LA PRIMAVERA
SOBRE el pretil del puente, como una
Venus naciente que desnuda el viento,
y al fondo el agua sin el movimiento
de tus brazos de fibra, almendro y luna.
Ningún oculto ver u oír, ninguna
apostada mirada: tú y tu intento,
y este definitivo enfangamiento
de deshuesarle al mar tanta fortuna.
Tú mirabas lo azul, virgen y estrella,
deshojando rubor antes del baño.
Olí, te vi, sentí tu piel caliente
despeinar a la mía, y abrirse, y ella
te poseyó mirando. Y todo el daño
se derramó sin más con la simiente.
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(*) Poema publicado por primera vez en «CARMINA» Textos para una lectura Nº 1, 2004-2005.