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«FUGA SIN FIN» O EL JUDÍO ERRANTE. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 10). Por Pablo Romero Gabella

 
 

Joseph Roth, Autorretrato

Joseph Roth
(Autorretrato)
3 de noviembre de 1938
París

 
 

Joseph Roth (1894-1939) es uno de los escritores fundamentales del «mito habsbúrgico»; si se hiciera un panteón literario del águila bicéfala él ocuparía el lugar de honor debido a dos de sus obras: La marcha de Radetzky (1932) y su continuación, La cripta de los Capuchinos (1938).

   Roth nació en la Galitzia austrohúngara (hoy repartida entre Polonia y Ucrania) en una familia judía que le permitió terminar sus estudios universitarios de Humanidades en Viena. Durante la 1ª Guerra Mundial estuvo alistado en el ejército austro-húngaro y tras la contienda comenzó una notabilísima carrera de periodista, primero en Viena y luego en Berlín. La llegada de la peste del nazismo le hizo huir a París, donde continuó sus trabajos periodísticos  y literarios. Sin embargo, las penurias personales, económicas y el alcoholismo le llevarían a una degradación que acabaría con su vida el mismo año en que comenzara la Segunda Guerra Mundial y que se publicara su novela La leyenda del santo bebedor.

   En su novela Fuga sin fin, publicada en 1927, vemos un anticipo de la que sería su propia vida de judío errante por una Europa que aún con las heridas abiertas de la Gran Guerra se precipitaba a otra guerra, la cual se ahorraría sufrir. Al final de su vida se convertiría al catolicismo, según dicen, como último homenaje al Imperio austro-húngaro al que sirvió como combatiente y como rapsoda en una Europa de las naciones donde no acababa de encajar. Como otros de nuestros héroes postimperiales literarios, su alter ego literario en esta novela, el teniente austríaco Joseph Tunda, se sentía como un muerto en vida, como un «hombre joven sin nombre, sin importancia, sin título, sin dinero y sin profesión, apátrida y sin derechos».

   La novela es una Odisea de entreguerras que llevará al joven Tunda desde un campo de prisioneros en Siberia hasta el mismo París que vio morir al autor, pasando por la primigenia Unión Soviética, la Alemania de Weimar y la insulsa Viena republicana. Como el Odiseo homérico iba en busca de su patria que tenía nombre de mujer, en este caso Irene Hartman. Buscaba reencontrarse con su prometida («bonita, inteligente, rica y rubia») pero ésta, al contrario que Penélope, terminó casándose con un rico pariente propietario de una fábrica de figuras de yeso. Buscaba el imposible de retomar el que parecía ser su futuro si la guerra y el imperio no se hubieran perdido: reencontrarse con Irene y desfilar por la Ringstrasse «todo rodeado por el suave toque de tambores de la marcha de Radetzky».

   Sin embargo, el único desfile que encontró fue el de «hombres jóvenes, armados con bastones [que] marchaban en doble fila detrás de pífanos y tambores[…] Los jóvenes marchaban con rostros serios, nadie decía una palabra, marchan hacia un ideal». Ese ideal de cruces gamadas no era el suyo, es más, no sabía realmente si lo que buscaba era un ideal. Era un héroe perdido que lo que se encontró fue una Europa burguesa que miraba asustada a la Revolución. Una palabra que asociaba a «débiles imágenes de barricadas, populacho y [al] profesor de historia de la escuela militar». Y bien que vivió la Revolución, ya que llegaría participar en la sangrienta Guerra Civil rusa (1919-1920) por el amor a la camarada Natacha, una bolchevique fanática que lo llevó por los campos de batalla de Ucrania, el Cáucaso, el Volga y los Urales. Sin embargo, pronto descubrió que el amor de su Circe era un espejismo que acabó en hartazgo por la revolución y el nuevo orden soviético, donde «no existía la vida privada», en palabras de Strelnikov, otro fanático bolchevique, que era uno de los personajes de la película Doctor Zhivago (1965). Tunda acabaría descubriendo que la Revolución no se hacía contra la pérfida burguesía sino «contra los panaderos, contra los camareros, contra los pequeño vendedores, los ínfimos carniceros y los criados de hotel sin ningún poder».

   El autor nos dice que Tunda descubrió que ante todo era un hombre libre, «en el fondo era un europeo, un “individualista”, como dice la gente culta. Para vivir plenamente, necesitaba situaciones complicadas». Un europeo como su amigo Zweig, otro judío errante que sólo le sobreviviría unos años más.

