El camello se pinchó
con un cardo del camino
y el mecánico Melchor
le dio vino.
Baltasar
fue a reportar,
más allá
del quinto pino…
e intranquilo el gran Melchor
consultaba su «Longinos».
—¡No llegamos,
no llegamos
y el santo Parto ha venido!
—son las doce y tres minutos
y tres reyes se han perdido—
El camello cojeando
más medio muerto que vivo
va espeluchando su felpa
entre los troncos de olivos.
Acercándose a Gaspar
Melchor le dijo al oído
—Vaya birria de camello
que en oriente te han vendido.
A la entrada de Belén
al camello le dio hipo.
¡Ay que tristeza tan grande
en su belfo y en su tipo!
Se iba cayendo la mirra
a lo largo del camino,
Baltasar lleva los cofres,
Melchor empujaba al bicho.
Y a las tantas ya del alba
—ya cantaban pajarillos—
los tres reyes se quedaron
boquiabiertos e indecisos,
oyendo hablar como a un Hombre
a un Niño recién nacido.
—No quiero oro ni incienso
ni esos tesoros tan fríos,
quiero al camello, le quiero.
Le quiero —repitió el Niño.
A pie vuelven los tres reyes
cabizbajos y afligidos.
Mientras el camello echado
le hace cosquillas al Niño.
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[…] EL CAMELLO. Por Gloria Fuertes […]
Posted by «CARMINA» Blog Literario — LAS ABARCAS DESIERTAS. Cuando la víspera de los Reyes Magos, a propósito de un homenaje de «CARMINA» al poeta MIGUEL HERNÁNDEZ (1910-1942) on enero 5th, 2015.