Hay muchos yoes. El concepto yoísta de Freud o el de Adler no, no me interesa, pero el yo dividido y partido y vulnerable de Laing, ése sí. El yo sólo sirve para dividirlo, partirlo, descuartizarlo, averiguar qué hay en su caleidoscopio íntimo…
El yo no esconde nada. Reflejos, luces, cine. El yo es cine (…). El pañuelo, el reflejo del sol… le quitas el pañuelo a tu caleidoscopio y ves tu propio corral.
Todo pasa, como el río, somos fluviáticos y, yo, aparte de fluvial, vivo en un pueblo de frontera.
Un carruaje es un borraje, es un borrar el ser. Hoy la gente va a borrar el ser y yo me empeñaba en defender mi ser. Todavía no he conseguido matricularme en el ser, pero sí es verdad que he conseguido defenderme del borraje. A la muerte ha de llegarse sin nombre; para gastarlo en vida. En ser.