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La Caída de Ícaro (Marc Chagall, 1975 – Centro Georges Pompidou de París)
El sombrero del ilusionista estaba vacío.
The Crack-Up
(F. Scott Fitzgerald)
Todo se agrietó.
La cera de las alas siempre termina derritiéndose.
Más que la caída, y su dolor, se hace insoportable este runrún de derrota y ruina, casi apocalíptico, que nos llega, como un susurro interminable, en cualquier sitio y a todas horas; esta cantinela que extienden quienes hace muy poco vitoreaban los altos vuelos de tantos Ícaros. Ahora, como Pedro, niegan conocerles, y disimulan vociferando negros vaticinios para un futuro sin esplendores.
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Ícaro (Galileo Chini, 1907 -Roma, Colección particular)
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Desmañados ante ese porvenir pedestre, vagan sin norte, arrastrando los pies, millones de Ícaros en busca, no de otras alas, sino de unos simples zapatos con los que poder seguir su camino.
Porque nos enseñaron que este mundo no pertenece a quienes vuelan bajo.
Porque les creímos cuando nos dijeron que la sencillez, la humildad y el fracaso carecen de dignidad.
Porque alimentaron nuestro hedonismo más grosero.
Porque nos hablaron de la fugacidad de la vida, no al modo de un Séneca o un Montaigne, sino exhibiendo en la otra mano la mercancía que debíamos adquirir.
Porque nos hicieron necesario lo innecesario, inoculándonos en las venas el placentero veneno del consumo más feroz y desmedido.
Porque nos mostraron como gozar de su tecnología, las bondades del último grito en teléfono móvil, lo imprescindible de una pantalla plana para la caja -no tan tonta- de las manipulaciones; y nos hicieron ver las ventajas de desechar los modelos adquiridos el año anterior, ya obsoletos e ineficaces para despertar la envidia del vecino, ese otro sanísimo placer.
Ícaro (Henri Matisse, 1944 – Metropolitan Museum, New York)
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Porque nos hicieron creer que podríamos saciar siempre la sed en inagotables manantiales, y que el ahorro ha sido siempre una palabra malsonante que sólo encaja en los chistes de catalanes: para qué hormiga pudiendo ser cigarra.
Porque impusieron la idea del esfuerzo como cosa de necios, encumbrando la sabrosa receta de los logros fáciles y rápidos.
Porque el flautista de Hamelín no quiere hombres, sino ejércitos de ratones que sigan su música, una única música.
Porque la libertad obliga a algo tan, tan molesto: cuestionar la uniformidad que nos impone el pensamiento único, poner en tela de juicio lo políticamente correcto, reflexionar como individuos y tomar decisiones por nuestra cuenta y riesgo…
Porque en el camino renunciamos a ser libres para abrazar la fe de los prosélitos.
Porque elevaron a los altares, como modernos héroes a imitar, a nuestros millonarios deportistas más televisivos, a los cocineros que escriben libros sobre la reconstrucción de la tortilla, a los concursantes del último “reality show”…
Porque hace demasiado tiempo que unos cuantos montaron este burdel, y casi todos aceptamos, dócilmente, ser sus putas.
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Ícaro (Manuel Domínguez Guerra)
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8:222 cum puer audaci coepit gaudere volatu
8:223 deseruitque ducem caelique cupidine tractus
8:224 altius egit iter. rapidi vicinia solis
8:225 mollit odoratas, pennarum vincula, ceras;
8:226 tabuerant cerae: nudos quatit ille lacertos,
8:227 remigioque carens non ullas percipit auras,
8:228 oraque caerulea patrium clamantia nomen
8:229 excipiuntur aqua, quae nomen traxit ab illo.
PUBLIUS OVIDIUS NASO ( Metamorphoseon Libri. 2-8 a.C. )
Traducción:
Lenguasmuertas.
Posted by Carmina on septiembre 11th, 2009.
