UN MAL RATO. Antonio Medina de Haro (1936-1997)

 

 

Foto: ODP 2011

 

Se dice, con frecuencia, que un mal rato lo tiene cualquiera. Pues bien, yo no sé si por efecto de una lectura, en esta tarde, sobre el infierno, el cielo o el dolor animal etc., he sentido una tormenta de tristeza que me ha puesto a punto de llorar.

             No he podido echar unas lágrimas y, sin embargo, me hubiera gustado sentirlas correr, para sentir la negación en su totalidad.

             No se trata de masoquismo ni sadismo, sino de una auténtica y sincera confesión. Es bueno experimentar que todavía queda vergüenza para decir que somos frágiles. La fragilidad es una virtud comparada con la debilidad. ¿Por qué?

             Pues yo creo que tener la posibilidad de romperte (¡cuidado, muy frágil! dicen de los paquetes) o sea ser frágil, no es igual que ser débil, que es estar ya roto.

             En la fragilidad está el germen de la fortaleza. No es igual el mañana de aquí que es físico y con cantos naturales, que el mañana que te ofrece Dios, que es una entelequia. Esto último es una promesa, no es tocable… deja todo que desear, porque es una esperanza infundada. Lo de aquí y ahora y tu llanto con lágrimas sentidas, es mejor que la eternidad que no veremos.

             Dice Gerardo Diego:

 Creer lo que no vimos dicen que es fe.

Creer lo que nunca veremos esto es Poesía.

             Por tanto, un mal rato también es Poesía.

 

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