(Bolivia)
En aras de fomentar las buenas relaciones entre España y Bolivia —y en general con las Américas— el ministro español de Exteriores ha dicho que «cada vez que en Bolivia hay algún problema interno se expropian empresas españolas». Y así, con tan contundente como vacía explicación, se queda tan campante este ancianete miembro del Gobierno de España. (Yo sé que andan temblando en los hogares de pensionistas, no vaya a ser que les coloquen de presidentes a este García-Margallo y a Fernández Díaz, el actual de Interior). ¡Ay, si los sucesivos gobiernos de esta sedicente democracia no hubiesen privatizado las compañías españolas más rentables, muchas de las cuales andan ahora por ahí expoliando todo lo que pueden y le dejan, además de hacerlo en el territorio original! Y no digamos si hubiesen nacionalizado las extranjeras que tanto han extraído y siguen extrayendo de nuestras riquezas naturales, incluidas las humanas. Venga ya, García Margallo, que estáis todos más vistos que Blancanieves, Escarlata O’Hara y Duran i Lleida.
Cada vez que interesa a alguna empresa periodística y a cuantos viven del rollo de la politiquería, sale por ahí tal o cual encuesta sobre valoración de los políticos y, sobre todo, acerca de la intención de voto. ¿Quién y cómo hace las encuestas? ¿Qué grado de veracidad tienen en todos los sentidos y aspectos? Por otra parte, ¿a quién le interesa verdaderamente «lo que nos revelan» las encuestas? Pues a nadie, salvo a quienes tienen necesidad de creérselas y a quienes tienen la psiquis bollada.
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