   Tunda era un héroe crepuscular que sin pretenderlo buscaba a una mujer que simbolizaba todo lo que él entendía por hogar. Era como el personaje que interpretaba John Wayne en la película de John Ford Centauros del desierto (The Searchers, 1956). Como el austríaco, era un excombatiente de una causa derrotada que buscaba a su sobrina, la joven Natalie Wood, que había sido raptada por los indios. Esta búsqueda de lo femenino es la misma que retrataría el novelista Charles Freizer en Could Montain (1997) y que el cine también hizo popular en una película homónima.

   Pero en nuestro caso, el joven Tunda se dio cuenta que su mundo no estaba en aquella Europa de superviviente. «En ese mundo no se sentía en su lugar. ¿Dónde estaba su lugar? En las fosas comunes». Si recuerdan, es lo mismo que pensaba otro héroe postimperial, el exoficial Menis (El Estandarte, 1934). Frente a la tumba al soldado desconocido en París, bajo el Arco del Triunfo, se dio cuenta que ésta no se hizo para honrar a los muertos sino para tranquilizar a los supervivientes. Roth anticiparía el que sería su estado de ánimo alcoholizado en el París que le vio morir al decir que su personaje se sentía como «si todos estuviéramos allí abajo, todos los que salimos un día de nuestra tierra, los que cayeron y fueron enterrados y los que volvimos pero nunca regresamos a ella, pues da lo mismo que estemos vivos o enterrados. Somos extraños a este mundo, venimos del reino de las sombras».

   Sombrío final que le llevaría a vivir en hoteles ya que su hogar  desapareció un 28 de junio de 1914 y fue enterrado definitivamente un 30 de enero de 1933. En palabras del Antonio Muñoz Molina, Roth-Tunda «perteneció a la primera generación sometida a la burocracia patriótica de las fronteras, y por eso añoró más la benévola libertad de movimientos del imperio austro-húngaro. Perdido aquel país, ya no se asentó en ningún otro. Decía que ya solo los hoteles despertaban su lealtad patriótica».

 
 
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EL ESTANDARTE O EL IMPERIO CONTRAATACA. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 1). Por Pablo Romero Gabella

«LOS DÍAS CONTADOS» O LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ EN TRANSILVANIA [1ª PARTE]. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 2). Por Pablo Romero Gabella

«LOS DÍAS CONTADOS» O LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ EN TRANSILVANIA [2ª PARTE]. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 3). Por Pablo Romero Gabella

«LOS DÍAS CONTADOS» O LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ EN TRANSILVANIA [3ª PARTE]. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 4). Por Pablo Romero Gabella

«LOS DÍAS CONTADOS» O LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ EN TRANSILVANIA [4ª PARTE, Y ÚLTIMA]. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 5). Por Pablo Romero Gabella

EL BARON BAGGE O EL VÉRTIGO DE SER LOS OTROS. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 6). Por Pablo Romero Gabella

EL ÚLTIMO ENCUENTRO O EL CREPÚSCULO DE LOS ADIOSES. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 7). Por Pablo Romero Gabella

SIEMPRE NOS QUEDARÁ VIENA. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 8). Por Pablo Romero Gabella

GEORG TRAKL: LA DECADENCIA DE UN IMPERIO. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 9). Por José Miguel Ridao

 
 

VENUS DE ÉBANO [POEMA DE «VIAJE» (1979-2017)]. Lauro Gandul Verdún

 
 

matisse-desnudo-azul

Desnudo azul III
Matisse
1952
(Pinche en la pintura para escuchar la declamación del poema por su autor)

 
 

La desnuda zaireña de ébano, venus africana,
se recoge coqueta el rizadísimo cabello.
Sobre las nalgas el dorso huesudo de la mano.
Así se contonea
mientras con abiertos ojos mira el suelo.
Policromada la faz de barros,
bosques afilados sus cejas,
sus carnosos labios son ya un beso.
Ahí está desde abril junto a sirenas y tritones,
magos y violinistas.
En la algarabía de un mercado
a la sombra de una alameda,
evidentemente distinta de todas,
se hizo la encontradiza
para regalo definitivo de mis brazos.

