DEMASIADO PLACER. Antonio Medina de Haro (1936-1997)

 

Foto: LGV

ESTÁ muy claro que disfrutar demasiado no es bueno. No hay proporción entre el mal sabor que nos queda después del placer y el goce del mismo. No sé si, realmente, merece la pena engolfarse en el buen vivir o tomar precauciones para evitar después los vacíos, los desasosiegos y la maldición de los momentos vividos con gozo en exceso.

             ….Hombre precavido vale por cien… ¿no?.

             Evidentemente la mejor medida es ponderar, equilibrar los ataques a la tarta y vivir con intensidad los minúsculos momentos, atomizando así la felicidad para no sentir el atiborramiento detestable.

                         Es una consideración que me hago aun a sabiendas de que estoy limitado para el disfrute.

             Peor son demasiadas las veces que las extralimitaciones nos conducen a una situación de angustia que puede ser perfectamente controlable.

             Es un consejo gratis y que no pretende sino hacer verdad el viejo refrán que dice:

            «No es mal amigo el que avisa, ni mucho menos traidor…»

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