¿Eso qué?

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