FERNANDA DE UTRERA. Por Rafael Rodríguez González, 2003

3 Fernanda de Utrera

Fernanda de Utrera

«El texto que sigue corresponde a la carta que Rafael Rodríguez dirigió a su amigo Patricio argumentando su negativa a escribir sobre Fernanda de Utrera. Pero se le pudo convencer de publicar, tras no pocos intentos, precisamente dicha carta.»

Fernanda de Utrera y Diego del Gastor

Fernanda de Utrera y Diego del Gastor

Amigo Patricio:

Seguramente habrá sido cosa del editor de la revista de Feria lo de que me propusieras escribir; y tú, tan ocurrente siempre, el que habrá tenido la brillante idea de que lo haga sobre Fernanda. Digo brillante por la elegida, pero no por la idea. Porque lo que no se puede hacer, al menos para quien no tiene por qué, es volver una y otra vez sobre las cosas mil veces dichas, aun siendo verdades tantas de ellas. Querer escribir sobre Fernanda es como querer hacerlo de los sonidos de la noche -y del día- en la Amazonia.

Escribir sobre Fernanda…, casi ná. No será porque no tenga cosas que decir de esa mi emperatriz, sino porque nunca, ni ahora ni aunque pasaran mil años, me atrevería yo a intentar reflejar lo que Fernanda es en el cante gitano, o llámalo mejor, en este caso, Arte gitano. Si algunos otros osan escribir, relatar y hasta poetizar sobre lo que mana de Fernanda, pues muy bien. Aunque fíjate que en todos los artículos que he leído estos días atrás, al hilo de su ochenta cumpleaños, se vuelve al tópico -basado en una verdad que es absoluta- de Fernanda como la reina del cante por soleá. Pues claro que sí, pero es que aún más es la Diosa de la bulería. Nadie ha podido llegar -y ya nadie llegará- adonde Fernanda. Ella hace en la bulería todos los cantes y de un modo ni siquiera sujeto a imitación. O fíjate lo que escribió un ya longevo periodista «la voz opaca…» ¿¡Cómo que opaca, si a su través se ven las delicias!? Ya se dice lo que sea sin saber las palabras que se emplean.

Bernarda y Fernanda de Utrera

Antonio Mairena, Juan Talega, Bernarda, Fernanda de Utrera, Manolito María, Platero de Alcalá y Diego del Gastor

Además, Patri, tú sabes, porque tú eres uno de esos, que habrá quienes digan ¿y qué tiene que ver la Fernanda con Alcalá como para dedicarle espacio en la revista de nuestra Feria? Y no sabrán o no tendrán en cuenta que Fernanda ha estado viniendo a Alcalá con más frecuencia que algunos va a Sevilla. Las fiestas y reuniones en el Derribo y en la calle Ángel con Manolito María, otras con Antoñito el del Bar España, su presencia en un puñado de festivales, en otros locales y en reuniones familiares… Pero escribir de eso sería ponerse a hacer un anecdotario, que a lo mejor no me atrae ni considero importante porque no estoy capacitado para ello.

El Platero de Alcalá

¿Cómo explicar lo inexplicable? Cómo dar a entender desde un papel la expresión que sale de lo racial y se conjuga con la suma de todas las esencias, llegando a la máxima cumbre; eso sí que es un problema irresoluble. ¿Cómo se puede hablar o escribir tanto, tantísimo, del llamado Arte flamenco, que sólo llega a Arte en contadas ocasiones? Así que, Patricio, díle a monsieur Ordóñez que escribir sobre Fernanda puede hacerlo mucha gente, y si es sobre el cante en general, aún más, pero que yo no me meto en una misión imposible.

Antonio Mairena

Antonio Mairena

Tú sí sabes desde hace tiempo lo que hay que hacer. La espléndida tecnología de la que hoy gozamos nos lo hace posible. Hoy podemos escuchar a Fernanda cuando mejor y más bellamente ha cantado: en las fiestas en Morón, con Diego del Gastor, Manolito, Perrate, Joselero, Fernandillo, Juan Talega, la niña Amparo y otros; pero también en algún que otro festival, como en aquel de Ronda en el que metió por bulerías una bella canción canaria que jamás hubiera podido soñar nadie que se pudiera cantar de esa manera tan fiel al original y a la vez tan elevada al quinto cielo. Tú tienes, Patri, bastantes de esas grabaciones (la que hizo la Diputación es magnífica), al menos las suficientes para que no puedas discutirme que sobre Fernanda no se puede escribir, salvo de la forma que te decía al principio de esta carta de la que ya me estoy cansando (cuando la termine voy a poner la cinta donde está esa canción canaria), es decir, de forma anecdótica. Sí, se podría hablar de su belleza concretada en su personalidad irresistible, en su educación, no ya fina sino exquisita, en su memoria, en su ser agradecido, en su ausencia de servilismo, pero eso lo sabe cualquiera que la mire o la haya mirado a la cara. La única forma de conocer a Fernanda, a esa mujer de 80 años que ya no vamos a ver más de fiesta ni en ningún escenario, es escucharla, que no sólo oírla. Pero la verdad es que tampoco todo el mundo tiene acceso interior a ello. Y cosas como ésta no se pueden escribir, Patricio, porque en seguida saltan diciendo que si uno se cree un elegido de Dios y cosas de esas. Ojalá que sean muchas las personas con capacidad para escucharla. Y entonces conocerán la conjunción, o mejor, la fusión, del Arte y la Naturaleza. Escucharla en esas grabaciones, aunque en los discos también, escucharla y comparar. No encontrarán nada mejor, ni igual. Y todo ésto ¿cómo se dice por escrito? Que la escuchen y ustedes dejarse de tonterías.

Tu amigo a pesar de todo,

Rafael.

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