 
 
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1ª edición en CARMINA del poema el 6 de octubre de 2011:

VENUS AFRICANA. Poema de Lauro Gandul Verdún

 
 

BIBLIOTECA. [POEMA DE «VIAJE» (1979-2017)]. Lauro Gandul Verdún

 
 
Shakespeare & Company 4

Shakespeare & Company Library
[Foto: (donde se ha de pinchar para escuchar la declamación del poema por su autor):
LGV París 2006]

 
 

1

 

   Entre las manos
Sometido e indolente
El viejo libro
Frente a unos ojos
Acostumbrados al deseo
Que así miran
Como al mundo
Las líneas de signos
Aparentemente monótonas

Como la hojarasca se quiebra
Con las pisadas del paseante
Y canta
Así suena el paso de las hojas
Ésa es su música
Cuando tocado con la yema de los dedos
El papel
Que comunica su textura
Se deja llevar ceñido
Sólo cuando le tocan
Acariciando

Como fondo la biblioteca
Allí lee el bibliotecario
Su dueño y su siervo

 
 

2

 

Huelen las bibliotecas a tierra y a templo
A mirada y a tacto
A vida y a silencio
Huelen las bibliotecas a sueño y a idea

Los anaqueles y los libros
Se transmiten
Su origen de bosque
Por donde las palabras exhalan su bruma
De selva y ciudad
De huerta y rascacielo
De paz y de guerra

Además tienen un nombre
Las bibliotecas
De persona
Que mira
Toca
Vive
Calla
Sueña
Concibe
Huele
Explora
Sufre
Siembra
Construye
Ama.

 
 

SOBRE EL MAR EL MISMO CIELO QUE SOBRE EL CAMPO [POEMA DE «VIAJE» (1979-2017)]. Lauro Gandul Verdún

 
 
ROTA LGV 2011 2

Los Corrales
[Foto
(donde se ha de pinchar para escuchar la declamación del poema por su autor):
LGV Rota 2011]
 
 

   Sobre el mar el mismo cielo que sobre el campo
Cielo de mañana azul
Puro
Celeste
Y vasto

   Toda la bóveda sin una nube sobre el mar
Sobre el campo
Basta para un universo

   Abro y cierro los ojos
Los pies siempre pisan arena cierta

   Cierro los ojos no importa cuánto
Y sin embargo ni es la noche ni la ceguera

   Abro los ojos el mismo día infinito
Azul
Puro celeste
Y vasto.

 
 

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1ª edición en CARMINA del poema el 16 de abril de 2011:

SOBRE EL MAR EL MISMO CIELO QUE SOBRE EL CAMPO. Lauro Gandul Verdún

 
 

PLAYA DE BOLONIA [POEMA DE «VIAJE» (1979-2017)]. Lauro Gandul Verdún

ROTA. LGV (2011) 1

El Atlántico desde Rota
[Foto
(donde se ha de pinchar para escuchar la declamación del poema por su autor):
LGV Rota 2011]

   Sobreviví al marinero melancólico
Imaginé que habría nacido en un barco
Muy lejos
Allí estaba
De espaldas a nosotros
Frente al mar
Soplando tristezas en su trompeta dorada
Para el mar
Más melancolía
Para el mar

   Aquí sigo vivo
Tantos años después

   Aquella mañana descubrí el océano
Llegaba después de cruzar vega
Campiña
Y sierra oscura de bosques y cuevas

   Pero aquella playa era anchura
Ya estaba aquí antes que las ciudades densas
Pero aquella playa era horizonte
Era agua
Era movimiento
Antes que el abismo
Aquella playa era la sonrisa
Aunque nadie salude porque todos andan ocupados con el aire

   Ahora el mar
Hombres extraordinarios
Alados
Sobre lo más afilado de las olas
No tienen límites
No son hombres
Tienen alas
No son pájaros
Vuelan
No son gaviotas
Y el mar no es  el cielo
Aunque ahora es el mío
Ahora para siempre toda el agua que ven mis ojos
Con todo su viento rizando el azul sagrado
Vastísimo

   Yo aquí quiero que me cuenten
Todos los cuentos que me contaron antes de ser el que soy
Cuando yo era tan feliz
Que no sabía lo que era la felicidad
Ni había aún llorado
Ni sufrido

   Aquí frente al Atlántico imponente
Desde la arena
Soy un niño inmortal y sabio
Hecho de piel y de huesos bajo la piel
Al fin.

