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EFORIE NORD (Playa del mar Negro), 2003. («Para un cuaderno de fotografías», Lauro Gandul Verdún)

 

NIÑOS MALOS DE VADU IZEI, 2001. («Para un cuaderno de fotografías», Lauro Gandul Verdún)

 

NIÑO ENTRE LAS TUMBAS DEL CEMENTERIO DE IEUD, 2002. («Para un cuaderno de fotografías», Lauro Gandul Verdún)

 

BODA EN CONSTANZA, 2001. («Para un cuaderno de fotografías», Lauro Gandul Verdún)

 

 

REZANDO EN COZIA, 2003. («Para un cuaderno de fotografías», Lauro Gandul Verdún)

 

FAMILIA DE MARAMURES, 2001. («Para un cuaderno de fotografías», Lauro Gandul Verdún)

 

PERROS Y OTROS POEMAS. Poemas de Carmen Mioara (con foto de Lauro Gandul Verdún)

 

1 Timisoara 2005

 Timisoara
2005

 

PERROS

ATROZ es el destino de los perros vagabundos de la ciudad vieja

Como el de los viejos con chaleco y sombrero negros

Como el de las barrenderas nocturnas de la plaza mayor

Como el destino

De las gitanas con criaturas en los brazos que van pidiendo unas monedas

Mientras el niño lo ignora todo porque a él aún no le importa el destino

Y una mira unos ojos y unos gestos

De los que le nace a una

Una enorme tristeza

Tan grande o más

Que la hermosura de esta ciudad vieja.

 

 

MUCHACHAS

RÍEN las muchachas en las terrazas tomando sus copas finas

Los taxis las esperan para llevarlas a los hoteles

Muy bellas

En sus formas perfectas también se ve cómo pesa

Ir así

Casi desnudas

Con el deseo de conseguir el futuro

Aunque sea en forma de perfume francés o lápiz de labios.

 

 

ATARDECER

REGRESAN de las imponentes montañas unas bandadas de cuervos

Sobrevuelan ahora la destartalada fábrica de imbrincadas tuberías

Donde anidan

Regresan los carros con sus cargas inverosímiles de paja

Los carreteros se persignan ante las cruces de los caminos

Los sauces lloran en las riberas del río cansado

Cae la tarde.

 

 

SIN TÍTULO

LAS buhardillas ojean la plaza.

 

 

MERCADO DE ABASTOS

EN los puestos del mercado venden sandías los hortelanos

Queso fresco los cabreros y yogur

Y paprica las hortelanas.

 

 

«CARMINA» Nº 2

Pág. nº 26

Pág. nº 28

Pág. nº 29

Pág. nº 30

Pág. nº 31

Pág. nº 32

Pág. nº 33

Pág. nº 34

Pág. nº 35

Pág. nº 36

Pág. nº 37

Pág. nº 38

Pág. nº 39

REPORTAJE FOTOGRÁFICO DEL ACTO DE PRESENTACIÓN DE «CARMINA LUSITANA» TEXTOS PARA UNA LECTURA Nº 3, EN LOS ÁNGELES VIEJOS. Miguel Ángel Oliveros (Alcalá de Guadaíra, 23 de noviembre de 2007)

MANUEL DOMÍNGUEZ GUERRA (fragmento)(«Historias de vidas» Olga Duarte Piña y Lauro Gandul Verdún, 2004)


El artista Manuel Domínguez Guerra
2004
Foto: ODP

El sacrificio del artista

EL PINTOR se queja de que una gran parte del arte contemporáneo resulta ininteligible para muchos. Frente a ese mal él propone -y a sí mismo se aplica como principio- que hay que realizar un esfuerzo, que el artista debe sacrificarse, aunque le resulte doloroso, por hacer su arte más entendible, más digerible. Porque ello es necesario. Él no cree que la mayoría de los artistas quieran tomarle el pelo a nadie sino que, las más de las veces con buena fe -por creer que sólo deben crear para otros artistas, o espectadores tan iniciados que alcanzan la comprensión de ellos-, no se esfuerzan en un momento clave del acto creativo, aquél en que surge la forma por la cual el caos previo, que exige ser expresado siempre a la conciencia del creador, toma al fin una concreción con una clara impronta definitiva; pues es en ese momento y ahí mismo, ante y sobre la forma surgida, cuándo y dónde debe el creador pegar un salto más hacia el fondo, hacia un encuentro con las personas siempre, los simples espectadores, un salto consistente en traducir esa forma para hacerla interesante para mucha gente que no es artista, para muchos que creen que el arte no les es necesario, para muchos que quieren entender el arte y que quedan decepcionados cuando ese arte que quisieran comprender no está en un lenguaje que pueda pertenecerles y, por tanto, no consiguen franquear la puerta que desean poder abrir de veras.

Manuel Domínguez Guerra considera que no es el espectador quien tiene que asumir ese sacrificio, sino el creador, a quien, respecto de su obra pura por el concebible pero no dable a los otros aún, corresponde exclusivamente la obligación de traducirla como obra para comprender, única ofrecible a los demás, surgida de la obra misma, sino dejar de contener en su forma última, verdaderamente definitiva, la expresión del propio ser del artista.

Una obra es inimitable

En otro orden de cuestiones, nos refiere que, afortunadamente, en el mundo occidental es más fácil el acceso a la cultura y, por tanto, al arte, lo que explica que, por ejemplo, en la Florencia del siglo XXI haya más artistas que en la de los siglos del renacimiento.

En relación a internet opina que es un instrumento extraordinario pero que hay una parte negativa consistente en la mayor uniformización que se aprecia en el arte que realizan muchos, sobre todo los más jóvenes. Se tiende a imitar una obra de tal o cual artista lo que supone una renuncia a la propia personalidad porque cada obra está vinculada a una vida concreta, a una biografía particular de la que va generándose una obra realmente inimitable. Todos se nutren de otros pero no debe notarse: las influencias sólo han de incorporarse por quienes tengan afianzada su manera de ser.

Atlas
Foto ODP

La sociedad y los artistas

Denuncia que la sociedad aplique un doble rasero al arte y a los artistas: por un lado son menospreciados y por otro son endiosados los autores y sus obras.

Los políticos, en verdad, consideran ineficaz el arte, o lo que es lo mismo, que la sociedad no puede ser transformada por el arte y sí por la política y la economía. El no puede estar más en desacuerdo habida cuenta de que, si bien los cambios que marcan estos órdenes son más evidentes, a la postre no suponen el cambio verdadero y profundo, que sólo puede llegar a la sociedad a través de los humanistas y de los artistas. Lo que siendo así, no impide que artistas como Picasso o Dalí hayan contribuido a la banalización del arte al dar como válidas obras que no eran verdaderamente representativas de su ser artístico y ello por fines púramente mercantiles.

Para Manuel Domínguez Guerra el arte se nutre de la capacidad del artista de apiadarse de la realidad, de su capacidad de amar. Nunca como ahora es más necesario y últil. Acaso sirva para conducirnos a la belleza en un mundo donde cada día resulta más horrorosa la vida. Para esa victoria podemos contar con el entusiasmo que nos suscitan las obras de artistas como éste. Él nos enseña que sólo va a brotar el entusiasmo cuando nos rindamos a lo que nos emocione, y así vencer a lo que niega la existencia y el ser.

Menina