—El abandono es bello porque las cosas abandonadas, al fin, sólo sirven para la contemplación, que es el ver sin hacer. Libres las realidades de la acción humana a disposición plena del humano del ser.
—La intemperie ya se ocupa de modular lo abandonado.
—Los traidores, inhumanos del ser, no abandonan nunca nada: no saben, y demuelen.
—Porque no tienen corazón, no hay quien los pare.
Peor aún es cuando «restauran» con falsedad. ¿No hay quien los pare? Pues de eso se trata, de pararlos. De pararles hasta el corazón que no tienen.
Posted by El llanero acompañado on agosto 27th, 2012.
Vamos a ver si es posible Llanero acompañado. Tal vez cortándoles la cabeza, que tampoco tienen, paren los demoledores y, también, los restauradores, y soñemos con que vuelvan los adoquines a nuestras calles, sí: soñemos firmemente…
Gabi
Posted by Gabi M. U. on agosto 27th, 2012.