ME MARCHÉ DE TI. Poema de Tomás Valladolid Bueno

 

Tu seráfico rostro

de blancas sombras,

de ojos hablando,

adornó al fin mis sueños

de suave algodón celeste.

 

Mas con ciega fuga,

sin que el deseo imantara

en su insistente celo,

la brújula de mi mirada

marcaba el horizonte.

 

Me marché de ti

con tu indeleble rostro,

imagen de este cautivo,

y lo fijé en mi sombrío ánimo

por que mi alma triste

no encallase en tu cuerpo.

 

Y a fin de bien sentirlo,

desgarré mi corazón

ventrículo a ventrículo,

y con lágrimas de tu rostro

lo inundé de repetido amor.

 

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