PIER PAOLO PASOLINI (1922-1975): HOMENAJE DE «CARMINA» CON SU POEMA «L’ITALIA/ITALIA» 1954. Traducción de Ricardo Molina (1917-1968) y citas de Oreste Macrí (1954), Juan Carlos Abril (2009) y Gabi Mendoza Ugalde (2013)

 

Pasolini

Pasolini

 

Nel Ventidue, anno inmerso nel secolo,

Bologna respiraba un’aria di valzer.

Via Rizzoli tersa di sere profumate

echeggiava in un oro leggero e sonante

le musiche sospese intorno alle fanciulle

che sfiorovano il secolo con plume viola.

Nell’aria brulicante di un sole d’Appennino

c’era l’ombra felice delle feste

della nazione—colori cisalpini

ancora vergini di una patria nascente!

I liberali negli aromi dell’aria salubre

splendevano come le vetrine degli orefici

e il pingue Cattolicesimo dei Barocchi

pesava solo ai rossi muri delle Chiese.

 

Parma, un viale e il riso di mia madre.

Su questa breve apparizione

il crepuscolo di un’epoca felice

che rode e stinge l’oro dell’Appennino.

E tu, Italia, fai di Parma un capolavoro

di memorie bianche nelle piazze ducali,

di fogglie che nei viali padani

hanno un respiro di autunni vellutati.

 

Ed è l’Autunno che rode i castagni di via Semlia,

che bagna i sottoboschi trafitti dal sole

dove i fanciulli slavi sanno di corteccia…

Ma se i ciclamini tinsero di rosa l’ombra

e i pascoli sui fianchi stupiti dei monti

avvamparono al sole dormente tra i profumi,

tu, Italia, tu sei l’Estate dell’Idria,

la verdecupa Estate di Via degli Amori.

Negli Euganei svaniti come neve all’alba,

lungo il Tevere dove il crepuscolo inala

nelle narici delle mandrie estasiate

il profumo dell’acqua latina,

nella valle dell’Ossola accesa di verde pallido,

negli antri mediterranei dell’Aniene…

dal Ventidue al Cinquanta, anni pervasi…

di sola memoria, tu, Italia mattutina…

 

*

En el Veintidós, año inmerso en el siglo,

Bolonia respiraba aires de vals.

Vía Rizzoli tersa de tardes perfumadas

murmuraba en ecos de oro ligero y sonante

músicas suspendidas en torno a las doncellas

que rozaban el siglo con plumajes violeta.

En el aire abrasado por el sol apenino

persistía la sombra de las fiestas

de la nación—cisalpinos colores

vírgenes todavía de una patria naciente.

Los liberales en los aromas del aire salubre

resplandecían como vitrinas de orífices

y el opulento Catolicismo barroco

pesaba sólo en los muros rosados de las Iglesias.

 

Parma, un sendero y la sonrisa de mi madre.

Sobre esta breve aparición

el crepúsculo de una época dichosa

que corroe y destiñe el oro del Apenino.

Y tú, Italia, haces de Parma un artífice

de blancos recuerdos en las plazas ducales,

de hojas que en las veredas padanas

expiran hálitos de otoños aterciopelados.

 

Y he aquí Otoño que muerde castaños de la Vía Semlia,

que baña sotobosques traspasados de sol

donde muchachos eslavos saben de las cortezas…

Mas si las prímulas tiñeron de rosa la sombra

y los pastos en las atónitas laderas de los montes,

al sol durmiente, se inflamaron entre aromas,

tú, Italia, eres Verano de Idria,

verdeoscuro verano de la Vía degli Amori.

 

En los Euganei desvanecidos como nieve al alba,

a lo largo del Tíber donde aspira el crepúsculo

por la nariz de los rebaños extasiados

el aroma del agua latina,

en el valle de Ossola encendido de tenue verde,

en los antros mediterráneos del Aniene…

del Veintiuno al Cincuenta, años perdidos…

tan sólo de recuerdo, tú, Italia matutina…

 

[Pier Paolo Pasolini  (1922-1975) por Ricardo Molina (1917-1968)

en un poema publicado en octubre-noviembre en el número 4 de la revista de poesía  CÁNTICO

2ª época (Córdoba, 1954)]

 

Antonio Mairena y Ricardo MolinaRicardo Molina y Antonio Mairena

 

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(1)«Después de 1954 no ha nacido ni obrado hasta hoy ninguna promoción de valores seguros y absolutos, aunque muchos jóvenes —los mejores— hayan seguido fielmente la lección de los maestros del 14, del 25 y del 40. Ya indiqué el caso tan raro y curioso en la antología de Spagnoletti que, con la de Anceschi, es fidedigna críticamente: de esta cuarta promoción no ofrece más que los extremos generacionales con Pier Paolo Pasolini, nacido en 1922, refinado poeta dialectal friulano en aura casi neoprovenzal, además de ser lírico en lengua, y Alda Merini, nacida en 1931, que concluyo con su fino y culto delirio órfico-hermético un ciclo de período: el título de su librito, Presenza d’Orfeo, evoca los Canti orfici de Campana. Entre Pasolini y la Merini el vacío, llenado por nuevas obras de las generaciones antecedentes.»