DIARIO FOTOGRÁFICO (XIII). Por Lauro Gandul Verdún (Lisboa, 12 Á 14 DE OCTUBRE DE 2017)

 
 
Lisboa 14102017 LGV (Sobreiro)

14 de octubre
(Aldea de Sobreiro)

 
 

Lisboa 14102017 LGV (Mafra)

14 de octubre
(Mafra)

 
 

COSAS DE LA ALCALÁ DE HOY: SOLILOQUIO DE UN EXTRAVIADO. Por Juan Delatorre Facal (2010)

 
 

TÉGULAS DE GANDUL

Tégulas de Gandul
[Foto: LGV Alcalá 2014]

 
 

«Están ciegos; y, lo peor de todo, seguros de ser videntes.»
León Tolstoi

 
 

DICEN que sobre gustos no hay nada escrito. Hoy me propongo escribir sobre gustos, y sobre gastos. El gusto público alcalareño es muy particular, pero que muy particular, y no menos que el gasto público: que unos jarroncitos en Silos y un descomunal bicharraco (de diez millones de euros –cuando un puente normal hubiera costado tres veces menos-) para cruzar el río, más feo que la espuma de la sosa cáustica sobre la ultrajada lámina del Guadaíra; que unas rotondillas y unas rotondonas, a rebosar tantas de ellas de matojos y hierbajos, a toro pasado de Dos Hermanas, la de las Rotondas (aunque más estudiadas que las alcalareñas, -miméticas y de copia que no de proyecto las nuestras-), que muy viejos olivos en lugares muy nuevos y, en general, muchos arbolitos, por doquier, mucho césped formando lomitos de un verde muy plástico, pronto matizado de marroncitos; que marbellíes cascaditas para fachada de una Nueva Rabesa del futuro en el presente… Y muchos jardineros con sus maquinillas de afeitar céspedes y setos y floreros. Vaya, vaya… Todo muy particular, muy privado, prácticamente pijo. ¡Qué guay el decorado! ¡Qué mono el jardín! Desde El Duque al Parque-Centro sufrimos el meollo del bodrio. Si no, no se explica que Pescuezo sea hoy la autopista del casco urbano, por Histórico y por Centro. En los barrios, como tanto tiempo dura la ocupación de las poltronas de las distintas sedes consistoriales, neopijos de tercera generación psocialística o pepeística, lo mismo da que da lo mismo, suscitan un gasto a la frívola manera de: «Chiqui, no me gustan los accesorios del toilette: que los quiten de mi vista inmediatamente.»

  A mí me parece que mantener en condiciones todo este decorado después de las inauguraciones no va a haber fondo municipal que lo aguante, ni en el fondo del mar (matarile, rile, rile, rile/ matarile, rile, rile, ra…). O lo que es lo mismo, no lo cuidarán, las malas yerbas crecerán, las buenas y caras se secarán y no volverán, las lindas flores se marchitarán y tampoco volverán, y ni las oscuras golondrinas, y colorín, colorado este cuento no se ha acabado, todavía.

   Paso por Bailén, por Antonio Mairena, por Duquesa de Talavera… ¡Por Dios! ¡¿Por qué estas obras se han reiterado?! Es mucho peor que una pesadilla para los que tienen oficios, para los peatones (apeados de las aceras, que cuando no sirven para los coches sirven para la maquinaria pesada -pesada maquinaria-), los chóferes de coches o motos, camionetas, furgonas o isocarros, los viejos, los niños: Es una pesadilla para todos. ¡¿Qué hemos hecho para merecer esto?!

   Entre rotaflexes atacando losas, del cemento que ya recubre el viejo solar alcalareño, dúmperes, cubas, hormigoneras…, pasamos, a veces hasta tropezamos, recibimos órdenes de los albañiles… Nos señalan que por aquí o por allí; rotulan las señalizaciones artesanalmente, se enfadan si no cumplimos con agrado sus instrucciones de tráfico; nos persiguen y gritan y, cuando nos alcanzan, pegan en la ventanilla del conductor su irritada y congestionada cara si nos atrevemos a ser antipáticos en algún tramo anterior del atasco. Creo que son la verdadera policía del llamado régimen por las derechas en las comunidades gobernadas por la autoproclamada izquierda y por las izquierdas en las comunidades gobernadas por la autoproclamada derecha, y así, sucesivamente, tralarí, tralará… Bueno, más bien los empleados de la verdadera policía del régimen. ¡Hasta aquí hemos llegado! ¿policías los albañiles? Se me pueden rebrincar los sindicalistas, aunque no todos. No sólo ellos están llamados a ejercer de policías: también los taxistas, los taberneros, los estanqueros, los gasolineros, los guardacoches, los profesores de universidad…: ¿continúo?. Todos usurpando los nobles funciones de las policías de España: vigilancia, potestad de denuncia, lealtad a los políticos del Estado, detención, cumplimiento de órdenes, recaudación de tributos, colaboración con los redactores de los atestados, y muchas más competencias que están por redactar.

