En extremo siniestro, el espíritu de Wert viene rezumado en cada sílaba del texto del anteproyecto. No hay que buscar segundas o terceras lecturas. No. Es literalmente como él, como su aliento de políglota diabólico. Está claro que sus capacidades las viene probando, a la vista están sus indiscutibles logros, de momento, por los que en el Congreso de España los diputados, nacionales y nacionalistas, están excéntricamente consagrados a la cuestión catalana. ¡Es un drama!
Para sus señorías no es ningún drama, en la cuestión del demantelamiento de la escuela pública que pretende el anteproyecto los diputados ni se inmutan. Por contra, y para más horror en este drama nuestro, ellos parecen estar de acuerdo, porque nada dicen (ni sacan cartelitos, ni se visten de negro). Es, realmente, una pesadilla que en estas postrimerías de 2012 leamos en el primer párrafo del anteproyecto de la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa este texto:
«La educación es el motor que promueve la competitividad de la economía y las cotas de prosperidad de un país; su nivel educativo determina su capacidad de competir con éxito en la arena internacional y de afrontar los desafíos que se planteen en el futuro. Mejorar el nivel de los ciudadanos en el ámbito educativo supone abrirles las puertas a puestos de trabajo de alta cualificación, lo que representa una apuesta por el crecimiento económico y por conseguir ventajas competitivas en el mercado global.»
Francesco Tonucci, el pedagogo italiano que traemos a «CARMINA», desenvuelve un discurso crítico con los contenidos del anteproyecto de la LOMCE. Sus respuestas a las cuestiones que se le plantean en la entrevista son, también, una reivindicación rotunda por una escuela pública, laica y de calidad.
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«Ken Robinson también opinaría parecido a Francesco Tonucci acerca de la Ley Wert» (G.M.U.):
Si el problema se redujera a «Wert o no Wert, esa es la cuestión», la solución sería fácil aunque más que escabrosa. Pero esa rata que roía en las tertulias de TV es la que ahora necesita lo más opuesto a lo que pueda llamarse gobierno para acabar de hundir el futuro. No se equivocan, ni Wert la rata ni el Gobierno, como dice en algún momento Tonucci (sin creérselo), sino que es lo que tenían planeado para domeñar a la sociedad hasta el límite. Debemos agradecerlo a, entre otros coadyuvantes, sus antecesores en el Gobierno, esos lacayos a los que tan bien se les da extender la alfombra roja a los pies de Wert la rata y todas las demás alimañas.
Posted by Dionisio Diosdado on diciembre 16th, 2012.
Por supuesto, Dionisio. El ministro Wert es uno más: un sicario más cuyo encargo es continuar con las puñaladas al corazón (y resto de órganos vitales) de la enseñanza pública. Nos queda la esperanza de saber que muchos (el pueblo: las víctimas, nosotros)son conscientes de este crimen (…continuado). Algo fundamental habrá de acabar ocurriendo contra toda esta barbaridad por parte de los damnificados.
Gabi
Posted by Gabi M. U. on diciembre 19th, 2012.