Tapias a un lado y otro de la estrecha calle recta adoquinada sin aceras. Asoman muy por encima de las tapias copudos y hojosos árboles verdioscuros. Coronan sus remates a dos aguas trepadoras que dentro de la quinta se desarrollan, de diversas clases y muy espesas, y también hojosas y verdioscuras.
No sólo hay un palacio y su jardín magnífico, sino otros con jardines como bosques, todos cercados con esas tapias que abrigan la propiedad, y regalan al pasajero umbría y trayecto.
Probablemente los molinos del Guadaíra, del Marchenilla o del Gandul, molieran alguna vez con ruedas de piedra de Condeixa. Hemos visto un molino de agua en Condeixa. Hemos llegado por un callejón de piedra; hemos cruzado un dintel de granito, y allí el molino, al lado de una floresta de bambúes. Corren arroyos por Condeixa.