CONVERSACIÓN CON INDIGNACIÓN DE FONDO. De la serie «RECORTES», Nº 10. Por Pablo Romero Gabella

«De pronto resonaron las notas de La Marseillaise. Hussonnet y Fréderic se asomaron a la rampa. Era el pueblo. Todas las caras estaban rojas, chorreando de sudor; Hussonnet hizo esta observación:

-¡ Los héroes no huelen bien!

-¡Ah!, está usted provocador – replicó Frédéric.

-¡Qué mito! –dijo Hussonnet-. Ahí tenemos al pueblo soberano.

– El de los indignados es un movimiento interesante. No son revolucionarios, son rebeldes que representan una contestación, una protesta.

-¡Vámonos de aquí! –dijo Hussonnet- este pueblo me da asco.

-¡No importa! – dijo Frédréric- yo encuentro al pueblo sublime.

– El problema es que carecen de un pensamiento, de una vía para el momento inmediatamente posterior. Es lo mismo que ha sucedido en España y otros lugares. Los indignados hacen críticas justas, denuncian pero no pueden enunciar.»

[Gustave Flaubert, La educación sentimental, Madrid, 2007, pág. 368-370 (traducción de Germán Palacios), 1ª edición, 1869/Entrevista de J.M. Ridao al filósofo Edar Morin, El País, 14 de marzo de 2012, pág. 37]

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