– ¡Qué afeado todo! No tienen, tampoco, campo.
– ¡Qué desazón!
– Nadie sabe dónde ir.
– Quien no tiene donde ir no sabe qué hablar.
– Pues conozco a muchos que han visitado un sinfín de lugares, y nada tienen que decir.
– ¿Nada? Son los que más te hablan pero tú, que no tienes donde ir, no sabes escuchar.
– ¿Qué? ¿Cómo?…