LAS CORRIDAS DE TOROS SON LO DE MENOS. Por Enrique González Arias (Barcelona 2011)

A la hora de empezar a escribir este artículo, se está arrastrando a Dudalegre, último toro muerto a estoque, en la Monumental de Barcelona. No voy a relatarles a ustedes, el proceloso camino –de una impecable legalidad y a la espera de que se pronuncien otras instancias-, que nos ha traído a esta situación. Pero sí, que me voy a permitir, hacer algunas consideraciones sobre este asunto, que les aseguro, no se ciñen a la prohibición o no, de un espectáculo y que entre los pliegues de este capote se esconden intenciones no tan cándidas. Desde un tiempo a esta parte, sobre todo, desde que se empezaron a notar los primeros olores de putrefacción del Tripartito, el movimiento de aquéllos, que manejan entre sus fines intenciones soberanitas para Cataluña –sectores de CIU, desertores ultras de ERC y grupúsculos rupturistas-, han encontrado un terreno en donde plantar la semilla del adeu Espanya, que abonado de forma adecuada, léase, sentencias del TC sobre el Estatuto, la consideración del castellano como lengua vehicular en la enseñanza y los intentos de conseguir un nuevo concierto económico, similar al navarro o el vasco y todo ello regado con el victimismo que nos caracteriza, han dado lugar a la aparición de unos brotes verdes, que la verdad, hoy empiezan a preocupar y no precisamente en escasa medida. Y como a toda acción sigue una reacción, también empiezan a aflorar grupúsculos independientes españolistas, no vinculados a ningún partido. A la larga y si el sentido común no lo remedia, estamos incubando el huevo de serpiente del enfrentamiento intercomunitario, y esto sí que sería preocupante. Pues bien, lo de los toros es un frente más de esta pugna que, por el momento, solamente alcanza el nivel de escaramuzas y que han convenido hacerlos bandera por ambas partes, dentro de un marco de inoportunidad inconscientemente manifiesta.

            La Monumental de Barcelona, abonada al menos de media entrada, asentaba en sus tendidos a gentes que peinan canas, grupos de exigentes y ortodoxos aficionados, procedentes del Midí francés y cincuenta despistados turistas japoneses que pasaban por allí. Aunque últimamente el fenómeno José Tomás parecía haber animado algo más la situación. Engordar para morir. Con estos mimbres, el coso estaba destinado a una melancólica muerte en solitud. La prohibición por el contrario la ha convertido en mártir, para los taurófilos y en trofeo para los animalistas, que por otro lado no han movido un dedo para combatir los corre bous, tradición más que arraigada en el sur y el interior de Cataluña, importantes viveros de votos convergentes y republicanos. Pero hay más. Se ha intentado tergiversar la Historia y en eso los nacionalistas son consumados maestros –véase el mito de Rafael de Casanova-, de una forma torticera y falaz, presentando a las corridas de toros como una imposición españolista, cuando desde hace más de seiscientos años que en todo el territorio catalán se celebran espectáculos taurinos. Un ejemplo, en la plaza mayor de Vic, se corrían toros cuatrocientos cincuenta años antes de que se bailara por primera vez una sardana. Repite un embeleco mil veces y se convertirá en dogma de fe. Atengámonos a las consecuencias. El domingo de marras, una señora de algo más de cuarenta años, con pinta de profesora universitaria, se dirigía a la Monumental con su entrada en la mano, cuando se cruzó con un grupo de antitaurinos que protestaban. Increpándoles en un perfecto catalán del Alt Camp de Tarragona, les llamó ignorants. Una de las componentes del grupo de reparones, con un acento almeriense-murciano y en castellano la recriminó diciéndole: «¡¡Y tú Española!!». Al final –ya verán ustedes-, resultará que las corridas de toros serán lo de menos.

PD: … Y Artur Mas y su alusión a los niños sevillanos, malagueños y gallegos. Solamente hacer referencia a la cita platónica que dice: «El sabio habla porque tiene algo que decir. El necio habla porque tiene que decir algo.»

La Monumental de Barcelona
1916

One comment.

  1. […] entre los pliegues de este capote se esconden intenciones no tan cándidas. Desde un tiempo a […] Articulo originalBlogs […]

Post a comment.