Arturo se sentó en el filo opuesto de la cama, dándole su espalda, con las manos entrelazadas.
– ¿Dónde has estado?
– Yo te podría hacer la misma pregunta.
No importaba quién dijera qué. Ambos sabían la verdad sobre lo que estaba ocurriendo.
– ¿Me lo cuentas? –se adelantó ella.
– He salido a tomar algo –dijo soportando sus nervios, evitando que explotasen.
– ¿A tomar algo? Hace mucho que no bebes –terminó lo que estaba haciendo y, por encima de la cama, se pasó a su lado, rodeándole con sus brazos.