(1798-1837)
Silvia, rimembri ancora
Quel tempo della tua vita mortale,
Quando beltà splendea
negli occhi tuoi ridenti e fuggitivi,
E tu, lieta e pensosa, il limitare
Di gioventù salivi?
Sonavan le quiete
Stanze, e le vie dintorno,
Al tuo perpetuo canto,
Allor che all’ opre femminili intenta
Sedevi, assai contenta
Di quel vago avvenir che in mente avevi.
Era il maggio odoroso: e tu solevi
Così menare il giorno.
Talor lasciando e le sudate carte,
Ove il tempo mio primo
E di me si spendea la miglior parte,
D’in su i veroni del paterno ostello
Porgea gli orecchi al suon della tua voce,
Ed alla man veloce
Che percorrea la faticosa tela.
Mirava il ciel sereno,
le vie dorate e gli orti,
E quinci il mar da lungi, e quindi il monte.
Lingua mortal non dice
Quel ch’io sentiva in seno.
Che pensieri soavi,
Che speranze, che cori, o Silvia mia!
Quale allor ci apparia
La vita umana e il fato!
Quando sovviemmi di cotanta speme,
Un affetto mi preme
Acerbo e sconsolato,
E tornami a doler di mia sventura.
O natura, o natura,
Perché non rendi poi
Quel che prometti allor? perché di tanto
Inganni i figli tuoi?
Tu pria che l’erbe inaridisse il verno,
Da chiuso morbo combattuta e vinta,
Perivi, o tenerella. E non vedevi
Il fior degli anni tuoi;
Non ti molceva il core
La dolce lode or delle negre chiome,
Or degli sguardi innamorati e schivi;
Né teco le compagne ai dì festivi
Ragionavan d’amore.
Anche peria fra poco
La speranza mia dolce: agli anni miei
Anche negaro i fati
La giovanezza. Ahi come,
Come passata sei,
Cara compagna dell’età mia nova,
Mia lacrimata speme!
Questo è quel mondo? questi
I diletti, l’amor, l’opre, gli eventi
Onde cotanto ragionammo insieme?
Questa la sorte dell’umane genti?
All’apparir del vero
Tu, misera, cadesti: e con la mano
La fredda morte ed una tomba ignuda
Mostravi di lontano.
¿Recuerdas, Silvia mía,
de tu vida mortal aquellos tiempos,
cuando el amor brillaba
en tus ojos inquietos y rientes
y, alegre y pensativa, los umbrales
cruzabas de los años florecientes?
Sonaba en las tranquilas
estancias y en las calles
el eco de tu canto,
cuando al trabajo femenil atenta
te sentabas, contenta
del dulce porvenir que presentías.
Era el mayo oloroso, y tú mirabas
correr así los días.
Yo, los gratos estudios
dejando a veces y los viejos folios
donde mis verdes años
y lo mejor de mí se consumían,
desde el terrado del paterno albergue
mi oído al son de tus canciones daba
y al rumor de tus manos
que la penosa tela recorrían.
Miraba el claro cielo,
los senderos dorados y los huertos,
y por un lado el mar por otro el monte.
Lengua mortal no dice
lo que dentro sentía.
¡Qué pensamientos suaves,
qué esperanzas, qué gloria, oh Silvia mía!
¡Cuán dulce parecía
la existencia a tu lado!
Cuando me acuerdo de aquel gran contento,
me embarga un sentimiento
acerbo y desolado,
y vuelve a atormentarme mi tristeza.
¡Oh cruel naturaleza!
¿Por qué a tus hijos nada
de lo que ofreces cumples, y de engaños
la vida está sembrada?
Antes de que el invierno el campo helase,
tú, combatida por fatal dolencia,
morías, tierna amiga. Y de tus años
ver la flor no pudiste.
No acarició tu alma
de los negros cabellos la alabanza
o del mirar modesto, enamorado,
ni en las fiestas las mozas a tu lado
de amores conversaban.
También, al poco tiempo,
mi esperanza moría, a mi existencia
negó también el hado
la juventud. ¡Ay cómo,
cómo huiste por siempre,
querida amiga de las dulces horas,
oh mi llorado encanto!
¿Es éste el mundo aquél? ¿El amor éste,
éstas las obras, el placer ardiente
sobre que juntos departimos tanto?
¿Éste el destino de la humana gente?
Al surgir a la vida,
tú, mísera, caíste; y con la mano
me mostraste, al partir, la fría muerte
y un sepulcro lejano.
[ROMERO GÓMEZ, M., SÁNCHEZ-CID ROMERO, M.,
GUILLÉN, J., FERRAND, M.,
MANTERO, M., LÓPEZ ESTRADA, F.
Homenaje a Miguel Romero Martínez —con una antología de su obra— (1888-1957). Editado por Gráficas del Sur. Sevilla, 1973.
Págs. 93 á 95]
(1888-1957)
Eso sí que es una traducción, o, mejor, un vuelco al castellano, como si el oyente o el leyente pudiera escuchar y leer las dos lenguas al mismo tiempo.
Posted by Dionisio Diosdado on octubre 12th, 2013.
Certerísimo, Diosdado.
Colectivo Adarve
Posted by Colectivo Adarve on octubre 12th, 2013.
Hermoso, onírico y tristísimo texto.
Gracias.
Posted by Nannkko on noviembre 9th, 2017.