– ¿Puedo hacerte una pregunta?
– Tú sabrás –dijo Arturo dejando su café en la mesa.
– ¿Cómo has cambiado tanto? Arturo contempló ciegamente la taza y pensó la respuesta un instante.
– Ha sido ella.
– ¿Sólo ella? No puede ser –negó Mauro tácitamente aunque bajando la cabeza.
– A veces encontramos a la pareja ideal en nuestra vida. Esa persona por la que eres capaz de cambiar tus hábitos o tus creencias.
– Lo que me extraña es… –buscó la palabra – …una cosa.
– ¿El qué?
– Si le gustas ahora, entiéndeme, no le gustarías antes de cambiar. O le gustabas antes o le gustas ahora. Si no, ¿para qué empezar a salir contigo? ¿Para qué molestarse?.