 

[Oreste Macrí, (1913-1998) «Carta sobre la poesía italiana del siglo XX»

CANTICO, núm. 4, octubre-noviembre de 1954]

Oreste Macrí 1987

Oreste Macrí

1987

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(2)«Antes de ser recogido en el conjunto de la obra que hoy se conoce, cada uno de los once poemetti que componen Las cenizas de Gramsci fue publicado individualmente en diversas revistas o en plaquettes desde 1951 hasta mayo de 1957, fecha última en que aparece «La tierra de trabajo» en Nuovi Argomenti, dirigida entonces y fundada por Alberto Moravia (uno de sus más grandes valedores y fiel amigo) y Alberto Carocci (también fundador en los años veinte de la mítica Solaria). Algunas de estas híbridas composiciones, tan lírica y narrativas a la vez, tuvieron en aquellas primeras versiones distintos títulos y leves variantes que no merece la pena señalar ahora. De cualquier modo la obra finalmente se publicó con orden cronológico a su redacción —excepto «Cuadros friulanos», antepuesto por razones temáticas, de materia descriptiva— en dos series, y otra de cuatro, divididas por la composición central y homónima del poemario.

         Nada más aparecer el libro fue un éxito de crítica y de público, caso extraño tratándose de un conjunto de poemas.»

 

[«Introducción» por Stéphanie Ameri y Juan Carlos Abril

 a Las cenizas de Gramsci 1957, Pier Paolo Pasolini.

Visor libros. Pág. 8 y 9. Madrid, 2009]


MOSTRE: A ROMA TRE MOSTRE DEDICATE A PASOLINI

Pasolini davanti alla tomba di Gramsci

Foto: Paola Severi Michelangeli

1970

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(3)«Hemos buscado «Italia», su Capitolo II, en Las cenizas de Gramsci que Visor-Libros edita en 2009 bajo la dirección de Stéphanie Ameri y Juan Carlos Abril, y no hemos encontrado este poema que tradujo el poeta, editor y profesor cordobés Ricardo Molina y que en Córdoba editó en 1954 en la revista de literatura CÁNTICO, que codirigía con Pablo García Baena y Juan Bernier. Destacamos dos detalles en los que reparamos ante las dos faltas: las menciones a la revista española (citan los editores sólo revistas italianas) y a la traducción a nuestro idioma por el andaluz de un poema del boloñés que, siguiendo a Ameri-Abril sería de los publicados individualmente «en diversas revistas o en plaquettes desde 1951 hasta mayo de 1957».

Leemos en la introducción a Las cenizas de Gramsci que «Algunas de estas híbridas composiciones, tan líricas y narrativas a la vez, tuvieron en aquellas primeras versiones distintos títulos y leves variantes (…)», y hemos buscado, siempre pendiente la busca de más lecturas, en la edición de Ameri-Abril y no hemos encontrado «Italia», ni en fragmentos que hubieran sido repartidos por el autor entre otros textos. Nada, ni rastro del poema.

Y sin embargo, el poema de Pasolini que publican en 1954 los poetas de CÁNTICO, en aquella Córdoba remota en el tiempo, y, acaso hoy, muy oculta (prefiero decirlo así que escribir desaparecida), extraña en el espacio también, en algún momento del proceso generativo del poemario pasoliniano formó parte de los cuerpos de texto de cuya orgía literaria y vital brotara «uno de los episodios poéticamente más válidos de los últimos años (Seroni, 1957)» —según citan los de Visor—, y donde nosotros desde «CARMINA» nos parece comprobar que en su elección para aquel número 4 de la II Época de CÁNTICO fueron muy acertados los del grupo andaluz, y que ello no debe suponer sólo una coincidencia.

 

[Texto: Gabi Mendoza Ugalde 2013]

2 comments.

  1. Gabi tú también?. Pues yo también. Hay un poema inédito de Vicente Núñez que se conserva en los archivos de Ricardo Molina…

    ¿De dónde vienes, Ricardo Molina,
    con los dedos cayéndosete de mojados efluvios
    y la espalda sembrada de ortigas pubescentes?.
    Es de algún río, sí,
    de algún río ignorado que sólo tú conoces
    y que guardan tus brazos,
    como una vena larga escondida entre pieles.

    Decididamente Cántico siempre fue concordoconcupiscencia.

    A.L.

  2. Bello poema. Y misterioso. Probablemente certero. Gracias por traerlo aquí.

    Gabi M. U.

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