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La caída de Faetón
Johann Liss
Siglo XVII
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En el Diccionario de la Real Academia Española, el conocido DRAE, bajo la voz Faetón puede leerse: «Carruaje descubierto, de cuatro ruedas, alto y ligero.» Hay, aquí, una metonimia por la cual se designa al carruaje mediante el nombre del mitológico auriga. El mito, griego, explica, como todos, una realidad que no es otra que la de un orden universal en perfecta armonía, cuya transgresión, voluntaria o involuntaria, origina catástrofes y exige reparación. Lo leemos en Hesíodo (Teogonía, 986 y ss.), Diodoro de Sicilia (Biblioteca histórica V, 23) y Ovidio (Metamorfosis II, 19 y ss.), entre otros. El protagonista, Faetón, el brillante, el luminoso (de pháos » phôs, luz), será quien cometa esa transgresión —su carro abandona la órbita y causa glaciaciones e incendios en la tierra— y paga su culpa. Diodoro dice:
…………«En efecto, muchos poetas e historiadores cuentan que Faetón, hijo del Sol, siendo niño todavía logró convencer a su padre de que le cediera durante un solo día la cuadriga; y que, habiéndosele concedido ésta, al arrear a la cuadriga no pudo controlar las riendas y los caballos, menospreciando al niño, se salieron de su acostumbrada ruta y, primero, extraviados por el cielo, lo incendiaron y crearon el hoy llamado ciclo Galaxia, y luego, prendiendo fuego a gran parte de la tierra habitada, quemaron totalmente no poca de la misma. Por ello, Zeus, irritado ante lo sucedido, fulminó con su rayo a Faetón y restableció al Sol en su acostumbrada ruta. Y que, caído Faetón junto a las bocas de un río hoy llamado Pado [el Po, en el Norte de Italia, que desemboca en el Adriático], antiguamente denominado Erídano, sus hermanas [las helíades] lloraron su fin muy desconsoladamente, y que por el exceso de dolor se metamorfosearon, convirtiéndose en álamos negros; que éstos cada año, en la misma estación [hóran en el texto, estación, hora], destilan resina [dákryon, lágrima, resina, savia, en el texto], que, solidificada, se convierte en el llamado ámbar, que por su brillo se diferencia de los de su misma naturaleza y se da en los entierros de los jóvenes, según el luto de éstos.»
…………La función del Sol, los llantos de las helíades, su metamorfosis y lágrimas, el origen del ámbar y el porqué de su uso en los entierros de los jóvenes, explican el atractivo que siempre ejerce en las gentes la mitología.
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