Lenguasmuertas, sería magnífico que todo el mundo leyera a Ovidio; no ya en latín, que sería pedir milagros, viendo el estado de este albañal, sino en cualquiera de las que la mayoría considera únicas lenguas “vivas”, a pesar de que la lengua de Horacio, Tácito y Cicerón siempre estuvo y sigue viva para algunos nostálgicos del ya moribundo humanismo.
Por mi parte, estoy considerando muy seriamente volver al redil, es decir, regresar al catolicismo practicante de mis mayores, y decir amén cuando habla Benedicto XVI, que a veces también tiene sus aciertos: Benedicto XVI alienta la enseñanza del latín a nuevas generaciones :
<< Vaticano, 28 de Noviembre de 2005. El Papa Benedicto XVI alentó a difundir la enseñanza del latín a los jóvenes, para evitar que se dispersen los tesoros conservados en esa lengua. El Papa recibió a los participantes en el encuentro de la Fundación «Latinitas», instituida en 1976 por Pablo VI con el objetivo de estudiar la lengua latina, la literatura clásica y cristiana y el latín medieval; y el fomento del empleo de esa lengua mediante la publicación de libros en latín. En su discurso, pronunciado en latín, les pidió difundir esta lengua, especialmente entre los jóvenes con nuevas metodologías, para que no se pierda el gran tesoro de la Iglesia en latín y no desaparezca el empleo de “este insigne instrumento”. >>
E.M.F.
Posted by Carmina on septiembre 11th, 2009.
Estimado Enrique:
Siempre me pareció bella la peripecia de Ícaro (Ikaros-Ìkapoç). A fín de cuenta, se trata de la sublimación del espíritu aventurero, más que el paradigma de la inconsciencia. Quería alcanzar el paraíso. Aristóteles dice que «La Historia cuenta lo que sucedió y la poesía lo que debió suceder» y Pausanias-historiador-, nos lo muestra-a Ícaro-,torpe e inutil en las artes de la navegación, lo que provocará su muerte en las costas de Samos.¿Volar, navegar? Meras forma de viajar hasta alcanzar el fin de la vida. Historiadores y Poetas no son tan diferentes.
Por cierto; Me ha comentado R.M.Rilke, «que si se sabe volar, también se ha de saber caer».
Enrique González Arias.
Posted by Carmina on septiembre 11th, 2009.
Enrique: Veo que sigues conversando con Rilke.
¡Qué rico comentario el tuyo! El mito de Ícaro tiene tantas lecturas posibles: la mayoría de los libros nos hablan de imprudencia y de presunción al referirse a Ícaro; pero también está la visión que tú, sabiamente, nos recuerdas: la del soñador, la del inconformista…
No es casual, como acredita la iconografía, que haya sido el hijo, el perdedor, quien alcanzara una mayor celebridad; negada, por su mesura a Dédalo, el padre que prosigue un vuelo menos osado.
Cioran, ese hombre lúcido que tanto escribió sobre el fracaso, la caída y los perdedores; nos ilumina con sus palabras: «La razón, herrumbre de nuestra vitalidad. Es el loco que hay en nosotros el que nos obliga a la aventura; si nos abandona, estamos perdidos…» («La Tentación de Existir»).
Y también: «Que al perderlo todo, ese triunfo te sea motivo de regocijo y en los fracasos descubras rayos de luz para tu aureola.» («El Libro de las Quimeras»).
E.M.F.
Posted by Carmina on septiembre 11th, 2009.
Amén querido Enrique. Amén.
E.G.A.
Posted by Carmina on septiembre 11th, 2009.
[…] ÍCAROS. Por Enrique Martín Ferrera, Mayo 2009 […]
Posted by «CARMINA» Blog Literario — LA LEYENDA DEL LABERINTO DE CRETA: DÉDALO E ÍCARO. Por José Manuel Colubi Falcó on diciembre 2nd, 2012.