PERGAMINOS. Por José Manuel Colubi Falcó

Elpecadooriginal El Escorial (pergamino)

El pecado original
(Pergamino ilustrado)
 Real Biblioteca de San Lorenzo de El Escorial

Es historia que durante la época helenística hubo dos reinos que rivalizaban entre sí en la protección de las artes y las ciencias, cuyas capitales, Pérgamo (Asia Menor) y Alejandría (Egipto), poseían dos excelentes bibliotecas en las que cohortes de sabios y eruditos custodiaban y daban a conocer al mundo todo el saber universal. Soporte básico de la escritura era entonces el papiro, y como esta planta sólo crecía en el delta del Nilo, un rey de Egipto, un Ptolomeo más, tuvo la feliz (sí, feliz, por lo que ocurrió después) idea de prohibir la exportación del papiro, con la intención —dice la leyenda— de que el trabajo editorial de los sabios pergamenos quedara cortado por falta de materia prima. Y así ocurrió hasta que, al poco, en tiempos de Éumenes II, en Pérgamo se inventó un nuevo método de cuidado de pieles de animales para hacerlas aptas como soporte de escritura, más resistente y duradero, por cierto, que el papiro. De Pérgamo, pues, viene el pergamino.

            Este uso de la piel de animales es muy antiguo: egipcios, asirios, judíos, persas y griegos lo conocieron, como atestiguan, entre otros, Herodoto y Ctesias. Pero hubo que esperar hasta fines del siglo III o principios del II a.C. para que, con Éumenes II, el tratamiento de la misma la hiciera perfecta como material escriptorio. La piel (de ternero, cabra, carnero y oveja) era puesta en remojo durante largo tiempo en un río y luego encalada, depilada, raspada, tensada en bastidor y pulida con piedra pómez; de este modo, la dermis quedaba dispuesta para recibir la escritura.

            Llamada diphthéra por los griegos, y membrana por los romanos (luego membrana pergamena y, por primera vez, pergamenum, en un decreto sobre precios, del año 301 de la era cristiana), en un principio con ella se formaba el volumen, igual que con el papiro, pero posteriormente usóse para la formación de lo que hoy es el libro, el códice (los hay de papiro, pero muy pocos) —que también pasó por etapas intermedias (tablillas o láminas unidas entre sí por un margen mediante anillas, cordones o tiras)— y para la protección del rollo de papiro o de pergamino, o sea, para su encuadernación.

            A grandes males, grandes remedios.

2 comments.

  1. Doctor Colubi: Muchísimas Gracias. Es un placer leerle.

  2. Yo ya consulto “Mitos e historias” de José Manuel Colubi para casi todo.

    Gabi

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