EPITELIOS. Rafael Rodríguez González

La mujer a la que le gusta un hombre va diciéndose: «Vamos a ver, hombre, a ver si…». El hombre al que le gusta una mujer va diciéndose: «Vamos a ver, hombre, a ver si…». He ahí un ejemplo de igualdad espontánea.

«Es un enfermo». De acuerdo en muchos casos, pero no hay que confundir enfermos con los monstruos que tan pródigamente genera el género humano.

Contra el vicio de mentir, la virtud de disimular. Y así nos va: disimulando, disimulando, disimulando…

PELUQUERÍA UNISEX. Bien, ¿pero de qué sexo? Con lo bonito y redondo, además de exacto, que es lo bi

No es lo mismo ser adulado que aludido, pero en ambos casos puede uno ser ofendido. En cualquiera de los tres casos la mayoría de las veces es mejor no darse por enterado.

La prisa es mala consejera, pero una siesta larga es de las peores.

Podemos tomarnos la libertad de… Otra cosa es que luego te estrelles.

«Primero nos vamos al Turia. Y después a la casa de Alicante». El sordete que seguía el diálogo enseguida fue a dar el parte a un hermano en el curioseo: «Se va para Asturias, ¡ y anda!, luego a cazar elefantes».

Un ejemplo de altura: Julio Cortázar

La verdadera altura de un hombre no puede medirse más que en centímetros. Otra cosa es la grandeza y ahí ya entraríamos en inmensas, inacabables y estériles polémicas.

Corrían tiempos de suma escasez. La opinión se dividía en dos: optimistas y pesimistas. Los primeros intuían que habría que comer mierda. Los otros aseguraban que no habría para todos.

Un mi compañero, a mi requerimiento de su apoyo para ejercer una acción justiciera, terminó así nuestra brevísima conversación: «A tus órdenes». En esas tres palabras están reunidos años de acción, de palos, de múltiples avatares. Y de total confianza en que ninguno nos requeriremos para lo contrario, jamás. (De todas maneras, a uno le gusta que le digan eso).

El coche eléctrico viene funcionando en las ferias desde hace un montón de años. Tal vez lo que se pretenda ahora sea trasplantarnos su locura de forma permanente.

Si se les pregunta, serán millones las personas que contesten que El Quijote es la obra cumbre de la literatura. Convendría hacer una gran campaña que difundiera lo contrario, a ver si así se consigue que lo leamos algunas de entre esos millones.

Un hombre sentencioso. «¿Pa’ónde vas?». El otro: «Voy p’abajo». «P’abajo vamos tós». A otro: «¿Aónde vas?», «p’allá voy», «p’allá vamos a ir tós». Con personas así es imposible equivocarse.

A las personas que no contestan el saludo las deberían militarizar.

Cuando en un festival una película no recibe más que el premio al mejor guión quiere decirse que la película es mala, porque de haber aprovechado el guión hubiese ganado el de mejor película.

«Hasta ahora, los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo, …». El tío Carlos no podía prever que la mayoría de los que vendrían después no sólo no intentarían transformarlo, sino que serían incluso peores intérpretes que los que él conoció. La gran mayoría de los silósifos no valdrían ni para los karaokes.

Manolito el de María (con sombrero) en una taberna

De siempre, en tabernas y bares de calidad se ha distinguido entre clientes y fijos.

También están los que son de fiar. Son los menos apreciados, lógicamente.

En un bar en que los dependientes no están pendientes del cliente es éste el que debe estar pendiente de los dependientes, lo que resulta conveniente porque algo raro pasa y no se sabe qué consecuencias inconvenientes pudieran producirse. Como mínimo, por atención deficiente.

Hay quien ve la realidad a puntadas. Y quien da puntadas y puntadas para que se vea tal como es: una putada.

Ángela Davis y Michelle Obama

Tras ingentes esfuerzos, y ante la sorpresa general, ha quedado demostrado que Michelle Obama no es Angela Davis.

Casi siempre el panorama político-social-económico, es decir, el panorama político, es como un bosque plagado de alimañas de todo tipo. Y la gente esperando que aparezca Francisco de Asís o San Jorge para atravesarlo. A mí me parece que es el único bosque que hay que quemar.

Con permiso de él, digo como Pablo Argue: «Algunos, alguna vez, algunas de estas cosas habrán pensado o pensarán. ¡Qué presunción más ridícula la mía si pensara que sólo yo soy capaz de pensar lo que digo que pienso!».

(Escena de patio)

Anda y que te den un tiro…

con pólvora de mis ojos

y balas de mis suspiros

Y pensó ella, que no tenía ná de espabilá: “Y que te salga el tiro por la culata, so…”.

(Escena de patio)

Permita Dios y te veas

sacando agua del pozo

y con la cuba no pueas

Y añadió el suegro: “Y cuando saques el agua esté envenená”.

One comment.

  1. Geniales! Y el de los coches locos, de antología.

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