«—¿Qué impuesto se decretó para la provincia de Chipre?
—Dos mil medidas de trigo, mil odres de aceite y ochocientas cabezas de ganado.
—¿Qué has traído?
—Nada mi gran señor, he venido yo en vez del tributo.
—¿Por qué?
—Mi país es pobre y para pagarlo muchos de nosotros pasaríamos hambre?
—¿Hambre? Tu aspecto no es precisamente de estar hambrienta.
—Si es que no soy de tu agrado hazme volver a Chipre aunque represente una gran carga para mi país se te pagará ese tributo, si es eso lo que quieres.
—Quiero ambas cosas.
—No mi señor eso no es posible. Tendrás que elegir mi persona o el tributo de mi padre.
—He dicho que quiero ambas cosas… Tienes mucho que aprender aún princesa y ahora mismo vas a iniciar tu educación. Encargate de que la encierren en lugar seguro y reclama a su padre el pago de lo exigido.
—Europa ya violó a los griegos y ahora viene por nosotros.»
[Diálogo entre el faraón Keops y la princesa chipriota Nélifer, de la película Tierra de faraones (1955)/Declaraciones de un ciudadano chipriota recogidas en Luis Doncel, «Chipre rectifica y renegocia el rescate», El País, 19 de marzo de 2013]