   ¿Y el ruido? Durante toda la jornada laboral de ellos. Alcalá del Ruido, nada de Guadaíra, ni de los Panaderos, ni de los pintores de paisajes, sino Alcalá del Ruido. El ruido terremoto, el temblor de los martillos por compresión, las excavadoras. El ruido del progreso y del desarrollo. El ruido como seña de identidad. Las obras públicas como emblema, como ejemplo para Europa. ¡Alcalá, ciudad de Referencia! El alcalareño como el ejemplo en toda la Europa Unida de individuo que es capaz de sobrevivir a todo el extravío imaginable…

   Y al humo: efluvios de gasoil, polvos diversos, gasolina ecológica que de las públicas e impúdicas obras emana cotidianamente y que también se enriquece con el hermoso tránsito de tecnológicos vehículos de todas las altas y bajas gamas, pagándose a cómodos plazos, que también son solidarios para los garantes del crédito, por los jóvenes alcalareños hijos del progreso y la democracia. ¿Quién puede subir sin asfixia la calle Gandul o quién se atreve a pasar a pie por Pescuezo?

 
 

SENCILLA DECLAMACIÓN DE UN POEMA DE RAFAEL ALBERTI (1902-1999): «POR ENCIMA DEL MAR, DESDE LA ORILLA AMERICANA DEL ATLÁNTICO». Por Lauro Gandul Verdún (2ª edición del poema en «CARMINA», 2017)

 
 

CÁDIZ AL FONDO (Foto LGV Rota, 2010)

Cádiz, al fondo
[Foto
(donde se ha de pinchar para escuchar la declamación):
LGV Rota, 2010]
 
 

   ¡Si yo hubiera podido, oh Cádiz, a tu vera,
hoy, junto a ti, metido en tus raíces,
hablarte como entonces,
como cuando descalzo por tus verdes orillas
iba a tu mar robándole caracoles y algas!

   Bien lo merecería, yo sé que tú lo sabes,
por haberte llevado tantos años conmigo,
por haberte cantado casi todos los días,
llamando siempre Cádiz a todo lo dichoso,
lo luminoso que me aconteciera.

   Siénteme cerca, escúchame
igual que si mi nombre, si todo yo tangible,
proyectado en la cal hirviente de tus muros,
sobre tus farallones hundidos o en los huecos
de tus antiguas tumbas o en las olas te hablara.
Hoy tengo muchas cosas, muchas más que decirte.

   Yo sé que lo lejano,
sí, que lo más lejano, aunque se llame
Mar de Solís o Río de la Plata,
no hace que los oídos
de tu siempre dispuesto corazón no me oigan.
Por encima del mar voy de nuevo a cantarte.

 
 

[Rafael AlbertiOra marítima, 1953.
Poema incluido por Arturo Ramoneda en Antología de la poesía española del siglo XX (1890-1939).
Alianza Editorial, S.A. Págs. 505 y 506. Madrid, 2007]

 
 

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1ª EDICIÓN DE «POR ENCIMA DEL MAR, DESDE LA ORILLA AMERICANA DEL ATLÁNTICO» EN «CARMINA» (2012)

 
 

MANUEL DOMÍNGUEZ GUERRA EN LA LIBRERÍA «TÉRMINO»: UNAS PALABRAS, UN DIBUJO Y UNA CANCIÓN UN JUEVES 28 DE SEPTIEMBRE DE 2017. Tres vídeos de Alberto Mallado

 
 

UNAS PALABRAS

 
 

 
 

UN DIBUJO

 
 

 
 

…Y UNA CANCIÓN

 
 

 
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MANUEL DOMÍNGUEZ GUERRA REGALA SU UNIVERSO CREATIVO EN LA LIBRERÍA TÉRMINO. Por Alberto Mallado

«COMO UN COHETE». Juan Alcaide

MANUEL DOMÍNGUEZ GUERRA (fragmento)(«Historias de vidas» Olga Duarte Piña y Lauro Gandul Verdún, 2004)

«EL SOMBRERO DE LAS IDEAS DESCABELLADAS» UNA NOVELA DE JOSÉ ANTONIO FRANCÉS ILUSTRADA POR MANUEL DOMÍNGUEZ GUERRA
 
 

DIARIO FOTOGRÁFICO (XII). Por Lauro Gandul Verdún (Lisboa, 12 Á 14 DE OCTUBRE DE 2017)

 
 
Lisboa 13102017 LGV 1

13 de octubre
(Cemitério do Alto de São João)

 
 

Lisboa 13102017 LGV 2

13 de otubre
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