A veces bostezan, o sestean, aburridos… Otras parecen eufóricos. Tendrán sus razones, aunque éstas no sean imaginables para la estupefacta y cada vez más desafecta ciudadanía.
POLÍTICOS EN EL SENADO EL 25 DE MAYO DE 2010
Nada cabría objetar a tan festivo sarao si los que aplauden de forma gregaria, los que gritan, los que jalean, los que se ríen a carcajadas y los que golpean con las manos sus escaños no se empeñaran en llamarse a si mismos nuestros representantes; y si no fuera porque los excesos de ese jardín de infancia, donde tanto parecen divertirse, recién dotado de traducción simultánea a todas las lenguas de las Españas (a falta, se diría, de una común por todos hablada), se costean con cargo a los bolsillos de los contribuyentes.
¿Por cuánto tiempo?
Un día, algún día, todo esto será un lejano recuerdo en la memoria colectiva. Un recuerdo triste, sólo eso; ya habrá pasado la náusea.
Tal vez como consecuencia de que, restaurada la guillotina en la plaza pública, no quedó títere con cabeza; o porque, como en la «Utopía de un hombre que está cansado», aquel cuento futurista de Borges, los antiguos gobernados optaron simplemente por olvidarse de tan ridículos personajes.
En su encuentro con alguien, el hombre del mañana de este relato, el narrador, un tal Eudoro Acevedo, ve saciada su curiosidad con la única respuesta que hoy, visto lo visto, se nos antoja lógica:
-¿Qué sucedió con los gobiernos?
-Según la tradición fueron cayendo gradualmente en desuso. Llamaban a elecciones, declaraban guerras, imponían tarifas, confiscaban fortunas, ordenaban arrestos y pretendían imponer la censura y nadie en el planeta los acataba. La prensa dejó de publicar sus colaboraciones y sus efigies. Los políticos tuvieron que buscar oficios honestos; algunos fueron buenos cómicos o buenos curanderos. La realidad sin duda habrá sido más compleja que este resumen.
«Utopía de un hombre que está cansado»
(El libro de arena, 1975)
Jorge Luis Borges
Publicación en el diario bonaerense «La Nación» de 5 de Mayo de 1974 del cuento de Borges «Utopía de un hombre que está cansado», que un año después se incluiría en su recopilación de relatos «El libro de arena».
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Pues a mi, Enrique, no me parece mal que en la Cámara de Representación Territorial se hable en cualquier lengua oficial de España. Es más, lo de Chaves con el pinganillo además de respetuoso me pareció un gesto sincero. Te aseguro que lo que menos se habla en Andalucía es castellano, y dudo que aun esforzándose se entendiesen entre ellos. De hecho hasta yo, a veces, cuando bajo allí, necesitaría un pinganillo.
A.L.
Posted by A.L. on mayo 26th, 2010.
A Chaves siempre le vemos como un hombre transparente: no puede ocultar su estulticia. Creo que a los españoles, tal vez por la influencia de tanto turismo desde hace más de cincuenta años, se han convertido en extranjeros. Y, claro, ello, además de caro, resulta absurdo, pues a traducir: y todos se convirtieron en traidores.
L.
Posted by L on mayo 27th, 2010.
A.L.
Yo a los miembros de esa inútil Cámara los pondría a aprender latín, y declararía esa lengua como la única lengua oficial para las sesiones del Senado. Como sabemos gracias a Borges y a su Utopía de un hombre que está cansado, en el futuro la tierra regresará al latín, para eliminar riesgos.
¿Chaves? Me suena ese nombre. ¿No era ese el sujeto que trató de reinstaurar en Andalucía la monarquía de derecho divino? Sí, ahora me acuerdo: Manuel María Chaves González, Presidente durante casi dos décadas de la Junta de Andalucía, por la gracia de Dios. Él sí que hablaba un castellano puro, como el que escribía Azorín.
Posted by EMF on mayo 27th, 2010.
Me parece una excelente idea la de EMF, de ponerlos a estudiar latín. De esta manera podrían recitar a Publius Virgilio Maro, que a cambio, podría hacerles de guía, al igual que al “El Dante”, a través de los Infiernos y el Purgatorio, a esos “Pater Putativus” de la Patria, para que se enteraran de lo que “vale un peine” y lo que les espera.
Posted by Enrique González Arias on mayo 28th, 2010.