Este profundo y a la vez translúcido poema me hace recordar algunas palabras de Alberto González Cáceres en su lecho de muerte. Especialmente esas de «los senderos que ya nadie recuerda»; «pegados al suelo los pétalos de la amapola»; y lo del barco negro y el rostro muy cansado. No estoy diciendo que sea un poema fúnebre, y sí que las palabras le traen a cada cual, o le llevan, a la vida vivida, en cualquiera de sus capítulos. (Excede el poema, por tanto, de la intimidad del autor, y llega a ser vehículo de otros).
Me llena de alegría que me escribas lo que me escribes sobre este poema que se publicó en POEMAR 1 hace más de treinta años, cuando los de aquel grupo teníamos dieciocho o diecinueve (Oscar Vitaller, Juan E. Espinosa y yo, y otros…). ¡Claro que sí: ésa que tú señalas es la utilidad de un poema: «que las palabras le traen a cada cual, o le llevan, a la vida vivida, en cualquiera de sus capítulos»!
Este profundo y a la vez translúcido poema me hace recordar algunas palabras de Alberto González Cáceres en su lecho de muerte. Especialmente esas de «los senderos que ya nadie recuerda»; «pegados al suelo los pétalos de la amapola»; y lo del barco negro y el rostro muy cansado. No estoy diciendo que sea un poema fúnebre, y sí que las palabras le traen a cada cual, o le llevan, a la vida vivida, en cualquiera de sus capítulos. (Excede el poema, por tanto, de la intimidad del autor, y llega a ser vehículo de otros).
Posted by Mario Cortés on junio 12th, 2013.
Me llena de alegría que me escribas lo que me escribes sobre este poema que se publicó en POEMAR 1 hace más de treinta años, cuando los de aquel grupo teníamos dieciocho o diecinueve (Oscar Vitaller, Juan E. Espinosa y yo, y otros…). ¡Claro que sí: ésa que tú señalas es la utilidad de un poema: «que las palabras le traen a cada cual, o le llevan, a la vida vivida, en cualquiera de sus capítulos»!
Gracias, Mario.
LGV
Posted by LGV on junio 12th, 2013.